Es uno de los grandes cantantes de nuestro tiempo. El tenor tinerfeño Celso Albelo debuta en Melómano con una entrevista en la que hemos descubierto a la voz y al hombre. Cercano, risueño y directo, el cantante nos ha hablado de su vida, planes de futuro y, en especial, de bel canto. ¡Que suba el telón!
Alejo Palau: En el bel canto parece que, en general, se opta por producciones más estáticas.
Celso Albelo: Es muy difícil poner en escena el bel canto, precisamente por esto que dices. Las exigencias vocales son muchas y no puedes hacer según qué cosas. Pero hay producciones muy dinámicas y divertidas en la que tienes gran cantidad de movimientos, como en la producción de La fille du régiment de Laurent Pelly.
A. P. : Menciona los sobreagudos, ¿cree que un agudo vende más?
Celso Albelo: Los tenores deben tener los agudos bien puestos. Creo que el agudo es la última parte de una tarta y debe estar muy bien elaborado. Pero eso también depende de cada persona, porque hay gente que siempre destaca más los agudos que el fraseo y viceversa.
Los agudos son consecuencia de una serie de cosas que están detrás. Hay gente que me dice que yo tengo mucha facilidad para el agudo, y puede ser cierto, pero detrás de eso hay todo un trabajo que te permite llegar ahí de una manera más desahogada. Y el bel canto no es solo un agudo; el bel canto es una media voz, un canto legato y ese abandono romántico se tiene o no se tiene. Es de las pocas cosas que no se pueden estudiar. Y hay gente que me dice que lo tengo y otras que dicen que soy un «cacho cartón».
Celso Albelo: «La ópera es un espectáculo total»
A. P. : Además de Bellini, Donizetti también es un compositor con el que tiene una relación muy estrecha. De hecho, el año pasado debutó en la Metropolitan Opera de Nueva York con el Roberto de Maria Stuarda. ¿Cómo fue la experiencia?
Celso Albelo: Estar ahí impone. Creo que para todo cantante La Scala y Metropolitan son dos de los grandes sueños. Yo había tenido la suerte de cantar en todos los grandes teatros y Nueva York era la meca a alcanzar. Los primeros días me costó asimilar que estaba ahí, pero cuando empecé a trabajar no tuve tiempo de pararme en este tipo de sensaciones, así que empecé a disfrutar. ¡Y disfruté mucho!
A. P. : ¿Y qué tal el público? Siempre dicen que el público americano aplaude más que el europeo.
Celso Albelo: ¡A mí siempre me han aplaudido bastante en todos lados! (risas) Son culturas diferentes, pero lo que está claro es que si lo haces mal, tanto en un lado como en el otro, protestan.
A. P. : Usted canta con mucha regularidad en Italia. ¿Se exige más ahí a la hora de hacer bel canto?
Celso Albelo: En Italia son bastante exigentes en una tradición vocal. Les gustan las voces que están colocadas delante, a la italiana, y cuando intentas suplir carencias técnicas con ciertos manierismos que no encajan ni con el estilo ni con la tradición, se molestan y abuchean. Pero eso forma parte de su cultura.
A. P. : Si repasamos su carrera, vemos que ha compartido reparto con sopranos de bel canto pero que, cada una, tiene un estilo diferente. Y me refiero a Mariella Devia, Elena Mosuc, Jessica Pratt, Edita Gruberova, Sondra Radvanovsky, Desirée Rancatore…
Celso Albelo: ¡Impresiona, eh! Cuando cantas al lado de personajes como estos te das cuenta de por qué realmente son tan grandes. Porque cada una tiene muy claro cuáles son sus armas fuertes y son muy inteligentes cantando. Y tienen una capacidad de atraer a la gente que no es la habitual. Son extraordinarias.
A. P. : ¿El hecho de que cada una tenga un estilo distinto le obliga a adaptar su forma de cantar?
Celso Albelo: No particularmente porque, aunque son cambios muy sutiles, el estilo es siempre el mismo. Ellas son conocidas porque son quienes son, pero yo soy Celso Albelo y también tengo que ser fiel a mis características. Siempre sin estar cerrado, porque está claro que he aprendido mucho al lado de gente como esta. Lo importante no es ir en contra, sino remar todos en la misma dirección.
Celso Albelo: «El agudo es la última parte de una tarta y debe estar muy bien elaborado»
A. P. : Además del bel canto, que es su repertorio natural, también ha añadido a su repertorio el rol de Werther y el mes pasado debutó con el Nicias, de la ópera Thaïs de Massenet. ¿Hacia dónde cree que irá su voz en los próximos años?
Celso Albelo: Creo que lo principal es mantenerse. Es curioso que una de las primeras cosas internacionales que hice fue Ernesto de Don Pasquale hace doce años en Zurich y hace un año lo he cantado en el Bolshoi y lo sigo cantando tranquilo.
Pero hay cosas que cambian, y no tanto por el tema vocal, sino por la edad de los personajes. Todavía soy joven, pero llega un punto en que no puedes seguir cantando roles de joven si ya no lo eres. Un personaje con el que debute el pasado año es el de Gennaro de Lucrezia Borgia, ópera que abrió la temporada de la ABAO.
Después quiero seguir profundizando en Werther. Massenet tiene una escritura completamente diferente, pero se adapta mucho más al bel canto de lo que la gente cree. Es una delicadeza en las líneas, con fraseo francés.
A. P. : De hecho, Massenet recoge el legado bel cantista y es un poco su continuación, al igual que Mozart fue el paso previo a este repertorio.
Celso Albelo: Exactamente, aunque nunca he hecho Mozart en escena. Tengo en repertorio Ferrando de Così fan Tutte y don Ottavio de Don Giovanni, pero no los he debutado. Mozart es muy peligroso para la voz, porque se requiere una ductilidad que, si no estás preparado, te hace encontrar recursos que no son los más adecuados y, al final, terminas estrechando la voz y colocando el sonido en la nariz. Es una música que no deja que la voz se desarrolle. Además, estilísticamente, ahora buscan cantantes que tengan un estilo muy pulcro y lavado.
A. P. : ¿Qué diría a esas personas que critican el bel canto porque dicen que es una música superficial y poco elaborada?
Celso Albelo: Yo soy incapaz de decir que la música de cualquier gran maestro es banal. Quizá sea poca capacidad de entender ciertas cosas. En la música hay varias maneras de mostrar tu virtuosismo musical. Una es poniendo muchas notas, otra es con esas grandes orquestaciones llenas de color y otra es jugando con atmósferas.
Tienes que ser un virtuoso del sentimiento a través de la música. Con poco tienes que crear una ambientación. Yo he hecho bel canto por todo el mundo, pero te vas a Alemania que, a priori, puede parecer un lugar muy frío para este repertorio, y tendrías que ver el respeto que tienen por estas obras.
El bel canto es una música que cambia constantemente, especialmente Bellini, con mucho contraste rítmico y de color. Si dentro de esa sencillez no eres capaz de crear una atmósfera importante, no es problema del compositor ni del estilo, sino de la gente que lo está escuchando.
Celso Albelo: «La zarzuela debería tener una segunda oportunidad»
A. P. : Hace un tiempo participó en la ópera Der Rosenkavalier de Richard Strauss con el papel de Un cantante italiano, ¿cómo se encontró rodeado de voces que no hacen su repertorio?
Celso Albelo: La hice con Zubin Mehta y con Kirill Petrenko. Ese personaje es un guiño de Strauss al estilo italiano. Fue muy curioso, porque cuando te oyen cantar te miran y se sorprenden. Cuando te escuchan con tu línea vocal y tu fraseo se quedan escuchándote con atención. Ellos tienen una forma de cantar muy diferente y más agresiva.
A. P. : Además de ópera, también ha hecho zarzuela, un género que parece que en España cada vez está más fuera de los grandes teatros.
Celso Albelo: Yo creo que la zarzuela debería tener una segunda oportunidad, porque hay cosas que son realmente muy buenas. Se deberían dar también más medios y apoyarla más desde los artistas y las instituciones, porque es patrimonio de la música de nuestro país.
Yo intento poner mi granito de arena cuando estoy en el extranjero. Hace poco canté Marina en el Teatro de la Zarzuela, con un reparto importante, fueron más de veinte funciones y estaba el teatro lleno. Y ahí se ve que cuando las cosas se hacen con cariño y con ciertas garantías, funcionan.
Yo espero volver pronto, porque el Teatro de la Zarzuela es el mayor exponente del género en el mundo. Quien es un ejemplo para esto es Plácido Domingo, que ha llevado la zarzuela por todo el planeta.
Celso Albelo: «Canarias está viviendo un momento vocal dorado»
A. P. : Pertenece a una generación de cantantes canarios como Jorge de León, Yolanda Auyanet o Nancy Fabiola Herrera, cuyo claro precursor es Alfredo Kraus, pero, ¿de dónde nace esa afición canaria por la ópera?
Celso Albelo: Creo que Canarias está viviendo un momento dorado en ese sentido, porque somos muchos y a un nivel muy importante. Además, antes, las grandes compañías cuando se iban a hacer las Américas paraban en Canarias. Por allí han pasado Del Monaco, Corelli, la Callas o Tebaldi, entre muchos otros.
Paralelamente, hay varios factores, como el clima que es muy bueno, hay mucho folclore y casi todos tocamos la guitarra. Los canarios nos reunimos y hablamos y cantamos, y la gente se divierte mucho con la música. Con los años, nuestro folclore se ha enriquecido mucho con el insular y el sudamericano.
Cuando se mezclan ciertas cosas salen otras muy interesantes. Canarias ha sido siempre un embudo de culturas muy diferentes. Y, al final, todos tenemos esa tradición española en la que figuran voces como Gayarre, Hipólito Lázaro, Aragall, Carreras, Domingo, Lavirgen o Alfredo Kraus.
A. P. : ¿Qué ha cambiado en usted desde que debutó en Zurich con ese Ernesto hace doce años?
Celso Albelo: Si te digo que nada, estaría mintiendo. Supongo que ha cambiado en mí lo normal, porque son muchas alegrías, pero también son muchas desilusiones. No todo ha sido siempre tan sencillo. Pero de lo que estoy muy orgulloso es de que, al igual que antes, sigo siendo una persona muy optimista. Me tomo las cosas con más calma y, aunque tengo la ambición de seguir con proyectos interesantes, soy bastante deportivo. Si sale, bien, y si no, no pasa nada.
Celso exprés
Un cantante: Alfredo Kraus.
Mejor compañero de reparto: no te puedo dar un nombre, soy un tío afortunado en eso.
Comida favorita: el plátano.
Lugar favorito del mundo: mi hogar.
Teatro favorito: el cuarto de mi niño.
Un disco: Primavera de Nahuel Pennisi.
Un libro: Cartas sobre la tolerancia de John Locke.
Lo que más echas de menos cuando viajas: reunirme con los amigos de toda la vida.
Ritual antes de salir a escena: dar un beso a mi mujer y a mi niño.
Lo que más detestas en el mundo: la mediocridad.
Alejo Palau
@apalaut