José Prieto Marugán
Caballero de Gracia… internacional.
En italiano: Cavalieri di Grazia mi chiamo,
effetivamente ognun lo sa.
Sono i’idoldi di tutto il paese
é segnato a ditto in societtá.
En portugués: Elegante Chiado me chaman,
e realmente, com razao;
sim, eu seu um bijou muito chie,
uma falbva de rosa, um boato:
En quéchua: Keacha viracoche nirihueaneu
y ginallapuni canimin,
yachallascea recsihuasecancura
munusnihireyau tucui llajtapi.
Prueben ustedes a cantar estas letras con la conocida música. Resulta un ejercicio simpático.
Música difícil.
“La Novena Sinfonía [de Beethoven, claro está], es difícil. A veces no lo hace bien el coro. Rara vez lo hacen bien los solistas. Otras veces no está bien la orquesta. Y otras soy yo el que no lo hace bien. ¿Saben una cosa? Todavía no acabo de entender el primer movimiento” (Arturo Toscanini, director de orquesta).
Con las opiniones de este hombre nunca sabe uno a qué carta quedarse. Menos mal que tuvo la modestia de reconocer que él también podía hacer cosas no demasiado bien. Si recordamos que Toscanini era un perfeccionista, tiene mucho valor su reconocimiento. Pero, ¡mira que decir que no entiende la Novena!
Personaje real.
Nació en Calatayud en 1819 y murió, en Madrid, el 12 de agosto de 1894. Se llamaba María de los Dolores Peinador Narvión.. Huérfana de madre a los seis años se convirtió en una joven bella y se enamoró de un ex militar llamado Estevan Tovar que pretendía la fortuna que había dejado Delfina Manuela Narvión, madre de Dolores. Su padre, el juez Blas Peinador, se opuso y el asunto terminó en los tribunales. La historia se hizo popular y fue la comidilla del pueblo. La justicia falló a favor de Dolores y Estevan, que se habían casado en secreto; obtuvieron la herencia y la dilapidaron en poco tiempo. El matrimonio, arruinado, se trasladó a Madrid, donde vivieron en la calle Jardines y donde Dolores murió a los 75 años.
No parece que haya base histórica para apoyar la ofensiva coplilla que tiene a esta mujer como protagonista.
No tan dulce.
Sin embargo, parece que en el escenario no era tan dulce: dicen que saboteaba las intervenciones de otras sopranos y hacía cualquier cosa para atraer la atención hacia su persona. Se cuenta que, al terminar una representación, el tenor John McCirnak se dirigió al proscenio para saludar y recibir con ella los aplausos del público. La Melba le apartó violentamente diciendo:
– ¡En este teatro nadie saluda junto a Nelly Melba!.
Desconocemos la reacción del tenor, pero si no podía saludar “junto” a la Melba, quizá prefería recibir los aplausos solo. Ya lo dice la sabiduría popular, a veces es mejor solo….
Casi no se estrenan.
El día 29 de febrero sólo existe una vez cada cuatro años. Siendo en extremo rigurosos, puede decirse que quienes nacen en este día (como Rossini) sólo pueden celebrar su nacimiento cada cuatro años. Ahora bien, ¿cumplen un año o cuatro?.
Hacemos esta broma insulsa sólo para recordar algunas obras musicales que se escucharon por primera vez en el último día de un febrero bisiesto: La muda de Portici, ópera de Daniel François Auber (29-2-1828); Los hugonotes, conocida obra dramática de Meyerbeer (29-2-1836); Sinfonía número 5, de Pedro Miguel Marqués (29-2-1880),
En cuanto a zarzuelas, hemos encontrado las siguientes: El reloj de cuco, zarzuela cómica de Tomás Bretón (29-2-1898); Aragón, tierra bravía, zarzuela de costumbres aragonesas, de Salvador Rovira (29-2-1952).
Ignorancia y prudencia.
– Are you an eunuc? (¿Es usted eunuco?).
– No, I am unic! (¡No, Yo soy único!).
Es hasta cierto punto comprensible la curiosidad que despiertan estos cantantes, pero hacer preguntas como esa, es muestra de impertinencia e ignorancia. Como si le preguntáramos a una soprano si la potencia de sus agudos se debe a sus grandes … dotes. En fin.
Menos mal que Deller demostró tanta habilidad como elegancia, porque bien pudo haberle dicho a la señora eso de que el movimiento se demuestra andando. Claro que le hubieran tachado de machista.
Como un ángel.
Ensayaba Julián Gayarre la ópera La Gioconda de Amilcare Ponchielli, que estrenó en el Teatro alla Scala de Milán, el 8-4-1876, cuando preguntó al compositor que desde qué lugar del escenario debía cantar la romanza “Cielo e mar”. El compositor, ensimismado por la interpretación del tenor roncalés (no hay que olvidar que “Cielo e mar” sería luego una de sus creaciones mas impresionantes), contestó: “Cantes desde donde cantes, siempre lo harás como un ángel”.
En tiempos remotos se discutió sobre el sexo de los ángeles y los eruditos no llegaron a ninguna conclusión; para saber cómo cantan estos seres, tenemos, por lo menos una referencia.