Por José Prieto Marugán
Las mujeres de Beethoven
La acusación de misoginia (aversión u odio a las mujeres) a Beethoven no se sostiene, si consideramos la relación de damas con las que mantuvo algún tipo de relación. Ahí va la lista:
- Josephine Deym, hermana de Teresa von Brunswick.
- Giulietta Giucciardi (que casó con el conde Gallenberg).
- Julie von Vering.
- Bettina Brentano.
- Marie Bigot.
- Elizabeth Röckel.
- Magdalena Willman (dijo de él que “era feo y estaba medio loco”).
- Teresa Malfatti (casó con un aristócrata y dijo preferir “al criado [de Beethoven] antes que al amo”).
- Antonie Brentano (cuñada de Bettina, de soltera Antonine von Birkenscock).
- Dorothea Ertmann.
- Elise von der Recke.
- Princesa Marie Liechtenstein.
- Antoine Adamberger.
- Amalie Sebald.
- Rahel Levin.
- Condesa Marie Edrödy.
- Marie Pachler-Koschak.
La capacidad enamoradiza del compositor fue definida por Thayer Alexander Wheelock, uno de sus biógrafos como: “Una pasión absorbente pero temporaria, que dura hasta que su objeto contrae matrimonio con un amante más favorecido, deja el lugar a otra destinada a terminar de manera semejante, hasta que al fin se disipa por completo la esperanza en la posibilidad de un vínculo permanente y constante con una persona”.
¿Qué es la música? – Visión científica
(Definiciones procedentes del antiguo Boletín de Programación de Radio Clásica)
La mayoría considera la música como un arte, pero no falta –incluso entre los profesionales– quien se inclina por una definición de base o estructura científica. Definiciones desde la más aséptica a lo sencillo o a lo casi metafísico.
- “La combinación de sonidos con el tiempo” (Alfredo Aracil, compositor español).
- “La más simple que aprendí al empezar a estudiar solfeo: el arte de combinar los sonidos y éstos con el tiempo” (Manuel del Campo, pianista español).
- «Organización artística de relaciones de índole acústica» (José Iges, compositor español).
- «Estructuras formales lógicas, llenas de sonido» (José Luis García del Busto, crítico musical).
- «Sistema de relaciones en el tiempo» (José Ramón Encinar, director de orquesta).
- «Sonido y tiempo organizados para producir belleza» (Julio García Casas, pianista)
Aprovechando influencias
Gustavo Villasante, representante de la Compañía Lírica de Matilde Vázquez, dirige una carta el 24 de julio de 1950, a Jacinto Guerrero para que aprovechando su “personal simpatía, las buenas relaciones en las altas esferas oficiales y su dinamismo y actividad”, trate de conseguir
- Que el servicio de tranvías, autobuses y trolebuses, funcione permanentemente durante toda la noche. aunque desde las 4 de la madrugada a las 7 de la mañana, las tarifas sufran un aumento.
- Que, igual que se autoriza a tener abiertas las farmacias durante la noche, debe permitirse que los Cafés cierren a la hora que estimen oportuno, o al menos en cada distrito quede un Café abierto durante toda la noche, aunque esto se haga por riguroso turno si voluntariamente no se quiere hacer.
La cosa no parece imposible porque el peticionario anota: “Yo he podido comprobar cómo en Granada existen dos Cafés de distinta categoría abiertos toda la noche, y cómo en Sevilla permanece abierto durante toda la noche un ventorro que se llama El Barranco, donde sirven comida, café y refrescos sin otra limitación que la de abstenerse de servir bebidas alcohólicas, aunque para burlar esta orden, se sirven unos grandes vasos de líquido negro con una cucharilla dentro del vaso que simulando café puro, no es otra cosa que auténtico vino tinto”.
Músico dulce
No me dirán ustedes que no es edulcorada esta idea. Pero no es la única. Lean esta otra frase relacionada con el compositor noruego: “Tiene uno en la boca el gusto bizarro y encantador de un dulce rosa relleno de nieve”.
Aficionado despistado
El compositor Emilio Arrieta pasea con el editor Benito Zozaya por el escenario del Teatro Real cuando le aborda un abonado que le saluda efusivo:
– ¡Querido maestro! La otra noche aplaudí su última obra. ¡Es precioso El salto del pasiego!
Arrieta deshace el error. No, El salto del pasiego no es suyo, sino de Fernández Caballero.
– ¡Es verdad! ¡Qué cabeza la mía! Me refiero a El anillo de hierro. ¡Lindísima partitura!
– No, perdone, tampoco es mía: es de Miguel Marqués.
Y como el otro quedase corrido, le saca del apuro: es La guerra santa la obra de Arrieta a que el abonado quiere referirse.
– Sí, eso es; ya decía yo.
Se aleja el despistado y Arrieta comenta con Zozaya:
– A este buen señor la ha ocurrido lo que a un amigo mío, cuyas distracciones son memorables. Fue a casa de visita y dijo a la señora: “Mi enhorabuena más cordial!
– ¿Por qué, amigo mío?
– Por ese hermoso niño que acaba usted de tener.
– ¡Caballero! ¿No sabe usted que soy viuda?
– ¡Ah, es cierto! Me confundí. Perdóneme. En este momento… ¡creí que era usted soltera!
Hay gentes que deberían aprender que es mejor estar callado. Se aprende más y, sobre todo, no corre el riesgo de patinar.
Bien conservada
Manuel José Doyagüe (1755-1842), maestro de capilla de la Catedral de Salamanca y compositor, adquirió fama como autor de música religiosa. Su composición más celebrada fue un Magníficat, a cuatro voces, con instrumentos y órgano obligado, escrita en 1806. Al comienzo de la partitura está escrito que la obra “es la superior de todas sus composiciones, y está depositada en la urna de sus restos mortales, encerrada en una caja de cinc.”
No se puede negar la intención de conservar la partitura, pero habría sido mejor escucharla. Así podríamos valorar su calidad. El sentido de la música no es permanecer muda en un estuche, sino ser oída.