ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES
José Prieto Marugán
¡FILOSOFÍA BARATA!
(Dichos, proverbios, refranes… musicales)
El pandero
Instrumento de percusión humilde y sencillo, está formado por una estructura, redonda o cuadrada, sobre la que se tiende una membrana que se hace sonar con los dedos o la mano. Algunos pueden llevar insertas en la estructura unas sonajas, para hacer su sonido más brillante, potente y llamativo. Muy utilizado en nuestro folclore, no falta en la paremiología y aunque, cualquiera puede tocarlo, con tal que tenga un elemental sentido del ritmo, el refranero reconoce a quien lo sabe manejar con eficacia: En buenas manos está el pandero.
Este instrumento, a pesar de su simplicidad, tiene sus peligros: A la mujer loca, más le agrada el pandero que la toca (La moza loca, más quiere pandero que toca). No hacen falta explicaciones; tampoco las necesita este otro: Alfaya por alfaya, mas quiero pandero que no saya. Como alfaya equivale a alhaja, alguien ha actualizado el refrán: Alhaja por alhaja, más vale pandero que no sonaja.
Y ya que estamos reconociendo el peligro del pandero, es decir, de lo que representa, que es la fiesta y la diversión, conviene tener cuidado, porque No todo es vero lo que [dice] suena el pandero.
Hay quien opina que más vale una realidad que cien promesas, idea que está presente en nuestro refranero musical: Más vale un gusto que cien panderos. Y si hablamos de realidades, de certezas, de evidencias, tomemos nota de esta: Quien tiene dineros pinta (compra) panderos.
Lejos del terreno moral, la sabiduría popular nos recuerda que Tener cara de pandero o Tener la cara como un pandero equivale a tenerla redonda y de aspecto abobado. Y, ustedes perdonen, hemos de registrar una frase quizá políticamente inadecuada, pero muy expresiva: Tener el culo como un pandero, viene a significar poseerlo terso, tenso y, seguramente, suave.
La primera en la Scala
La primera directora de orquesta que actuó en el Teatro alla Scala de Milán fue la finlandesa Susanna Mälkki, nacida en Helsinki en 1963 y educada en la Academia Sibelius. En su debut milanés estrenó, en 2011, la ópera Quartett, de Luca Francesconi, con texto de Heiner Müller, sobre la novela Las amistades peligrosas, de Pierre Chordelos de Laclos. Con texto en inglés, fue interpretada por la soprano Sinead Mulhear como la Marquesa de Meretiul, y el barítono Robin Adams encarnando al Vizconde de Valmont. Quartet fue bien recibida pues escuchó seis minutos de aplausos.
Problemas con los idiomas
Tomo la historia de José Luis García del Busto que recuerda algunas peculiaridades ocurridas en los “Programas de Intercambio Internacional”, de la entonces Radio 2, hoy Radio Clásica. La historia es que, en alguna de las grabaciones que llegaban a Prado del Rey, venían acompañadas de la traducción de los títulos de las obras que contenían. Eran un detalle de cortesía. Pero, ¡ay!, si las imprentas siempre han tenido duendes, a los traductores siempre les acompañan traviesos geniecillos. Tres ejemplos: a la emisora española llegó un recital de piano que contenía la pieza Ruidillos del mar, de Albéniz, página desconocida por los expertos de RNE. Tras la escucha de la obra en cuestión, se trataba de Rumores de la Caleta. Otro: El título Éclats, que podemos traducir por “brillos”, del francés Pierre Boulez, fue traducido por Chispitas. Pero quizá lo que más sorprendió a los redactores de la emisora española fue recibir la Canción finlandesa, nada menos que de Manuel de Falla. Tras la sorpresa (¿sería una obra inédita?), el misterio quedó aclarado: se trataba del llamado “Romance del pescador”, de El amor brujo.
¡Qué problemas traen los idiomas!
Banquete sin fin de fiesta
Pepita Sevilla y tres tiples fueron procesadas por bailar una machicha en La diosa del placer. Como resultaron absueltas, se organizó un banquete en su honor como desagravio al que asistieron periodistas, escritores y gentes del teatro.
No consta que las agraviadas bailaran nada sobre una mesa como fin de fiesta. Tampoco consta la asistencia de ningún individuo de la judicatura.
La Faraona en la Zarzuela
Lola Flores recuerda su infancia más tierna, hacia los 10 años, cuando iba al colegio el poco tiempo que fue y dice: “Por aquel tiempo me reunía con los chiquillos del colegio, hacíamos teatro y cantaba yo Luisa Fernanda, fíjate tú, Lola Flores cantando Luisa Fernanda.
Lola Flores debutó en Madrid en el Teatro de la Zarzuela, en 1941, en un espectáculo de variedades de Juan Carcellé. Actuó de telonera siendo primera figura La Yankee. Cobró 100 pesetas.
Títulos comerciales
Cuando se empezó a trabajar en lo que sería Doña Francisquita, se barajaron varios títulos, entre ellos Doña Mariquita. Vives se opuso porque había en Madrid una chocolatería llamada, precisamente “Doña Mariquita”, y no quería que su obra fuera tachada, irónica y despectivamente, de “chocolatería en tres actos”.
Años después, con La rosa del azafrán, la historia pudo repetirse: “La rosa del azafrán” era el nombre de una conocida tienda de ultramarinos, pero esta vez Guerrero no tuvo inconveniente alguno en que su zarzuela llevara este nombre.
Allá cada uno; lo cierto es que ambos establecimientos se recuerdan por esta relación indirecta con las zarzuelas.
Pueblo agradecido
En la plaza de San Oronzo del pueblo italiano de Lecce, al sur de Italia, justo en el tacón de la bota, todos los días a las doce en punto, no se escucha el Ángelus, como es tradicional en algunas ciudades de tradición católica. Lo que suena, a todo volumen, es una interpretación -distinta en cada ocasión- de algún aria o canción popular. Las interpreta el mítico tenor Tito Schipa que allí nació el 27 de diciembre de 1888.
El gran cantante murió muy lejos de su patria chica, en Nueva York, el 16 de diciembre de 1965. Pero su pueblo no le olvida y este recuerdo diario seguramente es único en el mundo.