La sede de la Orquesta Filarmónica de Berlín cumple ya más de 50 años. Obra del arquitecto expresionista Hans Scharoun, constituye un ejemplo de cómo un auditorio puede intensificar la experiencia estética del público.
Si la música es un proceso de comunicación, además de contar con los mejores músicos emisores y un público receptor preparado y comprometido, necesitamos un canal de comunicación adecuado para garantizar una experiencia sonora óptima. Cuando la experiencia musical de la que estamos hablando es un concierto en directo ese canal de comunicación lo proporciona el auditorio, un auditorio que no sólo debe contar una buena acústica, sino que debe resultar estéticamente satisfactorio para los asistentes.
La sede de la Orquesta Filarmónica de Berlín, obra del arquitecto alemán Hans Scharoun, es un ejemplo de maestría en el diseño de auditorios, tanto desde el punto de vista del diseño arquitectónico como de la acústica. El auditorio, inaugurado hace ahora 51 años, el 15 de octubre de 1963, es un producto artístico que en sí mismo proporciona una parte significativa de la experiencia estética de aquel que se dispone a disfrutar de un concierto en su sala.
Hans Scharoun: expresionismo y arquitectura orgánica
Desarrolló sus primeros proyectos en la ciudad de Breslau, donde se estableció como arquitecto al finalizar la guerra. Organizó asimismo varias exposiciones, entre ellas la primera del grupo expresionista Die Brücke. Dedicó una buena parte de su carrera al diseño de casas unifamiliares. La construcción de la sede de la Filarmónica es considerada su primera gran obra y su éxito dio lugar a numerosos encargos posteriores.
Además de los principios expresionistas patentes en muchos de sus diseños, otras creaciones le convierten en uno de los mayores exponentes de la arquitectura orgánica, una filosofía de la arquitectura que busca la armonía entre el mundo natural y el hábitat humano, la integración de los edificios, mobiliarios y alrededores dando lugar a una composición unificada.
La ‘Berliner Philarmonie’: una historia de críticas y alabanzas
La Segunda Guerra Mundial vio la destrucción del antiguo edificio de la Filarmónica. A principios de la década de los 60 surgió el proyecto de crear un área cultural, el ‘Kulturforum’, de la cual la nueva sede de la orquesta, la ‘Berliner Philarmonie’, fue la primera obra en ser finalizada. Otros edificios culturales que componen este conjunto son la Biblioteca Estatal (‘Staatsbibliothek’) y el museo ‘Neue Nationalgalerie’ de Mies van der Rohe, también diseñados por Scharoun.
El auditorio, ubicado en el corazón del Berlín reunificado, en la zona de Potsdamer Platz, fue objeto de numerosas críticas en las primeras fases de su existencia. Los berlineses consideraron excéntricas sus inusuales formas y líneas asimétricas en todo el edificio, pero no aumentaron las muestras de rechazo una vez que se descubrió la excelente acústica que albergaba. “El circo de Karajan” fue el nombre con el que los berlineses bautizaron la sala, dado que el prestigioso director de orquesta Herbert von Karajan se encargó de la inauguración del edificio, una obra arquitectónica que se ha convertido en una de las más emblemáticas de Berlín y un modelo para muchos otros auditorios de alrededor del mundo.
Entre 1984 y 1987 se construyó, frente a la Filarmónica, la sala de música de cámara. El proyecto fue de Scharoun y Wisniewski, y comparte con la Filarmónica los mismos conceptos básicos de construcción. Se conoce a esta sala como la ‘pequeña filarmónica’ (‘Kleine Philarmonie’). La sala de cámara cuenta con 1180 sillas, mientras que el auditorio principal tiene una capacidad de 2440 personas.
Un iceberg visible desde distintos puntos de la ciudad
Música en el punto central
Merece ahora nuestra atención el espacio fundamental: la sala, el instrumento que atesora su estuche, que es el edificio. Si bien en salas de épocas anteriores el público se situaba enfrente del escenario, ésta es de las primeras veces en la historia en la que el público rodea el escenario de una sala de conciertos. Scharoun había observado que cada vez que los músicos interpretaban una pieza generaban un círculo a su alrededor de forma espontánea. El arquitecto se basó en este principio, desarrollando el proyecto de acuerdo con el lema “música en el punto central”. Hay una idea social que acompaña este hecho. Colocar al músico en el centro, de modo que todos lo vean, y todo el mundo vea a todo el mundo, es lograr una verdadera comunión ante el acto musical.
Cuando estamos sentados en la sala no somos conscientes de la proporción de público que hay en una zona u otra. Parece que estuviese igualmente distribuido, cuando realmente hay unos doscientos asientos en la zona del coro frente a unos 2000 delante del escenario. Este efecto óptico es especialmente idóneo al escuchar música. Se trata de lograr una impresión subjetiva de intimidad, la impresión de que no se trata de un evento multitudinario. Muchos auditorios como éste se diseñan de modo que el público en una plataforma de asientos vea directamente el escenario sin percatarse de la gente que hay debajo, dando la impresión de una mayor proximidad al escenario. Además de las ventajas acústicas, se trata de un aspecto visual importante.
Hacer lo máximo con lo mínimo
Efectos dramáticos
Mientras que en una gran parte de los auditorios encontramos una galería alrededor de la sala desde la que se accede a la misma, hay algo de dramático en el acceso a la sala de la Filarmónica de Berlín. Subir por una escalera de caracol, dar la vuelta y entrar en una pasarela en forma de tubo forma parte de un todo un proceso que desemboca en la salida hacia un espacio inmenso que es la sala. El recorrido de acceso a la sala ya crea en el público una tensión especial y podemos decir que constituye parte de la experiencia estética. Sobre este hecho el arquitecto neerlandés Jacob Behrend Bakema expresaba “los acceso y las salidas, las escaleras, las galerías y ascensores, cómo se conduce al visitante desde la calle hasta el asiento… son como un fragmento de urbanismo, cuyos principios de diseño me gustaría que rigiesen en ciudades enteras”.
Otros efectos dramáticos lo proporcionan el gran lucernario del vestíbulo y varias creaciones de otros artistas que se integran en el auditorio. Un ejemplo de esto último lo constituyen las vidrieras de colores del foyer. Las vidrieras en sí son parte de la construcción del arquitecto, pero el patrón de colores que se van degradando es obra de otro artista. Estamos ante una retícula un tanto inquietante, que puede recordar a las líneas torcidas en El Gabinete del Doctor Caligari, película muda de 1920 dirigida por Roberte Wiene, maravillosa muestra del cine del Expresionismo.
Una sala preparada para repertorios diversos
Una de las razones que explican que la sala sea blanca es la posibilidad de permitir la representación de obras como el Poema de fuego de Scriabin, donde la proyección de colores forma parte de los efectos de la composición.
Cabe destacar también el gran órgano de concierto del que dispone la sala. Con 72 registros, fue construido en 1965 por la empresa Schuke, de Berlín.
Disfrutar de la Filarmónica de Berlín desde nuestra propia casa
Poder disfrutar de un concierto de la Orquesta Filarmónica de Berlín en su propia sede, una de las más importantes salas de concierto de todo el mundo, es una experiencia que está fácilmente a nuestro alcance, sin salir de casa, gracias a la ‘sala digital’: http://www.digitalconcerthall.com/
Sin duda, recomendaríamos experimentar el edificio, la sala, y un concierto en directo en el propio Berlín, pero las nuevas tecnologías permiten otras modalidades de concierto que también merece la pena conocer. A través de la página antes mencionada podemos comprar entradas para visualizar desde nuestro ordenador más de 40 conciertos en directo por temporada, así como acceder a grabaciones de conciertos, entrevistas y conciertos educativos.
Realizar un paseo virtual (virtual tour) por el auditorio también es posible desde la página web de la Filarmónica: http://www.berliner-philharmoniker.de
Agradecimiento
No quiero terminar este acercamiento a uno de los más importantes auditorios del mundo sin darle las gracias a la arquitecta Dra. Susana Moreno Soriano, quien me descubrió las maravillas de esta sala y la importancia del trabajo de los arquitectos en el mundo profesional de la música. Tal como expresamos al principio, gracias a los arquitectos contamos con los canales de comunicación más idóneos, auditorios que optimizan la experiencia de disfrutar de un concierto en directo.