Por Benjamín Núñez
El 28 y 29 de enero vas a interpretar como solista con la Orquesta Sinfónica RTVE el Concierto para trompa núm. 2 en Mi bemol mayor de Richard Strauss. ¿Es la primera vez que tocas como solista esta obra? ¿Supone un reto para ti?
Sí, será la primera vez que interprete con una orquesta esta obra; en el año 2008 tuve la ocasión de interpretarlo en el recital final de mis estudios de máster, pero en aquel entonces fue con acompañamiento de piano.
Supone un reto y al mismo tiempo una ilusión muy gratificante para mí, ya que lo haré con mi querida orquesta, un sueño hecho realidad para cualquier intérprete de este país.
Desde el punto de vista de la sección de trompas, ¿su ejecución necesita mucha preparación previa?
Cualquier obra de Richard Strauss requiere de una preparación muy exhaustiva y meditada. En el caso de este concierto, hay que sumar la dificultad que supone acompañar a un solista. Además, en esta obra, precisamente, se pueden hacer versiones muy diferentes, por ello la exigencia tanto en la sección de trompas como de toda la orquesta en general es muy alta.
¿Se interpreta a menudo? ¿Requiere mucho virtuosismo por parte del solista?
No es una obra que se interprete a menudo por los solistas. Es una obra muy difícil de interpretar, ya que lleva al instrumentista al límite de sus recursos técnicos y musicales.
¿Crees que Richard Strauss conocía bien el instrumento y explota muchas de sus posibilidades en esta composición?
Richard Strauss conocía muy bien la trompa, era sabedor de todo el partido que le podía sacar al instrumento y de los recursos que podía utilizar dependiendo del discurso musical que deseaba desarrollar en sus composiciones y, sobre todo, en ciertos pasajes de una dificultad extrema, los cuales, a día de hoy, son muy complicados de interpretar. Nos podemos imaginar en su tiempo lo que pensarían los trompistas cuando se encontraban en la partitura dichos pasajes… Cabe destacar que el padre de Richard Strauss (Franz) era un gran trompista, de ahí que él mismo supiera a la perfección hasta dónde podía llevar al instrumentista.
¿Cómo es la estructura de la obra? ¿Qué es lo que más te gusta de ella?
La obra está escrita al estilo clásico con tres movimientos, enlazando el primer movimiento con el segundo. Es el concierto más maduro de Richard Strauss, y en él utiliza melodías muy cantábiles y recursos expresivos y románticos del instrumento.
Me gusta todo la composición en general, es muy completo, y en él encontramos pasajes que nos recuerdan a las obras más representativas de Richard Strauss. Desde mi punto de vista, es muy divertido interpretarlo, ya que es como un poema sinfónico para trompa y orquesta, con momentos de mucho romanticismo y otros que llegan a ser muy divertidos de escuchar.
Este concierto, ¿es muy diferente al primero para trompa que escribió Strauss sesenta años antes?
Está escrito en Mi bemol mayor, al igual que su primer concierto. Es la tonalidad más utilizada para los conciertos de trompa, explorados en gran parte por Mozart, Franz Strauss, etc. Mi bemol mayor es una tonalidad que permite desarrollar todo el potencial técnico y melódico del instrumento de manera más natural. Este segundo concierto tiene un comienzo a modo de fanfarria parecido al primero. Teniendo en cuenta la diferencia de años entre ambos, podemos observar que en este segundo utiliza los recursos de la trompa de tres válvulas, evidenciando así la evolución que ha protagonizado el instrumento. Utiliza los recursos que le brinda una trompa más moderna, caracterizándose por sus facilidades cromáticas.
En cuanto a su orquestación, ¿es como otras obras de Richard Strauss? ¿Crees que tiene el sello posromántico del compositor o, por el contrario, aparecen pasajes politonales o escritura disonante como en la ópera Salomé?
La orquestación del concierto es clásica: maderas a dos, dos trompas y dos trompetas, lejos de la exuberancia de algunas de sus instrumentaciones.
En cuanto al discurso, decir que Strauss utiliza un lenguaje muy característico de su literatura en esa época. Abandonada su etapa más vanguardista que le llevó a Salomé, vuelve a un lenguaje más postonal. Lo observamos en las armonías tardorománticas y el asombroso contrapunto que aparece en la obra. Los recursos expresivos y sus líneas melódicas son elementos a destacar de esta composición.
El director del concierto es un gran maestro, Pinchas Steinberg, que ha dirigido la Orquesta RTVE en varias ocasiones. ¿Cómo es vuestra relación con él? ¿Crees que se aprende mucho de estos directores tan veteranos?
La relación con el maestro Pinchas Steinberg es de mucho respeto y, por mi parte, de gran admiración. Siempre que una figura de su nivel se sube a la tarima supone un aliciente para los miembros de la orquesta, ya que nos motiva y nos hace crecer como músicos sabiendo que el resultado final será todo un éxito.
¿Por qué crees que debe venir el público al Teatro Monumental? ¿Cuáles son las otras obras que forman el programa de esta cita?
Por mi parte, expresar mi deseo de que el público venga hasta el Monumental, ya que tendrá la oportunidad de conocer un repertorio para trompa que no se suele programar de manera habitual y además escuchar una de las obras más maduras de Richard Strauss.
Será un programa muy variado, en el que tendremos presente a otro solista de gran calidad, Carlos Mena, que nos ofrecerá una obra para contratenor de Mozart. Contaremos con la orquesta al completo, pero en este caso por secciones, ya que la primera obra del programa es una fanfarria para metales de Paul Dukas, La Péri. A continuación, se escucharán el Concierto de trompa de Strauss, Ombra felice de Mozart, donde disfrutaremos del contratenor Carlos Mena y, para finalizar, la Serenata para cuerdas de Chaikovski.
Se trata de un concierto muy atractivo, en el cual escucharemos a la orquesta interpretando un repertorio muy variado. Os animo a que vengáis al Teatro Monumental de Madrid los días 28 y 29 de enero, con todas las medidas de seguridad y sanitarias bajo control, para disfrutar de cultura en estado puro.
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