En la temporada más atípica de los últimos años, hablamos con el responsable de la programación del centro de gestión artística del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM).
‘En esta temporada nos debíamos a apoyar al tejido musical español contando con todos aquellos grupos que se vieron afectados por la pandemia’. Francisco Lorenzo
Por Susana Castro
Las cifras de la temporada 2020-21 del CNDM son impresionantes: 288 conciertos en 29 ciudades españolas. ¿La idea del CNDM es poder llegar a todas las provincias españolas con el tiempo?
No, la idea es poder desarrollar proyectos culturales y musicales dentro de las bases fundacionales del CNDM en aquellas ciudades en las que haya un socio responsable. Hacer conciertos porque sí no es nuestra finalidad, sino hacer conciertos siempre y cuando tengamos un socio que conozca el oficio y que esté interesado, a la vez que nosotros, en la recuperación del patrimonio o en el apoyo a la música contemporánea. Esto es básico. Evidentemente nosotros llegamos hasta donde llegamos y en la oficina somos los que somos. Estar en todas las ciudades de España es imposible, pero sí que estamos donde nos quieren y donde se puede desarrollar un proyecto interesante.
‘Cuando las obras de encargo son de calidad y funcionan bien, intentamos reprogramarlas’. Francisco Lorenzo
Otras cifras llamativas esta temporada son los 57 estrenos absolutos y las 40 obras de recuperación programadas. ¿No sería también interesante plantear algún tipo de rotación de obras a través del circuito para que haya segundas, terceras, etc., audiciones?
Sí, de hecho, en muchas ocasiones hay obras de encargo que se vuelven a interpretar. Se estrenan en Madrid y después se interpretan en algunos de los ciclos de música contemporánea que tenemos, como pueden ser Segovia o Badajoz. Incluso también pasa al contrario: la obra se estrena en Badajoz, funciona muy bien, y procuro que se programe en Madrid o en el extranjero.
Te voy a poner dos ejemplos concretos. Nuestro apoyo fundamental es a la creación musical española, pero todos los años tenemos algún encargo a algún compositor internacional. Hace dos años encargamos a Péter Eötvös un quinteto que fue estrenado por el Cuarteto Quiroga junto al clarinetista Jörg Widmann. La segunda audición de esta obra se produjo en la Pierre Boulez Saal de Berlín.
También teníamos la temporada pasada un concierto que todavía no se ha podido reprogramar del flautista Emmanuel Pahud con una obra de encargo del CNDM a Jesús Torres. Como la obra le ha gustado tanto a Pahud, se va a estrenar en Berlín y después se interpretará en Madrid cuando se pueda. Cuando las obras de encargo son de calidad y funcionan bien, intentamos reprogramarlas.
También tenemos un proyecto con el Instituto Cervantes que se llama ‘El cuarteto de cuerda en España’, a través de cual tratamos de mostrar la paleta de la creación española en el cuarteto de cuerda (siempre están presentes Arriaga o compositores clásicos) y siempre procuramos programar una o dos obras de encargo. Esto se ha hecho en Múnich, Frankfurt, Viena, Bucarest, Londres, etc. Esas obras se estrenan en Madrid o en otra ciudad española y se reponen en las grandes capitales europeas. Como puedes ver, todo tiene un proceso y una evolución y las obras se siguen interpretando.
Hablaba de ciclos de música contemporánea, como los de Segovia o Badajoz, dedicados íntegramente a ese repertorio, pero le planteo si no sería necesario fomentar (no solamente por parte del CNDM) la integración de esa música que se está haciendo ahora en otros ciclos no específicos.
A nivel programático puedo decirte que desde mi llegada al CNDM como director, por ejemplo en el Liceo de Cámara, sin ir más lejos, el primer concierto, con el Trío Vibrart, incluye tríos de Dvorák y Mendelssohn junto a un estreno absoluto de Josep Planells; o también vendrá el Azahar Ensemble con Christian Zacharias a interpretar un quinteto de Beethoven, pero también una obra de Santiago Lanchares que encargamos el año pasado y se estrenó en Badajoz, o una obra de Joan Magrané, que es nuestro compositor residente este año. Podría ponerte más ejemplos, pero una de las cosas que he querido remover es el hecho de en aquellos conciertos que tienen un cariz más clásicos podemos meter una punta de lanza con obras contemporáneas.
Si nos vamos a Series 20/21 muchas veces hemos hecho guiños. Por ejemplo este año tenemos un programa coral con el Ensemble O vos omnes con una obra de Magrané que juega con la música de Josquin Desprez —porque si algo tiene Magrané es una mirada al pasado—. Otro ejemplo sería el concierto que vamos a hacer con Mark Simpson, Jean-Guihen Queyras y Pierre Laurent-Aimard en el que se interpretarán obras de Lachenmann y Beethoven porque el trío de Lachenmann bebe del Trío ‘Gassenhauer’ del alemán.
Siempre hay una interrelación entre los conciertos que son más clásicos, en los que metemos música más contemporánea, un juego de espejos en el que también en un ciclo de música contemporánea se juega con la referencia a la música clásica. Creo que es muy interesante, que nuestro público lo acepta de muy buen grado y que enriquece la escucha.
‘El CNDM es un trasatlántico, por lo que cualquier giro que se quiera hacer siempre será lento’. Francisco Lorenzo
Comenta que hay algunas ideas que ha querido potenciar desde que se puso al frente del CNDM, ¿cuáles son las líneas que ha seguido con respecto a la gestión de Antonio Moral y cuáles son las novedades que usted está aportando?
El CNDM es un trasatlántico, por lo que cualquier giro que se quiera hacer siempre será lento. Estamos ante una programación de éxito, que funciona muy bien (no hablo de este año en concreto porque es complicado y difícil, se está viviendo una crisis de público, es una cosa evidente). Generalmente tenemos ciclos agotados por abono en los que no salen ni entradas a la venta y, en otros, en los que sí salen, se agotan enseguida. Así que ‘cargarte’ un proyecto de estas características es muy difícil.
Siempre se pueden dar algunas pinceladas, como jugar a la incorporación de repertorio contemporáneo en programas más clásicos, en el caso de Madrid, como te comentaba. Y siempre estamos buscando nuevos socios. Por ejemplo el año pasado íbamos a estar por primera vez en el Festival Ensems y no pudo ser, así que este año estamos allí. Así que seguiremos viendo qué otras posibilidades hay, qué otras ciudades pueden desarrollar con nosotros este tipo de proyectos.
Teníamos varias posibilidades, pero en esta temporada hemos querido ser cautos, sobre todo al tener que reprogramar tantos conciertos de la temporada anterior. No hemos podido hacer todo lo que queríamos, y hemos tenido que varias muchas ideas y conceptos que ya teníamos previstos. Nos debíamos a apoyar al tejido musical español contando con todos aquellos grupos que se vieron afectados por la pandemia. Esta temporada es especial, tiene sus guiños musicales y sus temas, algunas colaboraciones nuevas, pero no es todo lo que me hubiese gustado hacer. Esperemos que todo evolucione bien y podamos seguir haciendo otro tipo de proyectos.
‘En esta temporada nos debíamos a apoyar al tejido musical español contando con todos aquellos grupos que se vieron afectados por la pandemia’. Francisco Lorenzo
Dice que se ha hecho un esfuerzo especial por intentar reprogramar todo lo perdido durante la pandemia. Además del CNDM, otras entidades han hablado de hacer un esfuerzo por apoyar a los músicos españoles. ¿No cree que ese esfuerzo debería hacerse siempre? Si no se apoya desde España a los músicos españoles, ¿quién va a hacerlo?
Sí, sí, es una cosa evidente. Es imposible reprogramar todos los conciertos, nosotros lo hemos conseguido con una gran parte de ellos. En el caso de artistas internacionales que tienen una agenda importante y que la cancelación de un concierto no les supone mucho, hemos pospuesto el compromiso con mayor laxitud. Pero en el caso de los músicos españoles hemos reprogramado rápidamente y, en muchos casos, en este mismo año natural, por eso tenemos un otoño con un gran número de conciertos, más de lo habitual, tanto en Madrid como en otras ciudades. Teniendo en cuenta que además hay una crisis de público, es una apuesta todavía más fuerte del CNDM a la hora de apoyar esta red de artistas y de grupos españoles.
Hablando de esa gran cantidad de conciertos, ha llegado a nosotros que ha habido cierta revolución en el sector en ese sentido. Se reconoce que hay una mayor cantidad de conciertos de grupos españoles, pero se considera que ha habido una reducción, por ejemplo, en las plantillas de esas agrupaciones programadas. De esta forma, cuando antes se contrataba a diez agrupaciones, ahora se contrata a veinte, pero sin variación presupuestaria. Por el contrario, se considera que en el caso de agrupaciones extranjeras sí se han mantenido los grandes proyectos con grandes plantillas. ¿Está de acuerdo con esta opinión?
No, esto no es así. Desde que soy director del Centro Nacional de Difusión Musical hay mayor presencia de músicos españoles, por ejemplo, en el Universo Barroco en la Sala Sinfónica, nuestro proyecto estrella. Una de nuestras grandes líneas de programación ha sido siempre la recuperación de nuestro patrimonio lírico: el primer año se hizo con Venus y Adonis de José de Nebra, el segundo año se hizo con Coronis de Sebastián Durón y este año hacemos Júpiter y Semele de Antonio Literes. Año tras año seguiremos con este tipo de proyectos. Si echamos la vista atrás, veremos que en ese ciclo en concreto no había presencia española, ahora sí la hay.
Como digo, esto es un trasatlántico y las cosas no pueden hacerse de la noche a la mañana. Se van dando unas pautas, se va generando una confianza, se crean proyectos interesantes de recuperación histórica, de repertorio lírico español, y poco a poco se va avanzando. Esta es la undécima temporada, de la octava temporada hacia atrás no había presencia de músicos españoles en el Universo Barroco, e irá a más. Todo tiene un sentido y una carta de navegación.
‘Siempre tiene que haber una relación entre el gasto y el ingreso, es la única forma de que la actividad sea sostenible’. Francisco Lorenzo
Es un trabajo de fondo, usted tendrá un proyecto a largo plazo…
Claro. Estamos hablando de la programación artística del Auditorio Nacional de Música. No nos olvidemos de que el Centro Nacional de Difusión Musical es la unidad que dota de programación artística a este edificio, además de la Orquesta y Coro Nacionales de España; el resto de las programaciones son privadas. Se trata de la primera sala de Madrid, la capital de España, en la cual hay una gran presencia de grupos y músicos españoles, pero también tiene una visión de excelencia.
Quiero decir que, aunque cada vez hay más y mejores proyectos, todo tiene que estar en un nivel. En esta sala, en la que se venden entradas, no tenemos la misma situación que en otras salas de Madrid en las que las programaciones son gratuitas. Aquí hay que generar una serie de conciertos dentro de unos abonos por los que se cobra una entrada, tiene que haber una programación que contenga un poco de todo, tanto presencia de grupos españoles como presencia de grupos internacionales, como puede pasar con la programación de las grandes capitales europeas, cabe todo.
Desde que yo estoy aquí (Antonio lo hizo muy bien, por supuesto), estamos dando un giro a que cada vez haya más presencia de grupos españoles. Por otra parte, también hay que ver qué tipo de proyectos generan esos grupos españoles. La Sala Sinfónica tiene 2.400 localidades, vender todo eso no es moco de pavo. Siempre tiene que haber una relación entre el gasto y el ingreso, es la única forma de que la actividad sea sostenible. Al ser una entidad pública se pueden permitir una pérdidas, pero dentro de un orden.
‘No estaría aquí si no me gustase este trabajo. A mí me encanta, es mi pasión y es mi sistema de vida’. Francisco Lorenzo
Después de dos años al frente del CNDM, ¿cómo valoraría a nivel personal la experiencia? El suyo es un cargo de una enorme responsabilidad.
Mi primera temporada fue la 2019-20, truncada por el coronavirus, esta es la segunda. La pandemia nos ha marcado mucho, porque ahora hacer conciertos es mucho más complicado que hace un año y nos ha cargado mucho de trabajo por todos los controles que hay que tener. Estamos presentes en catorce comunidades autónomas, y cada una tiene su propio protocolo, revisable. Cada día hay una nueva sorpresa. Tener que convivir con la presión y la carga administrativa, con el día a día de la pandemia, y además tener que abstraerte para poder crear un proyecto cultural es muy complicado.
Es cierto que estoy acostumbrado a esta actividad, porque no son solo los años que llevo en el CNDM, sino que también he estado en proyectos de gran excelencia y calidad como pueden ser mi época en el Palau de la Música de València o sacar adelante el proyecto del Auditorio Miguel Delibes de Valladolid, estoy más o menos curtido. Pero siempre es complicado y no estaría aquí si no me gustase este trabajo. A mí me encanta, es mi pasión y es mi sistema de vida, para mí no hay otro.
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