Por Susana Castro
El pasado mes de septiembre tuvo lugar la grabación de Maghek, un ciclo de siete obras orquestales que usted ha compuesto inspirándose en las Islas Canarias. ¿De dónde surge la idea de este proyecto?
El proyecto cristalizó a raíz de la concesión de la Beca Leonardo que otorga la Fundación BBVA a mi amigo Eduardo Portal, que la solicitó para la grabación del ciclo. Conocí a Eduardo Portal hace años, cuando actuamos juntos con la Orquesta Sinfónica de la Comunidad de Madrid (fui solista en Aubade de Poulenc). Le di la partitura y la grabación del estreno de Ymarxa (obra inspirada en Tenerife) y, después de haberla escuchado, me llamó y me transmitió cuánto le había gustado. Para entonces yo ya tenía compuestas cuatro de las siete obras. Fue entonces cuando Eduardo me propuso grabar el ciclo completo una vez estuvieran las siete.
Ha sido una andadura de diez años de trabajo compositivo. La primera, Aranfaybo (El Hierro), data de 2008, y la última, Guanapay (Lanzarote), de 2018. Es el corpus orquestal más extenso inspirado en las Islas Canarias. Me gustaría también agradecer el apoyo que hemos tenido de los Cabildos de Gran Canaria y Tenerife y del Gobierno de Canarias, sin el cual este proyecto no hubiera sido posible.
Cada una de las siete obras está inspirada en la toponimia o en la mitología aborigen canaria, ¿podría describirnos qué se encontrará el melómano cuando se acerque a esta música?
La idea central del ciclo es la evocación de la belleza natural de las Islas Canarias a través del sonido, desde un prisma poético y metafórico. Maghek (‘la que produce resplandor’), nombre con el que los guanches bautizaron a la diosa sol, da nombre al ciclo. El enorme contraste paisajístico de las Islas ha sido una constante fuente de inspiración: los bosques de laurisilva, el rugoso malpaís, las grandes extensiones de dunas…
Otros elementos naturales como el mar, el viento, la lluvia, sonidos de animales marinos, han sido evocados en la textura orquestal. También me he inspirado en historias olvidadas, como en Ayssuragan (literalmente ‘lugar donde se helaron’), donde se narra la historia de un grupo de personas que, huyendo de las calamidades durante la conquista de la isla de La Palma, se refugiaron en un lugar a gran altura y murieron de frío. Otras se inspiran en la mitología aborigen, como en Aranfaybo, dios de la lluvia de los Bimbaches (aborígenes herreños). También he plasmado elementos característicos de la cultura canaria como el lenguaje del silbo de La Gomera en Chigaday.
He procurado que el ciclo tenga una coherencia estética dentro mi lenguaje compositivo pero que al mismo tiempo cada obra tenga personalidad propia. En lo más profundo de la estructura musical subyace un entramado matemático que da sustento al discurso musical. He empleado modelos algorítmicos y computacionales que me han servido para plasmar con más exactitud las texturas orquestales que evocan estos fenómenos naturales.
¿Qué orquesta se ha encargado de la grabación? ¿Cómo ha sido la experiencia?
Hemos tenido el privilegio de grabar con la Royal Scottish National Orchestra, una de las más prestigiosas orquestas europeas. Contamos con ocho sesiones de tres horas cada una para grabar los 140 minutos de música que duran las siete obras. La verdad es que todo fue muy fluido, con un plan de trabajo muy minuciosamente diseñado por Eduardo.
Tres de las obras (Erbane, Azaenegue y Guanapay) son de reciente creación y no han sido estrenadas aún en concierto público. Me preocupaba que ciertos pasajes no funcionaran como yo tenía pensado (muchas veces lo compositores revisamos la partitura después del estreno), pero afortunadamente todo quedó en pequeños ajustes de equilibrio dinámico y algún que otro multifónico en las maderas que hubo que retocar. También el equipo técnico y los ingenieros de grabación y producción hicieron un trabajo excelente. Ha sido maravilloso, estoy muy emocionado y enormemente satisfecho con el resultado.
La dirección ha corrido a cargo de Eduardo Portal, ¿qué cree que aporta este joven director a sus composiciones?
El trabajo de Eduardo ha sido fabuloso. Es un director con un talento extraordinario y un firme compromiso con la creación contemporánea. Eduardo tiene un conocimiento muy profundo de mi lenguaje compositivo y ha sabido sacar todo el partido a la orquesta. En mi música es muy importante lograr un equilibrio dinámico apropiado entre las partes que conforman la textura orquestal. Eduardo ha hecho un trabajo impecable en este sentido.
En el plano rítmico, a menudo empleo modulaciones métricas que no son fáciles de hilvanar sin fisuras. Eduardo lo ha hecho posible y con naturalidad gracias a la precisión de su gesto y a la exactitud con el tempo. Me siento muy afortunado de haber trabajado con él. Hemos pasado muchos meses de preparación con incontables correos electrónicos y wasaps para resolver dudas y discutir los entresijos musicales de las obras. Ha sido muy enriquecedor.
Dos de las obras son conciertos con solista, a cargo del clarinetista Cristo Barrios y el pianista Ricardo Descalzo, respectivamente. ¿Por qué se decidió por seleccionar a estos dos grandes músicos para poner en pie dichas obras?
Además de grandes músicos, tanto Cristo como Ricardo son amigos muy queridos. Conozco a Cristo desde hace muchos años y hemos tocado juntos en muchísimas ocasiones. Ambos somos miembros fundadores de Quantum Ensemble, grupo de cámara residente en el Auditorio de Tenerife desde 2013, así que actuamos juntos varias veces al año durante la temporada de conciertos. Ayssuragan está escrito para él y por ello he tenido muy en cuenta lo que caracteriza su forma de tocar: su sonido cálido, su enorme rango dinámico, las cosas increíbles que es capaz de hacer con el instrumento (multifónicos, slap, sobreagudos, bisbigliando…). Creo que trabajar estrechamente con el intérprete enriquece muchísimo la obra.
Ricardo es compañero mío en Musikene (Centro Superior de Música del País Vasco), donde imparte la asignatura de repertorio pianístico contemporáneo. Hace una labor maravillosa con los alumnos, dándoles a conocer un repertorio de una calidad y riqueza extraordinarias, pero que, paradójicamente, se suele dejar de lado en nuestro sistema educativo musical. Guanapay también está escrito pensando en él, en su manera de tocar y su maestría con las técnicas extendidas del instrumento.
Debo decir que ambos conciertos están escritos desde la perspectiva del intérprete, haciendo especial énfasis en que la escritura sea lo más ‘ergonómica’ y cómoda posible, pero sin renunciar al virtuosismo. Como intérprete que también soy creo que esto es un factor crucial de cara a que el repertorio actual perdure en el tiempo.
El disco se editará con el sello Signum Classics, ¿cuándo saldrá a la luz? ¿Habrá alguna posibilidad de escuchar estas obras en directo próximamente?
El doble disco saldrá al mercado a finales de febrero de 2020. Mientras tanto, se puede visitar la página web del proyecto (www.maghek.com que contiene información detallada sobre cada una de las obras y los artistas, imágenes, prensa, agenda, pequeños fragmentos de audio, etc. Eduardo y yo estamos trabajando para que las obras interpreten en concierto con diferentes orquestas en las próximas temporadas. Toda esta información se irá actualizando en la página web del proyecto.
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