Por Susana Castro
El próximo mes de junio verá la luz su nuevo disco junto a La Ritirata, que se acaba de lanzar en su versión digital, ¿cuál es el hilo conductor de este álbum?
Se puede resumir en dos palabras: violonchelo + Caldara. Me alegró mucho cuando en negociaciones con la discográfica Glossa finalmente se aceptó el título ‘Antonio Caldara and the cello’ porque es exactamente la esencia de lo que quería: mostrar la relación del compositor con el instrumento.
Hace tiempo que tenía en mente hacer un monográfico sobre Antonio Caldara, porque ya hace unos años, cuando grabé ‘The Cello in Spain’, dejé un poco de lado a este compositor con la idea de dedicarle un disco entero.
Siempre he tenido un interés especial por los compositores que tocaron mi instrumento, el violonchelo, y en Antonio Caldara tenemos un ejemplo de un magnífico compositor violonchelista que viajó mucho, incluso pasó por nuestro país, trabajando en Barcelona, y finalmente dedicó la mayoría de su vida a trabajar en Viena, al servicio de la corte. Qué mejor momento que este 350 aniversario de su nacimiento para dedicarle este disco, que realmente es una búsqueda de la música más bella que compuso para el violonchelo.
¿Cómo describiría las obras que podemos encontrar en él?
Ante todo, es un repertorio precioso, no puede dejar indiferente a nadie. He hecho una cuidada selección de su música vocal e instrumental, priorizando la belleza y la calidad compositiva. De esta manera, encontramos algunas arias absolutamente preciosas que son muy conocidas, pero también nuevos descubrimientos, como la cantata llamada ‘Porgete per pietà’, que es la primera vez que se lleva al disco desde un manuscrito londinense; y también una serie de ejercicios que Antonio Caldara escribió con interés pedagógico, en los que uno puede observar que realmente era un compositor de altísima calidad, y que tampoco se habían llevado al disco.
También se han buscado formaciones diferentes, desde música instrumental para chelo y bajo continuo, hasta una formación más orquestal con violines, como en el caso de la única pieza que suena un poco más a música veneciana de donde provenía Caldara, así que también fue estupendo recogerla en este caso abriendo el disco.
¿Qué es lo que más destaca usted de la escritura para violonchelo de Antonio Caldara? ¿Qué es lo que más le ‘engancha’?
Siempre es estupendo interpretar música de un compositor que a su vez tocaba el violonchelo porque, obviamente, conoce todos los entresijos del mismo para sacarle el mayor partido posible. Es decir, puede ser música de mayor o menor complejidad técnica pero está ‘bien escrita’, funciona, y eso siempre es agradable como instrumentista.
En general, lo que más me gusta de la escritura de Caldara es su manera de combinar pasajes melódicos cantabile a dúo, por ejemplo con una de las cantantes, a la vez que sabe utilizar otros recursos, como arpegios o saltos entre cuerdas; se ve que era un buen conocedor del instrumento. Y ese uso del violonchelo como si fuera un tenor, a dúo con una soprano o mezzosoprano, es fantástico.
¿Cuáles son los miembros habituales de La Ritirata que han participado en esta grabación? ¿Han contado con alguna otra colaboración?
En el apartado instrumental cuento con los músicos habituales de La Ritirata, con los que hemos colaborado muchas veces. Todo el continuo formado por Daniel Oyarzabal al clave y órgano; Daniel Zapico con guitarra barroca y tiorba; Ismael Campanero, que esta vez dobla con violone de 8 pies y contrabajo de 16 pies; Ruth Verona al violonchelo; y, por último, pero quizá el instrumento más llamativo de todos, salterio barroco a cargo de Franziska Fleischanderl, una intérprete austríaca que ya nos acompañó en nuestro disco dedicado a las óperas cervantinas de Caldara. Esto se debe a que el salterio fue un instrumento muy habitual e importante en la corte austríaca en Viena durante el Barroco, de hecho, el propio Caldara compuso algunas arias preciosas con parte solista de salterio. Tenemos una variedad tímbrica enorme en el continuo.
Para el concierto de chelo y el aria que requería un violín obligado conté con Anaïs Chen y Pablo Prieto. Anaïs nunca había grabado con nosotros, pero sí habíamos trabajado juntos en concierto varias veces y me apetecía mucho poder trabajar juntos en disco.
Lo mismo pasa con las solistas vocales: en este disco me acompañan dos cantantes maravillosas: Eugenia Boix (soprano) y Luciana Mancini (mezzosoprano); con ambas tenía ganas de poder hacer un disco, porque las conozco desde hace muchísimo tiempo y hemos compartido escenario innumerables veces, si bien nunca habíamos tenido la ocasión de hacer un disco juntos, así que realmente es una estupenda oportunidad.
Una vez más han grabado con el sello Glossa, con el que han establecido una estrecha colaboración. ¿Qué les ha llevado a decidirse por esta compañía una vez más?
Siempre opino que cuando algo funciona no hay necesidad de cambiarlo. Estos últimos años las discográficas están pasando por momentos duros, lo cual no ha hecho sino agravarse ahora con la pandemia (sin ir más lejos, el disco que nos ocupa estaba previsto para mayo, pero se retrasó un mes por la imposibilidad de distribuirlo) y, en mi opinión, Glossa sigue ofreciendo un producto de primera calidad. No solo en lo musical, que depende del artista, sino en la edición: seguir apostando por un digipack de cartón con tres palas, impreso con la máxima calidad en la mejor planta que hay (Sony DADC en Austria), un extenso libreto a color con 36 páginas en varios idiomas y repleto de fotos… No hay demasiadas discográficas que todavía apuesten a ese nivel por el producto físico, y esto a mí me encanta.
Obviamente la transición hacia lo digital es inevitable, y nuestros discos están en Spotify, Qobuz (que también los ofrece en alta definición y con libreto digital), Apple Music, Amazon, etc., pero considero que aún hay un porcentaje de melómanos a los que les gusta tener el producto físico en su casa, y a este tipo de oyente hay que cuidarle ofreciendo un producto de una calidad que compense el precio e ‘incomodidad’ de recibir un producto físico.
Del producto físico en realidad lo que más me preocupa es que el CD esté hecho de plástico cuando en mi vida lucho diariamente por no consumir ni utilizar plásticos, pero desgraciadamente no parece que tengamos alternativa, y en todo caso quiero pensar que un CD es un producto que se colecciona para el resto de tu vida y se hereda a tus descendientes, con lo cual espero que no acabe convertido en microplásticos en el mar…
Debido a la situación en la que nos encontramos, muchos de sus conciertos han quedado suspendidos, ¿tienen previsto retomar su actividad con este programa?
Efectivamente, teníamos una estupenda gira de presentación del disco en el Festival Internacional de Arte Sacro de Madrid, Festival Sacro de Las Rozas, Sociedad Filarmónica de Lugo, junto con conciertos en Alemania y Portugal, Teatro de la Zarzuela, etc., todos ellos han sido cancelados o pospuestos.
Ahora tenemos esperanza de arrancar en agosto, porque hay festivales que muy valientemente están luchando por reorganizarse para seguir adelante en verano. Nosotros teníamos conciertos previstos en la Quincena Musical de San Sebastián, en el Festival Internacional de Santander y, más al sur, en las Noches en los Jardines del Alcázar de Sevilla. Todos estos son festivales que van a intentar seguir, con la prioridad de contar con grupos españoles que sí que podrán viajar y con grupos de cámara para respetar las medidas de sanidad, así que en ese aspecto tenemos muchas ganas y esperanzas de poder volver a actuar.
Esperamos con toda nuestra energía que en agosto podamos estar de nuevo en los escenarios para interpretar este precioso programa. Y si todo va bien, hacia final de año podremos recuperar varios de los conciertos que se habían cancelado.
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