De padres italianos y nacido en Londres en 1959, Antonio Pappano es el director musical de la Royal Opera House de Londres y de la Orchestra dell’Academia Nazionale di Santa Cecilia de Roma. Su trayectoria, estrechamente vinculada al mundo de la lírica, lo ha convertido en uno de los directores más aclamados del panorama internacional. Su carrera comenzó con 21 años, como pianista repetidor de la New York City Opera, cargo que también desarrolló en las óperas de Frankfurt, Chicago y en el Gran Teatre del Liceu. Convertido en asistente de Daniel Barenboim en Bayreuth, su carrera como director de orquesta despegó en 1990 con su debut en Covent Garden.
Después, durante diez años fue director musical del Teatro de La Monnaie de Bruselas y, desde 2002, asumió la dirección musical de la Royal Opera House londinense, cargo que compagina con la titularidad de la Orchestra di Santa Cecilia de Roma. Con un extenso catálogo discográfico ligado al sello EMI, Pappano ha sabido renovar los grandes títulos clásicos para adaptarlos a las necesidades del siglo XXI.
A. Palau. Covent Garden es uno de los grandes teatros de ópera del mundo, con un importante peso internacional y donde han cantado las mejores voces de la historia. Ser el director musical de un teatro con tanta tradición, ¿requiere alguna responsabilidad extra?
A. Pappano. Hay muchos cantantes que vienen aquí a debutar personajes y eso me hace muy feliz. Para mí es muy importante que, por ejemplo, Jonas Kauffman haya debutado en Covent Garden. Tosca, Don José, Des Grieux de Manon Lescaut, Andrea Chenier o, en el futuro, Otello. O que Bryn Terfel hiciese con nosotros su primera tetralogía y que debute Boris Godunov. Hay una confianza en el Teatro y en mí, lo que es una gran señal que me enorgullece. No obstante, no deja de ser una responsabilidad, porque hay cierto enfrentamiento con los otros teatros y cuando se habla del Met, de París o de Viena, a fin de cuentas, no dejamos de ser competencia.
A. Palau. Muchos de nuestros lectores no sabrán que durante los años 80 usted fue pianista repertorista del Gran Teatre del Liceu, en Barcelona, ¿qué recuerda de aquella etapa?
A. Pappano. Fue en 1984 o 1985. Recuerdo a Josep Carreras, Montserrat Caballé, Alfredo Kraus, Joan Pons, Mirella Freni, Gwyneth Jones, Simon Estes, Vicente Sardinero… ¡madre mía qué voces! Jamás lo olvidaré. Al igual que la acústica de antes del incendio. Era un lugar mágico. Y en el Liceu aprendí mucho y toqué mucho repertorio alemán, en especial Wagner, lo que supuso una gran oportunidad para mí, al igual que estar en Europa y escuchar los coros. El Coro del Liceo era magnífico con la dirección de Gandolfi.
Antonio Pappano: «Hoy, como cantante italiano no puedes estar seguro de que tendrás una gran carrera únicamente por el hecho de cantar bien».
A. Palau. De hecho, durante los siglos XIX y XX, los cantantes españoles e italianos dominaron el panorama vocal internacional. Sin embargo, ahora ya no se ven tantos, en detrimento de voces americanas, rusas y de los países del este. ¿Cree que hay una crisis vocal en el sur de Europa?
A. Pappano. Crisis creo que es una palabra demasiada fuerte. Hay ciclos. En este momento, como sabes, España está teniendo ciertos problemas financieros. Antiguamente sus conservatorios eran los más ricos. Ahora las cosas no están como hace diez años, pero todo volverá a su sitio. No es una cuestión que me preocupe especialmente.
A. Palau. ¿No considera que el hecho de que muchos de estos cantantes vengan de tradiciones musicales diferentes puede cambiar la forma e incluso el estilo de interpretar cierto repertorio?
A. Pappano. La experiencia de escuchar a un latino cantar en italiano es algo único, sin duda. Y todos queremos más de eso pero, por otro lado, como sabes, los cantantes actuales están muy bien preparados y hay también mucha competitividad. Hoy, como cantante italiano no puedes estar seguro de que tendrás una gran carrera únicamente por el hecho de cantar bien y tener buena pronunciación. Actualmente necesitas algo más. Deber ser buen actor, ser un artista, colaborar con los demás, ser generoso… Debes integrarte en esta cultura internacional.
Antonio Pappano: «El hecho de dirigir un título sabiendo que está en directo en 1500 cines de 50 países distintos es increíble».
A. Palau. ¿Qué diferencias ve entre los cantantes de antes y las grandes estrellas de hoy?
A. Pappano. Creo que hoy en día, para que salga una función redonda, son muy importantes los cantantes, la producción o la condición dramática. No quiero decir que antes no fuese así, pero ahora hay más cosas que implican concentración más allá del canto. La voz de Montserrat Caballé, Carreras o Plácido Domingo son cosas únicas ante las que no se puede decir nada y yo llevo su sonido en el alma, pero hoy hay artistas fantásticos como la Bartoli, Joyce Didonato, Jonas Kauffman, pero el mundo de la ópera ha cambiado. Antes era todo un poco más minimalista (risas).
A. Palau. ¿Con el proyecto de ópera en los cines que está llevando a cabo Covent Garden, cree que se llega a un público distinto, o realmente los que van a ver ópera al cine son melómanos?
A. Pappano. Creo que debemos hablar de distintas cosas. El precio de la entrada es el justo, son precios muy bajos. La experiencia, si el cine está bien acondicionada con altavoces de calidad, es muy bonita. Y hay tanta proximidad en los primeros planos que el impacto del sudor o el hecho de ver al verdadero actor, son cosas importantes. Considero que estamos encontrando un público nuevo. Tampoco podemos olvidar el hecho de que recibimos dinero del estado, por lo que este es un modo de devolver a nuestro público nacional su inversión. Políticamente es importante, pero el hecho de dirigir un título sabiendo que está en directo en 1500 cines de 50 países distintos es increíble.
Antonio Pappano: «En Inglaterra hay más profesionalidad y en Italia más pasión».
A. Palau. Cuando tiene que dirigir para estas funciones que se retransmiten, ¿experimenta algún efecto o se prepara de alguna forma distinta?
A. Pappano. Cuando se hacen las retransmisiones en directo intento ser la cara visible y gravo algún tipo de introducción que en ocasiones hago el mismo día de la función. Hay diferentes sensaciones en el teatro cuando sabes que aquello que estás haciendo lo verá tanta gente en el mundo. Por ejemplo, hay una sensación de mayor silencio en la sala. Y como intérprete das algo más, intentas comunicar con mayor intensidad para que se traduzca a través de las cámaras y los micrófonos. Creo que es natural. Intentas mostrar tu mejor cara, ya que estás en un mercado internacional y con un audiencia global. Es muy emocionante que suceda esto con la ópera. Se trata del mismo arte pero transmitido de un modo distinto.
La parte positiva que tiene es que ves a los cantantes de una forma distinta que en el teatro y con mayor detalle, lo que es fantástico. Ves qué están haciendo realmente, cosa que no puedes hacer en un gran teatro de ópera. Desde este punto de vista, el impacto visual es mucho mayor. No obstante, no hay nada que pueda comparase con la sensación de ir a un teatro de ópera y sentir una orquesta en directo y ver el esfuerzo y la conexión entre la orquesta, el coro, los solistas y el público. No hay nada como eso.
A. Palau. Usted compagina su tarea de director musical en Londres con la dirección musical de la Orchestra dell’Academia Nazionale di Santa Cecilia de Roma. ¿El modo de trabajar es muy distinto en el norte que en el sur de Europa?
A. Pappano. En cierta manera los clichés son ciertos. Se cumplen los tópicos de que en Inglaterra hay más profesionalidad y en Italia más pasión. Pero cuando estoy en Italia espero trabajar con músicos a la inglesa, con profesionalidad y velocidad, y cuando estoy en Londres me gusta trabajar con fascinación y perfume.
A. Palau. Recientemente ha recibido el Premio Grammy al Mejor Solista Vocal Clásico junto a Joyce DiDonato. ¿Todavía tienen importancia los premios para usted?
A. Pappano. Sí, y te digo por qué. En el mundo de los músicos y de la orquesta cuesta tener un reconocimiento. Cuando fui nombrado Sir el calor de las felicitaciones de mis músicos fue increíble, incluso más que las felicitaciones de mi madre. Porque ellos saben que no es algo frecuente para un músico tener este tipo de reconocimientos. La Medalla de Oro de la Royal Philharmonic Society no la dan cada año y se remonta a 1871. Personajes como Brahms la recibieron. ¿Puedes imaginarte qué responsabilidad? Pero estoy muy orgulloso y son cosas que te dan fuerzas para seguir desarrollándote. Todavía no he terminado mi trabajo, de hecho justo estoy empezando a entender este mundo.
A. Palau. Recuerdo que durante años sacó al mercado una gran cantidad de discos de ópera. Ahora lo sigue haciendo pero en menor medida. ¿Ha perdido interés por el mercado discográfico?
A. Pappano. Adoro realizar grabaciones de ópera en estudio, pero hoy en día es muy difícil porque es muy caro. Ahora he grabado Aida, que ha sido algo muy excepcional, pero en el futuro espero retomar el ritmo de antes. En los 90 grababa una ópera al año. Era algo fantástico que echo de menos hoy en día. Pero mi compromiso sigue ahí y hay cosas que seguiré haciendo, como compartir lo que he aprendido con músicos y cantantes jóvenes.
A. Palau. ¿Lo veremos algún día dirigiendo en España?
A. Pappano. El trabajo en Londres y en Roma me tiene completamente absorbido, por lo que lo veo muy difícil y es poco probable.
Por Alejo Palau
@apalaut