Elena Mosuc es una de las voces más admiradas del panorama internacional. Con veinticinco años de carrera, y tras haber pisado los principales escenarios del mundo, la soprano rumana regresaba, el pasado diciembre, al Gran Teatro del Liceo de Barcelona para cantar una de sus óperas más queridas, Lucia di Lammermoor. Hemos estado con ella y hemos hablado de sus proyectos, de sus planes de futuro y de su amor por el fado.
Alejo Palau: Hace unos meses la pudiemos ver interpretando Lucia di Lammermoor de Gaetano Donizetti en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. ¿Qué ha significado este título para usted?
Elena Mosuc: Durante muchos años ha sido para mí un caballo de batalla, junto con la reina de la noche de La flauta mágica. Son dos personajes que he cantado por todo el mundo. Lucia la he hecho muchas veces en Zurich, en la famosa producción de Robert Carsen, y es un rol que me ha abierto las puertas al belcanto, me ha hecho entender qué es el belcanto y qué te permite hacer. Me ha ayudado mucho a desarrollar la voz y la interpretación. Lo cierto es que, cada vez que repites un papel, descubres cosas nuevas en la música. Pueden ser detalles, cosas pequeñas, pero no me gusta la rutina, me gusta mucho encontrar cosas nuevas, incluso en roles que he cantado muchas veces. Llevo muchos años cantando Lucia, pero siempre ha sido de forma escalonada. La hice en junio en La Scala, la canté hace dos años, cinco años, pero no de forma muy seguida como otros títulos. No es que lo haya olvidado, pero he cantado cosas más dramáticas desde entonces, por lo que, cuando la cogí de nuevo, tenía curiosidad por ver cómo me encontraba.
«Lucia ha sido para mí un caballo de batalla»
A. Palau: ¿Y cómo se ha visto?
E. Mosuc: No es como hace años, porque lógicamente el cuerpo cambia y con la experiencia y la aportación de otros roles dramáticos necesité adaptarme de nuevo al personaje y redescubrirlo. La voz me ha cambiado un poco y estaba dudosa, pero fue muy bien. Ahora tengo que concentrarme más en las coloraturas, por ejemplo, pero la Lucia que ofrezco ahora es una Lucia vista desde una trayectoria, y que ha ido evolucionando conmigo misma. Por suerte, cuando estudio un rol, rápidamente lo hago mío y no me cuesta sacarlo.
A. Palau: Usted se caracteriza por ser una cantante con muchos recursos y que es capaz de sorprender al público con sus agilidades y agudos imposibles.
E. Mosuc: Me gusta mucho improvisar y que todas las funciones sean distintas. Necesito que haya creatividad. Me gusta tener un poco de libertad porque nunca sabes cómo te encontrarás esa noche, y quizás te sale dar un agudo o no. Estoy muy contenta de que, en este caso, el maestro que dirigirá Lucia será Marco Armiliato, que es un director fantástico que da mucha libertad a los cantantes. Él es muy atento, conoce muy bien la música y sigue mucho a los cantantes.
«Me gusta mucho improvisar y que todas las funciones sean distintas»
A. Palau: En los últimos años la hemos visto bastante en España. En Bilbao, Barcelona y A Coruña. ¿Siente que por fin ha triunfado en nuestro país?
E. Mosuc: Hasta estos compromisos recientes hacía mucho que no cantaba en España y es algo que siempre había querido. En Bilbao y Barcelona he encontrado un público que me quiere mucho, y me gustaría también llegar a Madrid, Sevilla u Oviedo. Tengo muchos admiradores aquí y es un público que ama la lírica y la cultura. Veo que los teatros están llenos.
A. Palau: No sé usted, pero cuando pienso en Lucia me viene siempre a la mente Joan Sutherland. ¿Es difícil superar la estigmatización que han dejado los grandes cantantes?
E. Mosuc: No, yo creo que cada cantante tiene un instrumento único. Yo he aprendido mucho escuchando a los grandes voces del pasado. Me gusta escuchar cantantes que te inspiran y que te ofrecen algo. Con los cantantes actuales es un poco más difícil, pero me encantan Callas, Scotto, Sutherland, Beverly Sills o Caballé, por ejemplo. De cada una aprendes algo distinto y debes ser inteligente y ver qué puedes coger de cada una de ellas. Después creo que es importante no copiar y, con el tiempo, vas cogiendo tu propia personalidad.
A. Palau: En los últimos años ha debutado Lucrezia Borgia, Semiramide, Alice Ford de Falstaff, Nedda de I pagliacci y tiene pendiente debutar Alaide de La Straniera y Teresa de Benvenuto Cellini. Son todos personajes muy diferentes. ¿Cómo adapta la voz para poder cantarlo todo?
E. Mosuc: Son estilos distintos. Cuando tienes una técnica sólida y conoces bien el estilo de la ópera no es un problema. Por suerte no van todas seguidas y hay un poco de distancia entre ellas. No es como en enero, que hice Zerbinetta y tres días después hice Norma. ¡En cuatro días canté Zerbinetta y Norma y lo hice muy bien! (ríe). Un cantante al principio de la carrera no lo podría hacer, se necesita experiencia para hacer estos juegos.
«¡En cuatro días canté Zerbinetta y Norma y lo hice muy bien!»
A. Palau: Sí, porque, por ejemplo, con Alice Ford no puede hacer todos los sobreagudos que hace en I Puritani…
E. Mosuc: Claro, son personajes diferentes, pero estos roles más líricos los he cantado desde el principio también. He tratado siempre de introducir papeles que me ayuden a desarrollar el centro. Nunca he sido una soprano de coloratura plena, porque sino no hubiese podido hacer Norma o Luisa Miller. Stuarda, Bolena o la Elisabetta de Roberto Devereux son óperas para una soprano absoluta, con graves y agudos, no para sopranos dramáticas, como piden ahora, y creo que es un error, porque ellas no pueden hacer las coloraturas y sobreagudos que el público espera. Son óperas muy refinadas que necesitan mucha experiencia y sutileza. Son óperas de madurez en las que el cantante muestra su arte.
A. Palau: ¿Alguna vez esperó tener tanto éxito en su carrera?
E. Mosuc: Nunca quise llegar a La Scala o al Metropolitan cuando empecé a cantar. Yo llegué a La Scala después de diecisiete años de carrera. Ahora, los jóvenes cantantes terminan el conservatorio y ya debutan. Yo no lo entiendo, en mi época eso no ocurría. Cuando debuté, que fue con la reina de la noche, estaba muy preparada vocalmente, no llegué recién salida.
A. Palau: ¿Y ve a otras cantantes por YouTube?
E. Mosuc: ¡Claro! Yo creo que todos los cantantes lo hacemos, aunque muchos digan que no. Yo escucho para conocer qué hacen y cómo lo hacen, pero estudio con partitura y piano. Tengo mucha memoria visual y, cuando canto, veo la partitura pasando por mi mente. Me gusta mucho la línea entre Caballé y Sills, Callas me encanta, pero era más dramática. He trabajado muchas veces con Gruberova, compartiendo producción, y también me ha enseñado muchas cosas, como a trabajar los pianísimos, que al principio no tenía. Creo que es de lo más difícil de apoyar y de cantar, son todo un arte. Además es algo que aprecia mucho el público, porque tienen un gran impacto. Recuerdo, por ejemplo, en la Arena de Verona cantando “Addio del passato” de La Traviata, que todo el Teatro estaba en silencio absoluto. Se te ponían los pelos de punta.
«En Bilbao y Barcelona he encontrado un público que me quiere mucho»
A. Palau: ¿Qué le gustaría cantar que no haya hecho?
E. Mosuc: Ahora mi amor es Verdi. He llegado a entender que mi personaje favorito es Traviata. Es un rol complejo desde todos los puntos de vista. Verdi tiene algo más que Bellini o Donizetti. También me gustaría hacer más veces Norma o Beatrice di Tenda de Donizetti. Una de las cosas que más me apetecen es Il trovatore, que creo que me viene muy bien.
A. Palau: Además de la ópera, tiene otros proyectos entre manos, como Operfado, en el cual mezcla ópera y fado junto al cantante Gonçalo Salgueiro. ¿De dónde nace esta idea?
E. Mosuc: Conozco a Gonçalo desde hace un par de años. Es una estrella del fado y, al mismo tiempo, un gran amante de la ópera desde niño. Cuando lo escuché cantar el tema de Jesucristo Superstar de Andrew Lloyd Weber me quedé entusiasmada con su forma de cantar. Tiene un estilo elegante, con sfumature, pianísimos y sin gritar como suele hacerse. En su forma de cantar se siente una influencia operística. Entonces me vino a la cabeza la idea de hacer conciertos juntos, incluso sin saber qué repertorio podríamos cantar.
«Gonçalo Salgueiro es el único fadista que, como en el belcanto (al que habitúa la propia Mosuc), utiliza todas las posibilidades vocales»
A. Palau: ¿Y qué ocurrió?
E. Mosuc: ¡Pues que después lo escuché cantando fado y terminó de conquistarme del todo! Su forma de cantar fado dista mucho de la de sus colegas. Es el único fadista que, como en el belcanto, utiliza todas las posibilidades vocales. Es muy versátil y original, a la vez que elegante y profundo. Canta desde el corazón. Se le considera el sucesor de Amalia Rodrigues, ya que canta su repertorio con la misma línea, aunque con un estilo muy moderno y personal. En definitiva, decidimos crear por primera vez un concierto que uniese ópera, fado y musical. Vimos que tanto la ópera como el fado son géneros muy diferentes pero que se parecen mucho, ya que ofrecen las mismas emociones, aunque en un lenguaje distinto. Ambos hablan de amor, tristeza, melancolía, etc. Una vez orquestadas, muchas canciones de fado cobran todavía más una esencia operística. De hecho, Plácido Domingo dijo que el fado es como una ópera en miniatura. ¡Tiene razón!
A. Palau: Veo que es, además, un proyecto que le ilusiona especialmente. ¿A quién se le ocurrió el nombre de Operfado?
E. Mosuc: Fue idea de Gonçalo y pensamos que funciona, pues explica muy bien nuestro concepto. Pero, como te decía, además de ópera y fado también cantamos musical. Nuestras piezas favoritas son los duetos de El fantasma de la ópera, aunque queremos añadir otras más adelante. Además, en estos conciertos tengo la ocasión de experimentar nuevo repertorio, cantando arias de óperas que me gustaría hacer en un futuro.
A. Palau: Es decir, que podríamos decir que este proyecto tiene una visión de continuidad y que va a compaginarlo con su carrera, ¿no es así?
E. Mosuc: Ya hemos hecho muchos conciertos de Operfado en los festivales más importantes de Rumania, algunos de los cuales han sido retransmitidos por televisión o a través de internet. El año pasado actuamos delante de 15.000 personas y a finales de septiembre hicimos un concierto de fado en Suiza. Pero resumiendo sí, esperamos hacer Operfado por todo el mundo.
Por Alejo Palau