La entrevista tuvo lugar en su residencia londinense, y el maestro George Benjamin nos dedicó casi cuatro horas de su apretada agenda en las que pudimos comprender un poco mejor la complejidad de su alma creadora. En este intenso y apasionante encuentro, pudimos sentir en primera persona el halo de inteligencia, inocencia y suma generosidad que envuelve a este gran genio de nuestro siglo. Debido a esta extensión, hemos decidido dividirla en dos partes en cuanto formato digital se refiere. A continuación les ofrecemos la segunda parte de dicha entrevista:
A. F. : En 2008, fue compositor residente del Festival de Lucerne, donde creó el Dúo para piano y orquesta con Pierre-Laurent Aimard. ¿Qué podría decirnos de esta colaboración?
George Benjamin: Es el mayor pianista de música contemporánea desde hace cincuenta años. Lo conocí en París en 1976 y nos hicimos grandes amigos. En Antara, la parte extremadamente virtuosa del primer teclado la escribí para él. Como director de orquesta, trabajé con él en obras de Ligeti, Messiaen, Ravel… Pierre-Laurent es un gran pianista y un gran hombre, muy comprometido con la música contemporánea.
A. F. : Su primera ópera, Into the Little Hill, apareció en el 2006. ¿Concebir óperas era un sueño para usted?
George Benjamin: Una vez me regalaron por mi cumpleaños un libro de mitos y leyendas grecolatinas. Con 11 o 12 años leía estas historias y en mi cabeza improvisaba óperas orquestales en el estilo de Wozzeck y Elektra. La ópera y el teatro musical forman parte de mis raíces y me frustraba mucho no poder componer algo así. Durante años estuve buscando a alguien interesante que pudiera escribir el libreto de una ópera para mí.
Uno de mis colegas del King’s College me puso en contacto con Martin Crimp. Las cosas funcionaron muy bien con él desde el principio, es un hombre de una gran integridad artística y de un enorme talento. Además, Josephine Markovits, la directora del Festival de Otoño, quería hacerme este encargo para París en 2006. Tuve que tenerlo todo acabado en seis meses, ¡demasiado rápido para mí! Pero el día del estreno sentí que abría una puerta que siempre había querido abrir, y al día siguiente, me escribieron para pedirme otra ópera para el Festival de Aix en Provence en Francia.
A. F. : Finalmente, lo que une sus óperas al resto de sus obras es el gusto por el drama y casi por la tragedia, que ya se percibe en Three Inventions for Chamber Orchestra.
George Benjamin: Tiene toda la razón, muchas de mis obras anteriores son óperas abstractas, sin texto.
A. F. : En su opinión, ¿una ópera debe ser seria y dramática? ¿Podría imaginar en el futuro una ópera cómica o no es lo suyo? Sé que le encanta Falstaff…
George Benjamin: Me maravilló el Falstaff dirigido por Levine que vi en Nueva York, es una auténtica obra maestra. Me gusta mucho reír, pero creo que la ópera no está destinada a hacer reír en primer lugar. Creo que la gente canta en un momento de extrema emoción, es decir, cuando siente odio, amor, ira, miedo… cosas excepcionales. Pienso que la ópera está hecha para la tragedia, que es a menudo el destino del ser humano.
A. F. : Written on Skin es una ópera donde nadie se entiende, como una gigantesca torre de Babel. ¿Imaginaba el éxito que tuvo?
George Benjamin: ¿Quién se lo habría imaginado? Yo sabía que había hecho lo que quería, es decir, escribir una obra de grandes dimensiones para el teatro. Y funcionó, después de tantos intentos… Me sentí liberado, aunque no fue fácil de escribir. Fue fascinante poner música a la falta de comunicación, algo que ocurre muy a menudo entre los seres humanos. En la ópera, las conversaciones son a menudo bastante estrictas y formales. Quise intentar, a pesar del lado formalista de nuestras obras, de acercarla un poco más a la realidad.
A. F. : ¿Qué supone trabaja con varios directores, en producciones diferentes?
George Benjamin: Aunque Written on Skin se haya montado cinco o seis veces ya, en realidad yo sólo he trabajado en detalle con una persona, Katie Mitchell, que hizo la puesta en escena original en Aix. Desde hace veinte años es una gran colaboradora y amiga de Martin Crimp. Katie me escuchó mucho, escuchó mucho la música en los ensayos. Hizo un trabajo maravilloso que superó mis expectativas.
George Benjamin: «Le pedí consejo a Pierre Boulez y me dijo “Escriba, esté seguro de escribir lo suficiente”»
A. F. : Escribió Written on Skin para cinco cantantes específicos, ¿eso influyó en la creación?
George Benjamin: Sí, mucho: en los primeros encuentros tomé muchas notas de sus voces, hice experimentos, pensé mucho en las posibilidades de cada uno y escribí todo en función de eso. El talento extraordinario de Barbara Hannigan, Bejun Mehta o de Christopher Purves tuvo una influencia considerable y directa sobre mi propia partitura.
A. F. : Ha utilizado sonidos electrónicos…
George Benjamin: En realidad no. En Written on the Skin lo que se parece al timbre electrónico es en realidad una armónica de cristal. Es inestable, hay saltos de armónicos provocados por la fuerza de los dedos al tocar. Me gusta encontrar nuevos colores y para conseguirlo hay que probar cosas inesperadas de vez en cuando.
A. F. : Usted también es director de orquesta, ¿le gusta tanto como la composición?
George Benjamin: Me ha aportado mucho como músico, como compositor y como ser humano. He disfrutado mucho del trabajo con los músicos, pero ya solo trabajo como director de orquesta de manera excepcional. Cuando tenía 25 años, le pedí consejo a Pierre Boulez y me dijo “Escriba, esté seguro de escribir lo suficiente”. He pensado mucho en esta frase y creo que quizá he dedicado demasiado tiempo a la dirección de orquesta. Hay muchos directores de orquesta mejores que yo, pero la única cosa que solo yo puedo hacer es escribir mis propias obras.
A. F. : ¿Qué se podría hacer para que la gente tenga acceso a la música contemporánea?
George Benjamin: Para alguien como yo que fue arrastrado por la música a los 7 años, era difícil comprender por qué la sociedad no compartía mi pasión. Para mí, la música es lo más bello que el ser humano puede hacer. Es necesario que haya orquestas y músicos, buenas salas de conciertos, etc.
Hace falta una buena educación para todos, y que la cultura musical tenga un buen nivel. Eso es esencial, los jóvenes deben estudiar música en las escuelas. Los compositores, por su parte, deben intentar escribir obras maestras. La publicidad, los medios de comunicación, las palabras, los libros, no sirven de nada si el mundo actual no crea obras bellas. Si conseguimos hacer música hermosa, quiero creer que todo irá bien.
A. F. : Tras Written on Skin en Madrid y en Barcelona. ¿Qué relación tiene con España?
George Benjamin: He venido varias veces a España desde mi niñez. La relación con Josep Pons ha sido muy importante. Él me invito a Barcelona hace veinticinco años en mi debut en España, y después han seguido llegándome invitaciones a sus orquestas en Granada y en Madrid. Siempre he pensado que Granada es quizá el lugar más hermoso del mundo, de una belleza casi milagrosa.
Mi nueva pieza, Dream of the Song, fue inspirada por dos fuentes andaluzas: la poesía judía de Ibn Gabirol y Samuel Ha-Nagid, surgida de la cultura islámica del siglo XI; y la poesía de Lorca, mucho más moderna y conocida. La música española está renaciendo, cuando viajo por orquestas internacionales conozco a menudo músicos y jóvenes directores españoles de gran talento.
George Benjamin: «Siempre he pensado que Granada es quizá el lugar más hermoso del mundo, de una belleza casi milagrosa»
A. F. : Lo ha hecho prácticamente todo como compositor, ¿cuáles son sus sueños para el futuro? ¿Cómo le gustaría ser recordado?
George Benjamin: Sería espantoso, triste y aburrido conocer el futuro. Conocer a Martin Crimp hace diez años cambió mi vida. Esa clase de cosas no suceden a menudo. Lo único que espero es continuar escribiendo, y descubrir temas que me gusten. Me encantaría encontrar nuevos retos, nuevos modos expresivos y sonoros. Que mi música sea reconocida y tocada me haría feliz. Written on Skin lo revolucionó todo, era algo que no me esperaba a mis 52 años. Pero creo que lo esencial en la relación de un artista con su época y su público es ser fiel a sí mismo: hay que hacerlo lo mejor posible, ¡funcione o no!
Félix Ardanaz