Por Paz Ramos
Desde su extraordinario debut como director de la Filarmónica de Munich y la Orquesta del Concertgebouw, donde empezó en 2002 como percusionista, la carrera internacional del joven valenciano Gustavo Gimeno, solista, músico de cámara y profesor, se ha vuelto imparable. Hace dos años fue designado por cuatro años como Director Titular de la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo, ha sido Director Asistente de Mariss Jansons y ha sido invitado a asistir a Claudio Abbado con la Orquesta Mozart. En noviembre de 2014 dirigió en el X aniversario del Palau de les Arts las Sinfonías 4 y 6 de Beethoven, y en marzo dirigió en el foso su primera Norma, con Mariella Devia como la suma sacerdotisa del dios Irminsul.
Después del gran éxito que cosechó en el Palau, el músico valenciano participó con la Orquesta de Cámara de Lausanne, la Netherlands Radio Philharmonic Orchestra y giró con la del Concertgebouw.
Empieza los estudios en Valencia, primero como percusionista, y luego elige Ámsterdam, donde vive en la actualidad.
En Valencia estudié hasta los 17 años y luego me mudé a Ámsterdam. Al terminar mis estudios tenía un dúo de percusión, empecé a dar alguna clase y a colaborar con orquestas y grupos de cámara haciendo música contemporánea. Así, dando algunas clases y con una intensa actividad de todo tipo, pasaron los años, y en 2001 me presenté a las oposiciones de percusión en el Concertgebouw. Fue allí porque en su momento había una tradición de varios percusionistas españoles que habían estado en Ámsterdam, por tanto, era zona conocida, zona amiga. Tenía información de lo que era, los profesores hacían cursillos de verano aquí y de esa forma conocí a los que después serían mis profesores en Ámsterdam, con 13 o 14 años. Siempre me dio mucha confianza esa ciudad, quizá por conocerla a través de otra gente, pero una cosa que siempre me interesó mucho es que me parecía una sociedad abierta, un país de fácil acceso, y me daba cuenta de que tenía una gran orquesta como el Concertgebouw, muchos grupos de música antigua de un gran nivel y también música contemporánea muy activa. Era un sitio donde concurría todo tipo de música, así que no tuve duda de que era el sitio adonde quería ir.
Ha tomado clases magistrales y participado con directores como Ivan Fischer o Hans Vonk. Además, ha estado tres años como Director Titular de la Orquesta Sinfónica Con Brio de Ámsterdam, y luego como Director Artístico y Principal del Het Orkest Amst 2012.
Eran orquestas amateurs, pero para mí fue una experiencia fantástica; he visto también a Heras Casado dirigir amateur. Para mí ha sido muy valioso practicar con ellos técnicamente la dirección, pero también el trato con colectivos sin hacer distinción: uno toca el violín, otro la trompeta, yo estoy dirigiendo, y tenemos que hacer música juntos. Para mí era un sitio de aprendizaje absoluto; fue un periodo muy bueno.
Y también ha sido Asistente de Mariss Jansons con la Royal Concertgebouw a principios del 2012.
Con Mariss Jansons tengo una intensa relación y me tiene mucho cariño. Siempre me da consejos, me quiere ayudar. Con Claudio Abbado en el periodo que estuvimos juntos yo era casi un nieto, su nieto musical en ese momento. Estaba siempre con él, comíamos juntos, escuchábamos discos, mirábamos partituras, hablamos muchísimo… fue muy intenso, una confianza máxima, me acogió maravillosamente.
Ha trabajado estrechamente con compositores como Pierre Boulez, George Benjamin o Magnus Lindberg, como músico de cámara con el dúo Katia y Marielle Labèque y la violinista Janine Jansen, con clases en el Conservatorio de Ámsterdam y magistrales en Alemania, Japón, Rusia, Estados Unidos o Alemania.
En el 95 Pierre Boulez dirigía muy a menudo a la Orquesta del Concertgebouw, así que hice muchas representaciones con él. La percusión tenía un papel muy importante y él además hacía programas sinfónicos con obras francesas de impresionismo francés, obras suyas. También tuve un periodo largo de trabajo, a menudo intenso, con George Benjamin, toqué de solista y él era el Director entonces.
La experiencia con la Orquesta del Concertgebouw debió de ser increíble.
Para mí desde luego. Cuando era niño tenía sus discos, era como un sueño. Después de ser mis profesores les he dirigido y tengo varias citas para el futuro con ellos. Sé que es una Orquesta muy exigente y que no me llaman por amistad, sino porque valoran mi trabajo. La temporada que viene haré una cosa muy importante con ellos.
Consiguió el Segundo Premio en el Concurso Internacional de Percusión de Luxemburgo, ¿en aquel momento pensó que podría llegar a ser Titular de esta Orquesta?
Dirigió a la Filarmónica de Munich sustituyendo a Lorin Maazel.
Una gran responsabilidad. Desde el principio me acogieron muy bien, y cada concierto fue una fiesta. Había verdadera comunión con la Orquesta y, de hecho, la temporada que viene voy a dirigirles dos semanas. Me encontré fantásticamente.
Nuevo titular de la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo en sustitución de Emmanuel Krivine y esta temporada actuará también con la Sinfónica alemana de Berlín, SWR, Filarmónica Radio de Holanda, Metropolitana de Tokio y Ciudad de Birmingham, entre otras.
Efectivamente, tenemos un contrato por cuatro años. Es una muy buena orquesta, con una sala moderna con recursos de todo tipo y con una dirección de gran nivel; estamos planeando las siguientes temporadas con cosas muy interesantes.
¿Se trasladaría a vivir Luxemburgo?
No, seguiré residiendo en Ámsterdam. Iré las diez semanas que hemos firmado por contrato.
¿Qué programa ha elegido?
Haremos la Primera Sinfonía de Mahler y el Concierto romanesco de Ligeti. Viene a cantar Ani Arteros, a quien conocí en Munich.
La pasada primavera Gustavo Gimeno se metió por primera vez en el foso del Palau de les Arts de Valencia para dirigir una ópera de la categoría de Norma, con un reparto excepcional.
Fue un nuevo montaje con muy buenas sensaciones. Me dijo Helga que esta Norma me iría perfectamente. Yo hablo bastante bien italiano y si hago ópera es antes Puccini, Verdi, Bellini o Mozart que Wagner o Strauss. Me interesó mucho hacer Norma porque muy a menudo suena como si fuera Puccini, pero es música del siglo XIX, y me gustaría no olvidarlo. El contexto no es el de 1930, sino muy anterior. Las dificultades vocales de Norma la han hecho asequible solo a las grandes de la lírica como Caballé, Sutherland o Callas, y aquí Mariella Devia interpretó el papel de la suma sacerdotisa. Debutó Norma en Bolonia hace dos años. En el Palau contamos con el tenor Rusell Thomas como el procónsul Pollione, que lo interpretó por primera vez.
Ha colaborado con grandes directores, ¿de quién ha aprendido más?
De todos he aprendido que me gusta la dirección. Todos los buenos tienen características que me interesan, que me hacen pensar. Igual que tú tienes tu pasión por Giulini yo estaba enamorado de Abbado, y fue un sueño haberle conocido y estar tanto tiempo juntos. Nos encontraremos en Ámsterdam también con Maris Jansson. Son con los que tengo relación más cercana y son a los que más admiro de esa generación.
Entre partitura y partitura, ¿le queda tiempo para alguna pasión?
Me gusta el cine, comer y beber bien, el deporte hacerlo y seguirlo. Me gusta mucho el tenis, soy un apasionado de Rafael Nadal, me ha dado muchos momentos de alegría. También me gusta estar con buena gente, tranquilo.