Por Christian Ibáñez
Este artículo fue publicado originalmente en el número 238 de la revista Melómano.
Christian Ibáñez nace en Buñol en 1986, donde comienza sus estudios musicales en el C. I. M. “La Armónica” con los profesores Antonio Cambres y José Luis Casas. Posteriormente cursa estudios de Grado Medio en los conservatorios “San Rafael” de Buñol y “José Iturbi” de Valencia, para trasladarse a Madrid, donde finaliza sus estudios en el Real Conservatorio Superior de Música, con Enrique Rioja, obteniendo matrícula de honor. Paralelamente a sus estudios, recibe clases de Maurice André, Max Sommerhälder, Guy Touvron, Reinhold Friedrich, Frits Damrow, Omar Tomasoni y Gabor Tarkovi.
Ha sido miembro de la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Valencia, Joven Orquesta Sinfónica de Castellón, Banda de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana, Joven Orquesta de Estudiantes de la Comunidad de Madrid, Joven Orquesta Nacional de España, Orquesta del Festival Schleswig-Holstein (Alemania) y Joven Orquesta Gustav Mahler, realizando giras por Europa y América.
Con el Quinteto de Metales “Zambrass” ha obtenido el Segundo Premio en el Concurso de Música de Cámara “Adelina Domingo” en Benifaió (Valencia). Ha sido galardonado con el Primer Premio en el 2º Concurso para Jóvenes Intérpretes de Viento-Metal “Arturo Parra” de Alaquàs, y con el Segundo Premio en el Concurso Internacional de Trompeta “Città de Porcia” en Italia.
En 2008 obtiene por oposición la plaza de fliscorno co-solista en la Banda Sinfónica Municipal de Madrid. En 2009 obtiene por oposición la plaza de trompeta-ayuda de solista en la Orquesta Sinfónica RTVE. En enero de 2017 es nombrado trompeta solista de dicha orquesta.
Empecé con el violín con 8 años, pero al cabo de un año dejé la música. Después, a los dos años volví a empezar, esta vez con el chelo, aunque solo duré un trimestre. En el siguiente trimestre de ese mismo curso, cogí la trompeta. ¡¡A la tercera va la vencida!! La elección del violín y después el chelo tiene una explicación, y es que mi hermano es contrabajista y le hacía mucha ilusión que yo tocara un instrumento de cuerda.
Normalmente toco en la orquesta la trompeta en Do, y la de Si bemol. Aunque en ocasiones, dependiendo del repertorio que tengo que tocar, utilizo la corneta y la trompeta piccolo.
El origen de la trompeta es prehistórico, aunque las primeras agrupaciones en la que se utilizaban trompetas datan del Renacimiento. Posteriormente, en el Barroco, cobra más protagonismo, gracias compositores como Bach o Haendel, entre otros. Pero en este periodo las trompetas todavía no eran de pistones, se utilizaban trompetas naturales. Es en el siglo XVIII cuando aparece la primera trompeta de llaves, antecesora de la trompeta de pistones. Y a finales del siglo XIX se inventan las primeras trompetas de pistones.
La trompeta se fabrica empleando distintas aleaciones de metal. Está formada por una campana y una serie de tubos con curvas, inteligentemente diseñadas para conseguir una óptima afinación. Además, incluye tres pistones que, mediante distintas combinaciones, dirigen el aire que soplamos por las diferentes tuberías, para obtener notas musicales
La trompeta puede sonar de muchas maneras, con un sonido brillante, oscuro, sucio, apagado, etc. Para mí es muy importante que la trompeta no suene agresiva, siempre trato de buscar un sonido noble. Si lo comparamos con cualquier otro instrumento de la familia de viento metal, la trompeta tiene el sonido más brillante.
La trompeta en Si bemol, Do, y corneta se tocan en el mismo registro. Aunque la corneta tiene un sonido más oscuro. Sin embargo, la trompeta piccolo la utilizamos para facilitar los pasajes escritos en un registro más agudo.
La ubicación de la trompeta en el escenario dependerá del repertorio que vamos a interpretar, también de la sala donde se va a tocar. Pero como norma general, solemos estar frente al director, en la última fila de la familia de vientos.
No requiere el mismo mantenimiento que un instrumento de viento madera ya que el metal es más resistente. Yo tengo en cuenta dos cosas: secar el agua que hay en el interior del instrumento, producida por la saliva y el vaho mientras tocamos, ya que con el tiempo el metal se deteriora; y el engrase de los pistones, ya que pueden engancharse en el peor momento.
Para mí los solos de las sinfonías son todos emocionantes, pero podría destacar el Promenade de los Cuadros de un exposición de Mussorgsky, o el inicio de la Quinta Sinfonía de Mahler. En cuanto al concierto para trompeta y orquesta más virtuoso, me quedo con el Concierto para trompeta y orquesta de H. Tomasi. La obra de cámara más interesante, Historia de un soldado de I. Stravinski.
La trompeta es un instrumento muy versátil, se mueve igual de bien tanto en un contexto sinfónico como en el jazz, pero no solo en el jazz, sino en todos los estilos: baile de salón, folclore, música de calle, salsa… Pienso que a día de hoy en todos los estilos tiene protagonismo.
Cuando era estudiante, escuchaba una y otra vez orquestas como la Filarmónica de Nueva York, Berlín, Sinfónica de Chicago, etc., y siempre había sido para mí un sueño ser solista de una orquesta para poder tocar ese repertorio que siempre he escuchado. Por lo tanto, formar parte de la ORTVE es como vivir un sueño, junto a mis compañeros de trompeta German Asensi, Borja Antón y Benjamín Moreno.
Puedo contaros una anécdota que me viene a la mente, de la primera vez que toqué un concierto para trompeta y banda. Tendría 20 años. Justo antes de salir, estuve buscando un buen rato el vestuario, con un portatrajes que llevaba en la mano que pesaba como una tuba. Pues bien, durante el concierto, todo iba bien, hasta que, en una parte que cambiaba la trompeta por el fliscorno, me empezó a temblar el brazo izquierdo, por haber sujetado tanto tiempo el portatrajes. Me temblaba tanto que se me cortaba el sonido, ¡hasta que se me ocurrió tocar solo con el brazo derecho! Pues bien, al final salvé el fragmento con el fliscorno, pero el público alucinaría al verme tocar solo con un brazo.
De vez en cuando, una empresa que hace trompetas me las pasa para que las pruebe. Considero necesario probar un instrumento un par de semanas, para estar seguro de querer comprarlo.
Como cuidado físicos o ejercicios recomendado a un joven trompetista para el buen mantenimiento de su técnica, practicar yoga, por la postura y por la sensación física y mental. Y también ejercicios aeróbicos, como salir a correr o ir a nadar, para desarrollar y ejercitar el aparato respiratorio, ¡que es nuestro motor!
Si hablamos de trompetistas legendarios para mí, indiscutiblemente Maurice André, ha sido y será un referente. Aunque admiro y también son referentes Phil Smith, Adolph Herseth y Gabor Tarkovi.
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