La solista de flauta de la Orquesta Sinfónica RTVE, Mónica Raga, nos habla sobre la preparación de su papel, y el de la familia de las flautas, en los conciertos que la ORTVE ofrecerá en el Teatro Monumental los días 25 y 26 de febrero con el Preludio a la siesta de un fauno de Debussy en programa. Dirigirá la formación Pablo González, su batuta titular.
Por Benjamín Núñez
Al principio de esta sección siempre preguntamos si hay obras que son más interesantes que otras desde el punto de vista de la familia, en este caso de las flautas. ¿Hay algún periodo de la historia de la música en el que creas que cobran más presencia las flautas?
La flauta, dentro del conjunto sinfónico, empieza a destacar a partir del siglo XIX, con la construcción de flautas metálicas y un mecanismo mejorado que las hace más sonoras y más fáciles de tocar. En toda la música francesa de finales del siglo XIX y principios del XX la cuerda de flautas empieza a tener un papel más relevante.
En el reciente concierto ‘Un juguete, una ilusión’ de la ORTVE interpretaste la famosa melodía del intermedio de la ópera Carmen de Bizet. Quizá, una de las más bellas que se han compuesto, ¿no crees?
Es una melodía preciosa, ciertamente, y tocarla, un privilegio también, al tenerla tan escuchada. Bizet alcanzó el éxito precisamente con esta ópera, y desde entonces ha sido su obra más interpretada. Su melodía nos resulta muy familiar y es reconocible fácilmente.
¿Qué instrumentos componen la sección de flautas dentro de la orquesta?
La sección de flautas se compone básicamente de la flauta en Do (la que todos conocemos), de la que normalmente hay dos en plantilla, y el piccolo (que también suele encargarse de la flauta III), que suena una octava por encima de la de Do. A partir de ahí, hay muchas combinaciones, en función de la plantilla que indique el compositor, así que también puede incluir la flauta en Sol, con una afinación más grave que la de Do, de tamaño más grande y un sonido meloso y profundo. Es utilizada, por ejemplo, por compositores de música de bandas sonoras, y también Ravel o Stravinski, quien la utiliza en La consagración de la primavera, en el ritual de los antepasados, dotando a la melodía de un color suave e hipnótico muy apropiado para el momento. También se utiliza en algunas ocasiones la flauta baja, mucho más grande que la normal, también afinada en Do, pero una octava más grave; es empleada por algunos compositores contemporáneos.
Los próximos días 25 y 26 de febrero interpretarás el Preludio a la siesta de un fauno de Claude Debussy en el Teatro Monumental de Madrid. Como solista, tú preparas la sección de flautas, ¿cómo es este proceso?
El proceso de preparación es individual, cada cual se estudia bien su papel, y después viene el trabajo de conjunto, que se realiza durante los ensayos de la semana siguiendo los requerimientos del director. Esta obra ya la hemos interpretado otras veces las mismas componentes de la cuerda de flautas de la actualidad, así que será el director quien marque las diferencias con cualquier otra versión que hayamos interpretado anteriormente. En esta ocasión le corresponde a nuestro titular, Pablo González.
La actual temporada de la Orquesta y Coro RTVE se llama ‘Revoluciones musicales’ precisamente porque compositores como Debussy marcaron un antes y un después en la historia de la música con obras como este Preludio a la siesta de un fauno. En lo que se refiere a la flauta, ¿qué innovaciones encontramos en esta partitura?
Debussy evoca con esta pieza una fábula basada en un poema de Mallarmé sobre las peripecias de un fauno que persigue a las ninfas con juegos eróticos. En ese contexto, Debussy dota a la flauta de un halo de irrealidad, creando un lenguaje fantástico en toda la obra, como nunca antes se había compuesto. Por ello, se considera que con esta revolucionaria partitura dio comienzo el Impresionismo.
¿De qué partes se compone? ¿En qué momento el compositor otorga más protagonismo a las flautas?
Debussy construye una pieza brillante y extraordinaria, donde utiliza muy bien toda la paleta de colores que puede ofrecer una orquesta sinfónica: los colores del viento-madera, del arpa, de las cuerdas… La flauta protagoniza el comienzo, sin acompañamiento. Durante toda la primera parte de la pieza son recurrentes sus intervenciones. En el resto de la composición introduce recordatorios de esa primera frase, aunque con diferencias melódicas.
Esta obra se programa a menudo en salas de conciertos, ¿es técnicamente muy complicada?
El fauno entona con su flauta una melodía de una sensualidad encantadora. Tú no la interpretarás como él con el syrinx, o flauta de pan, que hemos visto en muchas pinturas, sino con una flauta normal.
Está claro que con una flauta de pan no se puede conseguir tanto como con una flauta normal, pero visualmente esa imagen es muy inspiradora.
¿Qué es lo que más te gusta de este poema sinfónico de Debussy?
Me gusta descubrir cómo, de la nada, va cobrando densidad y fuerza hasta conseguir ese brillo tan característico de la obra; y luego cómo va desapareciendo de igual forma, casi imperceptiblemente, hacia la claridad y el sosiego del principio.
En este programa se incluye, además, Mi madre, la oca, de otro contemporáneo de Debussy, Ravel. Junto a Satie son considerados los compositores impresionistas más importantes. ¿Es también esta versión para orquesta de Ravel interesante para la flauta?
Desde el punto de vista de las flautas, tocar Ma mère l’Oye es muy interesante. Es otra composición que aprovecha enteramente el potencial sonoro de la cuerda de flautas, desde el registro grave y su sonido aterciopelado, hasta el timbre más agudo y vibrante que nos ofrece el piccolo, con melodías exóticas y diferentes a lo habitual. Además, hay pasajes a dúo con otros instrumentos, como la combinación piccolo-clarinete bajo, que consiguen colores diferentes y, en general, todo el conjunto de la obra es un estímulo sonoro espectacular.
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