Por Miguel Franco
Obras interesantes para los contrabajos
En gran medida, el interés técnico y musical expuesto en la línea del contrabajo depende de la intención discursiva del compositor, así como de su conocimiento de las posibilidades interpretativas del instrumento. Si su intención se centra en el orden lógico y más habitual, dará preponderancia a las voces de tesitura más aguda con el fin de asegurarse la claridad en la exposición de sus ideas. En este caso los contrabajos apoyarán de una u otra forma, según el ingenio de cada cual, el desarrollo de las líneas principales. Si, por el contrario, el compositor desea ampliar el rango de las exposiciones más relevantes podremos encontrar en la línea del bajo diseños más atrevidos y de mayor peso expresivo, si bien hay que señalar que el oído no tolera con tanto agrado la exposición prolongada de protagonismo en los registros más graves, de los cuales el contrabajo es dueño y señor.
La sección de cuerda menos numerosa de la orquesta
El mayor o menor número de miembros en una sección de cuerda no influye demasiado en la preparación de los conciertos, si acaso, cuanto menor es la sección más rápidamente se reciben y se ponen en práctica las instrucciones recibidas.
En realidad, todos los profesionales que llegan a ganar un puesto en una orquesta de cierta talla han recibido la formación necesaria para tocar en conjunto. Para ello, desarrollan habilidades que les habilitan para la mejor sincronización de los movimientos del arco de cada uno con respecto al grupo, elemento esencial en la sección de cuerda. La mirada transita continuadamente desde el atril al director pasando por el brazo del compañero y de nuevo desde el compañero al director para acabar en la partitura en una sucesión de movimientos oculares rápidos y certeros.
Quinta Sinfonía de Beethoven
La preparación comienza con el estudio individual. Aquí hemos de puntualizar para el público menos familiarizado que la actuación en el escenario, propósito último de nuestro esfuerzo, no representa más que la punta del iceberg. De manera que por cada hora de interpretación se corresponden días de preparación cuando no meses y hasta años en el caso de los solistas. Cuando la sección se reúne en el escenario para cumplir con los ensayos nos queda la definitiva labor de ajustar el conjunto según los matices y el tempo propuestos por el director y coordinados a través del principal de cada sección, cuyo liderazgo contribuye indefectiblemente a la excelencia del resultado artístico final.
Es comúnmente aceptado que el genio de Beethoven culmina una etapa de la historia de la música y abre las puertas a todo un siglo de Romanticismo. Como todos los pioneros, Beethoven explora nuevas rutas técnicas y expresivas en la música a la vez que avanza la continua presencia de una genuina y distintiva impronta de la personalidad del creador. Efectivamente, en este afán de distanciarse de sus contemporáneos y de reafirmar su personal discurso resulta innovador por muchos motivos, a saber, la duración y desarrollo formal más elaborados, el uso temático en instrumentos poco habituales en este campo, el empleo del pensamiento filosófico y descriptivo en los recursos musicales, y la aparición del ritmo como protagonista e hilo conductor. Con todos estos elementos diestramente expuestos los contrabajistas cobran una relevancia inusitada hasta el momento, como lo muestran tanto el peso melódico y expresivo depositado en el timbre y registro ampliado del instrumento (Scherzo de la Quinta, recitativo de la Novena), como la confianza otorgada a los bajos para sustentar células rítmicas nuevas y complejas (primer movimiento de la Séptima).
Esta sinfonía, al poder considerarse como la quintaesencia del sinfonismo, sin duda favorece a la familia de los contrabajos, dado el protagonismo que llega a alcanzar en distintos episodios. El Scherzo, junto con su Trío, suponen un reto técnico y expresivo confiado a contrabajos y chelos en octavas paralelas tal que rara vez se muestra en compositores anteriores.
Una obra técnicamente muy complicada
Lo es en muchos sentidos, especialmente debido a su peculiar desarrollo temático basado en una característica y célebre célula rítmica, pero también por el protagonismo tímbrico y melódico requerido en algunas secciones instrumentales poco habituales hasta el momento de su composición, como, por ejemplo, trombones, timbales y contrabajos. De hecho, algunos pasajes de estos son tradicionalmente fijos y representan un excelente escenario para medir la destreza de los candidatos en las audiciones de, prácticamente, todas las orquestas europeas. En este contexto, lo más reseñable en términos técnicos lo constituyen el legato de fusas, pasaje temático, en el Andante con moto, el comienzo del Scherzo con frases largas de grandes saltos interválicos en pianísimo, y la exposición y contrapunto del tema fugato que constituye el Trío, por su determinante presencia y su complejidad contrapuntística.
Sabemos que la sección está preparada para esta pieza, como de costumbre, cuando los deseos artísticos del director llegan con claridad a la sección y somos capaces de llevarlos a la práctica con la mejor actitud y la precisión requerida. Es decir, cuando seis u ocho instrumentistas, en nuestro caso, suenan a la par, como uno solo de enorme tamaño.
En los ensayos, desde luego, y como responsable de mi sección soy el primero que recoge las indicaciones del director y las adecúa para nuestros instrumentos, el que diseña la configuración de los arcos y el que responde a la consecución de los distintos tempi con el liderazgo y el oportuno lenguaje corporal. Lo que más me gusta en esta sinfonía es tocarla sintiendo el pálpito arrollador de su discurso y comprender el mundo a través de su interpretación.
En este concierto del 27 y 28 de marzo con el maestro titular de la Orquesta Sinfónica RTVE, Pablo González, en el podio, el programa incluye el Concierto para violonchelo de Nikolái Miaskovski. Cuando esto ocurre, como en ese concierto, la partitura del resto de la cuerda, y en concreto, de los contrabajos, están al servicio del solista, en este caso Javier Albarés.
Javier, como muchos otros compañeros, es un exponente representativo de la excelencia de nuestra orquesta. En esta ocasión le serviremos con el mayor esmero y entusiasmo, y atenderemos, como suele suceder con la mayoría de los solistas que acompañamos, tanto sus indicaciones como su ímpetu interpretativo.
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