Entrevista a su director, Francisco Lorenzo
Nos encontramos a mitad de la temporada 2022-23, para la que el CNDM ha proyectado 182 conciertos y 61 actividades distribuidas en 25 ciudades españolas y 2 ciudades extranjeras, ¿cómo valora la actividad que han llevado a cabo hasta ahora?
La temporada 2022-23 del Centro Nacional de Difusión Musical se está desarrollando de manera muy positiva. Hasta la fecha, hemos disfrutado del 100 % de las actividades programadas. Hemos podido recuperar en su formato original exitosos ciclos como el Bach Vermut, con conciertos de los mejores organistas del mundo aderezados con exquisiteces gastronómicas y jazz nacional en directo. Y, además, hemos agotado las localidades en ciclos como Andalucía Flamenca y superado la venta de abonos respecto al año anterior. Todo esto no habría sido posible sin el apoyo y los aplausos de nuestro querido público, a quienes estamos muy agradecidos por confiar en el CNDM y por mantener intactas su ilusión y ganas de disfrutar de buena música en directo tras dos años atípicos por la situación generada a raíz de la pandemia.
¿Cómo se plantean el resto de la temporada?
Esta temporada la estamos afrontando con mucha ilusión y con la determinación de seguir trabajando para que la ambiciosa programación que planteamos se despliegue a pleno rendimiento tanto en Madrid como en el resto de comunidades autónomas donde tenemos presencia. También continuamos apostando por la proyección internacional del CNDM: este año, por ejemplo, retomaremos la esperada colaboración con el prestigioso Festival de Música Barroca de Londres, prevista inicialmente para mayo de 2020 y aplazada por la pandemia. En mayo, prestigiosos músicos y formaciones especializadas españolas desembarcarán en el Festival para mostrar al público, a lo largo de una semana, la riqueza, singularidad y calidad de nuestro repertorio.
¿Podríamos decir que esta es, definitivamente, la temporada de la vuelta a la normalidad?
Si bien en la presente edición hemos vuelto a la plena normalidad (se retomó la venta de abonos y localidades en las fechas habituales), es importante destacar que durante la pandemia también mantuvimos una gran actividad. En 2020 y 2021, cuando los principales escenarios europeos permanecían cerrados, España fue un ejemplo de cómo continuar de manera admirable con las programaciones culturales. Creo que supimos adaptarnos a las circunstancias con nuevos formatos que permitieron al público seguir disfrutando de conciertos de gran calidad y garantizando una cultura segura.
¿Han conseguido recuperar todos los compromisos que quedaron pendientes durante los meses más duros de la pandemia?
Sí, ya que en las dos últimas temporadas (las ediciones 2020-21 y 2021-22) hicimos un gran esfuerzo para reprogramar la gran parte de los conciertos aplazados durante esos momentos difíciles. Y en la presente edición, rematamos esta labor con dos propuestas internacionales: por fin pudimos disfrutar de la extraordinaria voz de la diva del jazz Dianne Reeves o de la singularidad de Madeleine Peyroux, recitales previstos inicialmente para 2021.
Este año han elegido fotografías del activista medioambiental Yann Arthus-Bertrand como imagen de la temporada, ¿qué mensaje hay detrás de esta elección?
La imagen de temporada evoca bellos paisajes aéreos que nos animan a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza. Queríamos partir de dicha reflexión para establecer un hilo conductor con el momento en el que nos encontramos como institución, una nueva etapa donde el CNDM debe encontrar el equilibrio entre el crecimiento y la sostenibilidad. Por eso, en esta edición nos hemos querido enfocar en consolidar aquellas iniciativas que mejor representan nuestros valores, así como en reforzar los lazos con los socios coproductores que comparten nuestros principales objetivos.
Habla de una ‘nueva etapa’ del CNDM, ¿qué objetivos se han marcado para este nuevo tiempo?
En esta nueva etapa seguimos velando por nuestros objetivos fundacionales. En primer lugar, dotar de una programación pública y de calidad al Auditorio Nacional de Música, así como vertebrar la actividad musical a lo largo del territorio nacional y en el extranjero en coproducción con otras entidades. En segundo lugar, fomentar la ampliación, recuperación y difusión de nuestro patrimonio musical. Y en tercer lugar, apoyar a los intérpretes y creadores españoles, con estrenos absolutos y encargos de obra nueva. Todo ello desde una visión inclusiva que promueva, a través del desarrollo de nuevas iniciativas y formatos de concierto, la participación, la generación de comunidad y el acceso a la música como experiencia enriquecedora para las personas.
Una de las propuestas más interesantes de toda la programación es la existencia de las residencias artísticas, que este año se han ofrecido a Benet Casablancas, Moisés P. Sánchez y Concerto 1700, ¿qué criterios siguen en la selección de estas figuras?
En la elección de las residencias artísticas del CNDM intervienen varios factores. Por un lado, valoramos que tengan una gran trayectoria a sus espaldas o, en el caso de artistas más jóvenes, que posean un potencial enorme y una madurez artística indiscutible. Por el otro, también es importante que sean artistas capaces de mostrar diferentes facetas. Sin duda, estos roles nos permiten descubrir nuevas joyas a través de los encargos directos que les hacemos a los residentes, y son también una oportunidad para que el público descubra la obra de grandes compositores que siguen en activo, así como la excelencia en la interpretación de artistas y agrupaciones de primer nivel.
Otro de los elementos que definen al CNDM es su apuesta por la nueva creación, a través del apoyo de festivales de música contemporánea en distintas localidades españolas, ¿esperan seguir creciendo en este ámbito?
El apoyo a la creación contemporánea forma parte del compromiso que tenemos con nuestro patrimonio musical. Queremos apoyar a los creadores contemporáneos a través del estreno absoluto de nuevas partituras y a los festivales y ciclos de música contemporánea por toda la geografía española. En cuanto a las composiciones, esta temporada, tenemos 48 estrenos absolutos, 21 de los cuales son encargos a destacados intérpretes y, de ellos, más de la mitad son compositoras. En cuanto a la programación de música contemporánea, además del ciclo anual Series 20/21, que desarrollamos a lo largo de todo el año en el Auditorio 400 del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, esta temporada hemos arrancado precisamente con el Ciclo de Música Contemporánea Museo Vostell, en Malpartida de Cáceres. También coproducimos importantes circuitos donde se pone en valor la creación contemporánea, como el Ciclo de Música Actual de Badajoz, o las Jornadas de Música Contemporánea de Segovia. En estos últimos, la obra del compositor residente de la temporada 2022-23, Benet Casablancas, tendrá un gran protagonismo.
Están dando gran espacio a la recuperación del patrimonio musical español, a través de la realización de estrenos en tiempos modernos de un gran número de programas, ¿cómo se articulan estos proyectos? ¿De qué manera se implica el CNDM en ellos?
En esta edición recuperamos 25 obras del patrimonio musical español. Nos tomamos esta labor como una misión fundamental para velar por nuestro repertorio que, a su vez, permite al público descubrir tesoros musicales que permanecían ocultos hasta ahora de la mano de músicos de primerísimo nivel. Para ello, estamos en constante contacto con las diversas instituciones que realizan trabajos de investigación, con musicólogos y con los propios artistas para, a través de la programación de estas obras, darles la mayor difusión posible y acercarlas al público.
En 2020 nos contaba que desde que usted es director de esta institución hay mayor presencia de músicos españoles en la programación, ¿sigue trabajando en esta línea de apoyo a nuestros músicos?
El apoyo al tejido musical español es una de nuestras señas de identidad, un hecho que se vio reforzado durante la pandemia, donde nos volcamos enteramente con el sector de la música en nuestro país para proteger a todos aquellos que se vieron más afectados por las consecuencias de la pandemia. Siempre hemos prestado especial atención a la extensa nómina de artistas nacionales que participan en nuestras programaciones, a la que tratamos de sumar, cada año, nuevos intérpretes y conjuntos nacionales. Este año, entre otros muchos, tuvimos el fantástico debut en el CNDM del contratenor y director gallego Alberto Miguélez Rouco, con su ensemble Los Elementos, formado por músicos ligados a la prestigiosa escuela Schola Cantorum Basiliensis, para dar vida a la zarzuela del apreciado compositor español José de Nebra: Vendado es amor, no es ciego.
¿Qué metas se ha marcado usted para continuar haciendo del Centro Nacional de Difusión Musical un lugar de excelencia en los próximos años?
En las próximas ediciones seguiremos trabajando para servir a la sociedad a través de nuestros objetivos fundamentales, manteniendo aquellos ciclos y festivales que se han ido consolidando a lo largo de estos años y apostando por proyectos innovadores que nos permitan llegar a nuevos públicos. En paralelo, también queremos reforzar el papel del CNDM como garante del patrimonio musical español; como una institución cultural clave de nuestro país en difusión de nuestra cultura, generadora de nueva creación y vehículo de desarrollo para creadores y músicos españoles. Y, por supuesto, seguiremos poniendo el foco en la vertebración territorial, para garantizar el desarrollo de propuestas musicales de altísimo valor en toda la geografía española.
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