Les ofrecemos la segunda parte del artículo de Diego Manuel García sobre la ópera maestra de Giacomo Puccini, Turandot. En esta segunda parte, García nos habla sobre la gran importancia de la orquesta y el coro, así como de las grabaciones de la obra, destacando la intepretación de Birgit Nilsson, Franco Corelli y Luciano Pavarotti, este último en el «Nessun dorma!», popularizada por Plácido Domingo en sus concierts de Los Tres Tenores.
Gran protagonismo de orquesta y coro
La orquesta, junto a la casi continua presencia del coro, se convierten en grandes protagonistas de esta ópera. Una orquesta de considerables dimensiones, con una plantilla que incluye: maderas con tres flautas, flautín, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes en Si bemol, clarinete bajo, dos fagotes, contrafagot y dos saxofones altos; metales con cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, trombón contrabajo,.
En el escenario también estarán presentes seis trompetas, tres trombones y un trombón bajo; percusión con timbales, címbalos, triángulo, caja china, bombo, glockenspiel, xilófonos, campanas tubulares entonadas con gong chinos, y en escena una caja china y un gran gong; teclados con una celesta y un órgano, cuerdas con primeros y segundos violines, dos arpas, violas, violonchelos y contrabajos. Los amplios conjuntos corales incluyen un coro de niños.
Son innumerables y sorprendentes las novedades musicales que hacen de esta ópera una verdadera obra maestra, destacando en el aspecto armónico la bitonalidad, el empleo de acordes paralelos, duras y escuetas disonancias y escalas pentatónicas.
En cuanto a la orquestación, como ya se ha indicado, se incorporan instrumentos exóticos, como las cajas y los gong chinos, junto a címbalos y xilófonos. Puccini utiliza de manera magistral las secciones de cuerda, destacando el sonido de las violas tocando en trémolo, como por ejemplo en los edictos del mandarín.
«Las innumerables y sorprendentes novedades musicales hacen de esta ópera una verdadera obra maestra»
El acto I resulta el más logrado, estableciéndose un discurso de corte sinfónico, con una orquesta, por momentos, de bárbaras sonoridades —en el estilo de la Electra de Richard Strauss— que se alternan con ese sonido de corte impresionista que preside el bellísimo pasaje «canto a la luna», donde se produce una perfecta simbiosis de coro y orquesta.
Puccini también utiliza diversos temas recurrentes: el mayestático y solemne que acompaña las irrupciones escénicas de Turandot, extraído del tema popular chino «Moo-Lee-Vha», que también tiene una versión más suave y lírica entonada por el coro de niños en el acto I, y retomado en la introducción de la imponente aria de Turandot «In questa reggia» del acto II.
También esos secos y poderosos acordes que se escuchan reiteradamente en el arranque de la ópera y se repiten como introducción a la escena del «canto a la luna». El impresionante Himno Imperial Chino se escucha en la segunda escena del acto II, también cierra ese mismo acto, y es retomado en el triunfal final de Franco Alfano.
Música de marcado carácter chino acompaña las intervenciones de los tres ministros Ping, Pang y Pong. El coro, en sus continuas y brillantes intervenciones, subraya las cambiantes actitudes del pueblo ante los acontecimientos que se van desarrollando, con una clara influencia del Boris Godunov de Mussorgski.
Brillante vocalidad
Giacomo Puccini construye una partitura de rabiosa modernidad, donde se muestra receptivo a los grandes cambios musicales introducidos en la primera parte del siglo XX por autores como Claude Debussy, Igor Stravinski, Richard Strauss e incluso Arnold Schoenberg. Sin embargo, reserva espacios para ese fino melodismo presente en sus óperas anteriores.
Ya en el acto I plantea momentos de gran lirismo con el aria de Liù (soprano lírica) «Signore, ascolta», que exige una delicada línea de canto y gran expresividad, debe elevar la voz a un Si4, y concluir con una regulación del sonido de piano a forte.
Calaf (tenor lírico-spinto con tintes heroicos) le responde cantando «Non piangere, Liù», aria repleta de poéticos acentos y donde el tenor debe elevar la voz a un Si3. Estas dos arias entroncan con el vigoroso concertante «Ah! Per l’ultima volta» con las intervenciones de Timur, Liù, Calaf y los tres ministros Ping, Pang y Pong.
El personaje de Turandot es uno de los más difíciles de todo el repertorio y precisa una soprano dramática para afrontar la terrorífica aria del acto II «In questa reggia», que requiere potencia y agresivo metal, con constantes subidas al agudo, donde debe emitir varios Do4 y llegar al Si4 y, al final del aria, pronunciar las rotundas frases «Straniero! Non tentar la fortuna! Gli enigmi sono tre, la morte una!».
Contestadas por un Calaf de voz heroica «No! No! Gli enigmi sono tre, una è la vita» para, finalmente, juntar las voces y sus diferentes mensajes, emitiendo ambos un Do4. El enfrentamiento de la agresiva Turandot y un heroico Calaf prosigue en el transcurso de toda la escena de los enigmas.
Cuando Calaf triunfa acertando cada uno de ellos, la princesa se niega a cumplir su compromiso dirigiéndose a su padre el emperador Altoun con el aria «Figlio del Cielo!… No! Non dire Tua figlia è sacra!…» contestada por Calaf con las vibrantes frases «No, no, principessa altera! Ti voglio tutta ardente d’amor» (aquí Puccini plantea al tenor sobre la palabra «ardente» un Do4 alternativo), el discurso de Calaf prosigue en un tono agresivo dirigiéndose a la princesa «Tre enigmi m’hai proposto…», que enlaza, mediante un corto interludio orquestal con unas frases de intenso lirismo «Il mio nome non sai! Dimmi il mio nome».
El momento culminante de la ópera es el «Nessun dorma!», popularizada por Plácido Domingo en sus conciertos de Los Tres Tenores
El momento culminante de esta ópera es, sin duda, el aria de Calaf del acto III «Nessun dorma!», quizás la más famosa para tenor de todo el repertorio, muy popularizada y magníficamente interpretada por Luciano Pavarotti, sobre todo en sus conciertos de Los Tres Tenores, junto a Plácido Domingo y José Carreras.
Esta hermosa aria resulta de muy difícil ejecución, ya que requiere un intérprete de amplio fiato para ligar largas frases, con una rotunda y precisa acentuación, dominando el registro grave, ya que al comienzo del aria, al repetir «Nessun dorma» debe bajar a un Re2 y también moverse muy bien por la zona aguda, con repetidas subidas al La3 y La natural para, finalmente, elevar la voz a un Si natural sobre la palabra «vincerò».
En este mismo acto III, Liù tiene dos preciosas arias consecutivas «L’amore?… Tanto amore segreto e inconfessato» y la bellísima «Tu che di gel sei cinta», un precioso andantino que ha de ser cantado con dolorosa expresión, requiriendo un refinadísimo acompañamiento orquestal, y donde la soprano debe elevar la voz a un Si4.
El personaje de Timur requiere una voz de bajo llena de nobleza en sus cortas pero intensas intervenciones durante el acto I y, sobre todo, en su patético cantable después de la muerte de Liù.
Los tres ministros Ping (barítono), Pang (tenor) y Pong (tenor) tienen importantes actuaciones a lo largo de toda la ópera, en especial, ocupando toda la primera escena del acto II. El personaje del mandarín requiere un bajo de medios rotundos y expresivos cuando canta su repetido edicto en los Actos I y II «Popolo di Pekino».
El emperador Altoum es interpretado por un tenor, dotando de gran dignidad a su personaje: solo tiene una intervención de cierta relevancia en su dúo con Calaf del acto II, «Un giuramento atroce mi costringe».
Grabaciones recomendadas
2 CD RCA RD85932 (2) de 1959. Birgit Nilsson, Jussi Björling, Renata Tebaldi, Giorgio Tozzi, Mario Sereni, Piero di Palma, Tommaso Frascati, Leonardo Monreale, Alessio de Paolis. Orquesta y Coro de la Ópera de Roma. Director del coro: Giuseppe Conca. Director musical: Erich Leinsdorf.
Se trata de la primera grabación en estudio de la princesa Turandot, realizada por Birgit Nilsson, quien puede considerarse la mejor intérprete de este papel de toda la historia. La gran soprano sueca exhibía sus poderosos medios vocales, que rayaban en lo inverosímil: una soprano dramática dominadora de todos los registros, con unos agudos acerados de impresionante proyección.
Su interpretación de la terrorífica aria «In questa reggia» resulta extraordinaria, muy bien compenetrada con el Calaf del gran Jussi Björling, en esas impresionantes frases finales «Gli enigmi sono tre la morte è una!» contestadas por Calaf «No! No! Gli enigmi sono tre, una è la vita» donde el tenor sueco exhibe una perfecta pronunciación y la acentuación precisa, superior a la de algunos colegas italianos en este papel.
Björling canta magníficamente, exhibiendo su bellísimo timbre y su poderoso registro agudo en «Nessun dorma». Muestra su faceta más lírica en su interpretación del aria «Non piangere, Liù» y la voz adquiere acentos heroicos en la escena de los enigmas, tornándose dramática cuando increpa a Turandot con frases como «Principessa di morte! Principessa di gelo».
Renata Tebaldi como Liù luce su rica y seductora vocalidad en cada una de sus intervenciones solistas, sobre todo en su gran aria «Tu, che di gel sei cinta». Buena interpretación de Timur por parte del bajo Giorgio Tozzi. Magníficas interpretaciones de los tres ministros, destacando la creaciones de Mario Sereni como Ping y de Piero di Palma como Pong.
Notables las prestaciones del resto de intérpretes. Magnífica dirección de Erich Leinsdorf, quien consigue una excelente prestación de la Orquesta de la Ópera de Roma. Muy bien los coros de ese mismo teatro.
2 CD EMI 7 69327 2 de 1965. Birgit Nilsson, Franco Corelli, Renata Scotto, Bonaldo Giaiotti, Guido Mazzini, Franco Ricciardi, Piero di Palma, Giuseppe Morresi, Angelo Mercuriali. Orquesta y Coro de la Ópera de Roma. Director del coro: Gianni Lazzari. Director musical: Francesco Molinari-Pradelli.
De nuevo puede escucharse la imponente Turandot de Birgit Nilsson, incluso mejorada desde el punto de vista teatral por las muchas veces que había cantado el papel sobre los escenarios. Una Turandot de semejantes dimensiones precisaba a su lado un Calaf no menos extraordinario.
Nilsson encontró en Franco Corelli el Calaf ideal, y el transcurso de 45 representaciones, entre 1958 y 1970, ambos cantantes no solo interpretaban a sus respectivos personajes, sino que, en una rara identificación vocal y dramática, eran realmente Turandot y Calaf.
En esta grabación de estudio impresiona la actuación de Franco Corelli: ya en el acto I, al contemplar por primera vez a Turandot «O divina bellezza! O meraviglia», apiana la voz —Corelli tenía una voz de grandes dimensiones— hasta hacer el sonido imperceptible en un bellísimo efecto de sfumature.
Birgit Nilson y Franco Corelli, en el transcurso de 45 representaciones, eran realmente Turandot y Calaf
Al concluir la escena de los enigmas en las frases «No, no, principessa altera Ti voglio tutto ardente d’amor» y sobre la palabra «ardente» emite un impresionante Do4 para, poco después, en la frase «E all’alba morirò» sobre la palabra «morirò», realizar una serie de complejas regulaciones del sonido. Su interpretación de «Nessun dorma» es de antología.
La Liù de Renata Scotto es un prodigio de sensibilidad, penetrando plenamente en la psicología del personaje, con una magnífica interpretación de «Signore ascolta» que finaliza regulando el sonido de piano-forte-piano en una bellísima «messa di voce».
Buenas prestaciones del resto de los intérpretes, destacando el Timur de Bonaldo Giaiotti. Excelente labor de Francesco Molinari-Pradelli al frente de la Orquesta de la Ópera de Roma, de ricas sonoridades. Muy brillante la actuación de los coros. Esta grabación, de hace cincuenta años, sigue siendo referencial.
Diego Manuel García