Tras escuchar el nuevo trabajo de Ricardo Gallén, una palabra resuena en mi cabeza: mestizaje. Preludes & Dances from Brazil es un crisol de ritmos y colores, un latido sonoro que nace del alma de Brasil, impregnado su alegría y su melancolía.
En la primera parte del álbum, el guitarrista español interpreta Colloquial Preludes de Sérgio Assad. Estos doce preludios para guitarra están compuestos, en palabras del propio autor, ‘admirando el arte de Gallén’. Desde melodías que nos recuerdan la energía vibrante de la samba o la fuerza arrolladora del forró, hasta el lirismo nostálgico del choro, cada uno de estos preludios nos transporta por el dilatado espectro de la música popular brasileña. Gallén demuestra un excepcional domino técnico y musical, en una obra que explora todas la posibilidades técnicas y sonoras de la guitarra, destacando la utilización de cuerdas al aire, favoreciendo la resonancia y sonoridad del instrumento.
En la segunda parte, encontramos un homenaje a Heitor Villa-Lobos, emblemático compositor brasileño de profunda influencia en el repertorio para guitarra clásica. Villa-Lobos trasladó la esencia del folclore de Brasil a la música de concierto, dotándola de una riqueza armónica y rítmica inconfundibles. Esta inspiración en el patrimonio cultural se refleja en las dos obras que, con gran sensibilidad y belleza, nos interpreta Gallén, los Préludes W419 y la Suite populaire brésilienne W020. La Suite populaire brésilienne es una de las primeras incursiones de Heitor Villa-Lobos en la guitarra clásica, y un testimonio de su inconfundible estilo. En ella, el compositor brasileño ‘cruza el charco’ para entrelazar hábilmente las danzas europeas con el lenguaje de la música popular, especialmente el Choro, dando como resultado una suite vibrante y expresiva.
Preludes & Dances from Brazil es un testimonio del mestizaje musical que define el alma de Brasil, pero también del profundo diálogo que el guitarrista español establece con cada nota y cada ritmo. Ricardo Gallén transforma su guitarra en un puente entre culturas, demostrando que la música, en su esencia más pura, no conoce fronteras.
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