Tiempo de exilios. Sebastián Durón y Mariana de Neoburgo en Francia
Begoña Lolo y Marie-Bernadette Dufourcet
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 2024
244 páginas
‘Las vidas de la reina viuda Mariana de Neoburgo y del maestro de la Real Capilla Sebastián Durón, se entrelazaron en un momento de la historia como consecuencia de sus inclinaciones políticas, ambos fueron partidarios de la continuidad de la dinastía de los Habsburgos, representada por el archiduque Carlos III y no de la implantación de los borbones, al frente del imperio de España. Una decisión que Felipe V castigó con el exilio en Francia. En este contexto el papel de Mariana de Neoburgo fue, en particular, un elemento clave en los juegos de poder y las influencias artísticas. Desde su exilio en Bayona la reina viuda siguió luchando con empeño y autoridad por mantener su rango en el escenario del poder en Europa. Hizo de la ciudad y sus entornos un centro de actividad política entre España y Francia, formando alrededor suyo una vida cortesana en la que música, pintura, baile, caza, y otras diversiones se reunieron para reforzar el boato que le correspondía’. (Begoña Lolo y Marie-Bernadette Dufourcet).
La investigación musicológica y los buenos deseos artísticos y culturales, realidad sonora y musical, vienen a sintetizar el conjunto efectivo que ahora se publica en este excelente libro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Tiempo de exilios. Sebastián Durón y Mariana de Neoburgo en Francia, firmado por Begoña Lolo y Marie-Bernadette Dufourcet, necesario para ajustar el puzle que el compositor briocense, al lado de la reina viuda, habían originado a lo largo de sus vidas. Acertados textos los incluidos en sus páginas para exponer lo concerniente a dos personalidades tan dispares aunque también tan unidas en lo musical y político, aunque nunca pudieran equipararse en los mundos sociales que les separaba, ya que la sensibilidad y finura creativa de uno y otro nunca fueran equiparables, sin dejar de valorar que la reina viuda pudiera ejercer funciones interpretativas como cantante o intérprete e incluso sus aproximaciones a lo creativo como compositora o poeta.
Un exilio dispar y de resultados nada parecidos, ya que la reina viuda, como viene mencionándose, pudo vivir en el capricho y la opulencia, rodeada de doscientos servidores y una corte de incontables admiradores, y un maestro compositor que ya había producido ejemplos músico-teatrales que serían admirados y venerados hasta ‘el fin de los tiempos’. Aunque lamentablemente no dispondría de una capilla musical donde experimentar sus sonidos ni de una escuela donde enseñar sus experiencias y mundo compositivo.
Brihuega, el lugar de nacimiento de Sebastián Durón, igual que de su hermano mayor Diego Durón, o de otros maestros compositores como Bernardo de Brihuega (siglo XIII), Bernaldino de Brihuega (siglo XV), Rodrigo de Brihuega (siglo XV), Jesús Villa-Rojo (siglos XX-XXI), desconocía, o había olvidado después, ser la villa en que naciera Sebastián Durón, uno de los más ilustres personajes de la historia, ya que por falta de curiosidad o interés no había intentado ver o apreciar en la cúpula de la Capilla de la Virgen de la Zarza, en la Iglesia de San Juan, inscripciones conmemorativas y alusivas a su creador hasta 1956, igual que en la Iglesia de Santa María de la Peña, saber que se encontraba uno de los objetos de mayor valor donado por el compositor, en 1698: su copón barroco pero sencillo y discreto.
Después de tantos recuerdos y cosas sucedidas, en 2016, tuve el privilegio de intervenir en calidad de director de honor en Brihuega, de las celebraciones conmemorativas del doscientos aniversario del fallecimiento de Sebastián Durón en Cambó les Bains, con exposiciones, conferencias y conciertos excepcionales, de carácter reivindicativo, coordinadas por el alcalde Luis Viejo. Celebraciones paralelas que las autoridades francesas, en colaboración con la musicóloga española Begoña Lolo, en el lugar en que falleció el compositor, potenciaron y dieron relieve al significado artístico y cultural que representa el compositor alcarreño.
Sería de interés, a modo de separata, recordar el excelente dosier publicado por la revista Scherzo, aquel año 2016, conmemorando el aniversario.
El olvido y la apatía, acompañados de ignorancia y torpes reacciones modales, para el entendimiento de la evolución creativa de la música llevaron: ‘no solo al padre Feijoo y otros contemporáneos en diversos lugares, refiriéndose a los «animados ritmos tonadas de las danzas populares, con toda la riqueza de sus pulsaciones que se encuentran en los villancicos» e incluso en el repertorio de órgano, el monje, reclamaba «más seriedad», y el destierro de todo lo que equivaliera a una travesía pueril, que incite a dar castañetadas’.
‘En todo ha entrado la «moda» y provoca el «naufragio» de la música’. Estos y otros términos de Feijoo, la ‘extravagancia’ de composiciones como las de Durón. Las expresiones ‘extravagancia’ y ‘extravagante’, utilizadas peyorativamente por el benedictino, ‘recuerdan el término stravaganze muy utilizado por los italianos para describir las licencias de su estética’. Todo ello, redactado algunos años después de la muerte de Sebastián Durón, distinto habría sido viviendo el briocense, añadiendo el monje su repulsa por la utilización de nuestro compositor de los violines ‘instrumentos diabólicos’, sirvió como elemento divergente hacia el potencial creativo y musical único del compositor de Brihuega.
Felipe V, principal protector, admirador, dedicatario de la La guerra de los gigantes, en contra de lo que se ha venido diciendo de su amor-odio con Durón y sin olvidar que después de su destierro en 1706, dirigía personalmente el asalto, bombardeo y destrucción del lugar de nacimiento del compositor en Brihuega en 1710, conocedor de los despropósitos de la reina viuda y haciendo uso de sus poderes, procedió a poner fin al destierro de Mariana de Neoburgo, devolviéndola a España a otra lujosa residencia, en el Palacio del Infantado de Guadalajara, donde fallecería en 1740. Me permito añadir que entre los más de doscientos cuadros que trajo la viuda a su nueva residencia se encontraba un lienzo donde aparecía un clérigo orando ante una imagen de San Antonio que podría ser el cuadro que los musicólogos situaban en la Capilla de la Virgen de la Zarza de Brihuega, aunque cronológicamente no hubiera podido suceder, ya que el maestro nunca conoció el resultado final de su obra arquitectónica, introducida como tantos ejemplos históricos, en una iglesia románica, ahora la de San Juan.
En el comienzo reivindicativo, intelectual y humano, empezado en Brihuega en 1973, Sebastián Durón, tan injusta e increíblemente marginado por la sociedad, la Fundación Juan March de Madrid, dentro de su política de apoyo a la creación y a la investigación, concedió una beca de estudios científicos y técnicos al musicólogo Antonio Martín Moreno en 1975, mismo año que concedía otra beca al autor de estas ‘glosas’ para creación musical, que permitiría una investigación amplia y novedosa sobre nuestro personaje, hasta entonces desconocida, aunque yo siempre intuí que habría una realidad, dadas las incógnitas que tantos investigadores extranjeros venidos a Brihuega, querían aclarar sobre los mitos Durón, hasta que mis pesquisas en la Academia Santa Cecilia de Roma, me llevaron al escrito, que decía: ‘Sebastián Durón compositor e Brihuega’, resultando cumplirse lo esperado y añorado desde mi niñez, hasta que pudiera darse forma al comunicado público de ‘Exaltación alcarreña’ que presenté el 23 de septiembre de 1973 en el Prado de Santa María de la Peña en Brihuega.
Serían de interés para Tiempo de exilios los acontecimientos surgidos alrededor de Pamplona, dados los movimientos musicales de nuestros personajes, por los ingredientes caprichosos de la reina viuda que aderezan sus vivencias en sus frecuentes visitas para escuchar al tenor de la Capilla de Música de la Catedral de Pamplona, Joaquín Redone, que, según las actas capitulares, tuvieron continuidad y profundidad en el tiempo para que se llegara a decir: ‘era muy devota y como estaba impedida, originaba un protocolo donde tanto el obispo como los canónigos debían acompañarla en su silla de cristales, produciendo cansancio entre los seguidores de la capital navarra’.
También Durón debió estar alrededor de 1707 en Palencia igual que en Pamplona, aquí para entregar la Misa a 8 sobre el Ave maris stella para dos coros, que hoy se conserva una copia en estado primoroso, que ha sido programada frecuentemente y grabada en CD, por LIM Records en 2009, por la mencionada Capilla de Música e Pamplona dirigida por Aurelio Sagaseta.
¿Frecuentaba Durón con la reina viuda, legal o ilegalmente,Pamplona? Lo hacían con frecuencia ‘para que la Capilla de Música fuera al palacio de la monarca para entretenerla’.
Entre 1700 y 1706 no se localizó ninguna prueba de que Durón se viera envuelto en algún embrollo político con motivo de la guerra de sucesión, aunque en 1706, cuando el archiduque Carlos de Austria estuvo a punto de entrar personalmente en Madrid en junio de ese año, salió Durón con la Capilla de Música del Palacio Real a celebrar la Victoria de los Austria, haciendo así pública la adhesión del compositor a esta dinastía que le costaría el arresto, la expulsión y el exilio en Bayona, ese mismo año.
Sí, Sebastián Durón no solamente ha sido reivindicado y sacado del olvido, él, y su obra, afortunadamente, han alcanzado relevancia y prestigio excepcional de actualidad porque su obra es estrenada y presenta desde cualquier espacio, que la sociedad actual agradece y toma como suya propia. Se supone que los nuevos intérpretes y programadores entiendan la calidad del legado recibido y profundicen en sus posibilidades como ya ha sucedido con las excepcionales producciones francesas de exquisita profundidad musicológica, instrumental y musical, ofrecidas en el Teatro de Oviedo, Auditorio Nacional de Música, Teatro Real de Madrid, Teatro de la Zarzuela, aunque debería mantenerse rigor y respeto para evitar ejemplos de mutilación inexplicable y no explicada, como en el sucedido recientemente en el Teatro de la Zarzuela que se eliminaba un ‘aria’ original completa y se sustituía por otra música reciente de autor desconocido, sin que fuera comunicado cambio o aclaración alguna. Cosas que nunca deberían suceder. Podrían presentarse versiones modernas que nunca adulteren la sinceridad y calidad del original, siendo justificada cualquier aportación que beneficie la obra. Nunca deberían aceptarse modificaciones o sustituciones que falsifiquen o adulteren la originalidad de la obra, como el ejemplo comentado del Teatro de la Zarzuela en la representación de La guerra de los gigantes de nuestro compositor.
Quisiera puntualizar y aclarar, a modo de apéndice:
Sebastián Durón fue bautizado en la Iglesia de San Felipe, no en la Iglesia de San Juan, como se ha venido diciendo, al lado de su casa familiar, ya que se encontró recientemente una nota firmada por el maestro, donde se dice: ‘dono estos tapices a la Iglesia de San Felipe, por ser el lugar donde fui bautizado’.
No es conocida la circunstancia o autorización con la que pudiera venir a Brihuega Durón para presentar la solicitud y planes de construcción en el Ayuntamiento, de la Capilla de la Virgen de la Zarza en 1714, como consta en los Archivos Históricos. Esta construcción, añadida a la iglesia románica de San Juan, se finalizó en 1717, un año después de la muerte del compositor, por lo que cualquier especulación que acredite haber estado presente en algún acto inaugural es pura fantasía. Igual que suponer que Sebastián Durón pudo haber efectuado actos musicales en Viena, como podría imaginarse de su convivencia durante la Guerra de Sucesión con el emperador vienés, carecen de documentación específica, aunque es significativo que recientemente sean programadas obras de nuestro compositor en Austria.
El acertado libro escrito por las musicólogas Begoña Lolo y Marie-Bernadett Dufourcet, da impulso clarificador a la mayoría de las incógnitas existentes alrededor de las míticas figuras estudiadas, Sebastián Durón y Mariana de Neoburgo. El título publicado, Sebastián Durón y Mariana de Neoburgo, en este orden, me parece perfecto y adecuado.
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