
El pianista Andrea Turini ha consagrado su carrera a la interpretación de la obra de Bach. Desde 2020 se encuentra sumergido en un proyecto de grabación que se ha materializado en un primer álbum con las Variaciones Goldberg. Hablamos con Turini sobre el proceso de preparación de esta obra, las versiones existentes y los planes futuros.
Por Manuel Pacheco
En 2020 comenzaste el proyecto de grabación de las obras de teclado de Bach, pero llevas años siendo reconocido como uno de sus principales intérpretes. ¿Qué vínculo personal te une a su música, y por qué decidiste sumergirte en este proyecto?
Desde que era un joven estudiante de piano me ha atraído la música de Bach, pero tuve una verdadera epifanía a los 18 años, tras escuchar una grabación de Glenn Gould. Su nueva forma de abordar al gran maestro alemán me provocó emociones muy fuertes y despertó mi curiosidad. Al terminar mis estudios en el conservatorio, me dediqué a trabajar los tratados del Barroco y los de Carl Philipp Emanuel Bach, y a estudiar el repertorio de Johann Sebastian para proponerlo regularmente en concierto.
Bach llega profundamente a mi interior y me hace vivir momentos que se convierten en una experiencia de lo sagrado, de Dios. Cada concierto, cada actuación, es para mí la experiencia de búsqueda de algo superior, algo divino, pero también una experiencia de belleza, de lo sublime, de intensa emoción. Siempre intento compartir todo esto con el público. Necesito sentir un contacto constante con mis oyentes, ya que esto da vida a momentos de extraordinaria intensidad para mí. Además, el repertorio de Bach es rico en simbolismo, numerología y matemáticas, y esto me estimula intelectualmente. Siempre me sorprende cómo su genio pudo dar vida a una música tan hermosa, expresiva y humana, y a la vez ser tan racional.
Han pasado muchos años, pero la pasión por este repertorio sigue viva, y por eso decidí dedicar todos estos años de estudio e interpretación a este proyecto.
Has pasado mucho tiempo dedicado la primera de estas publicaciones, que recoge las Variaciones Goldberg y que verá por fin la luz este año. ¿Qué proceso de reflexión y trabajo has seguido hasta materializar este álbum?
Comencé a estudiar las Variaciones Goldberg en el año 2000. Después de un par de años de trabajo las dejé reposar, pero seguí meditando sobre sus posibilidades. Las retomé para ofrecerlas en directo por primera vez en marzo de 2015, en el hermoso Teatro Bibiena de Mantua. Fue una emoción indescriptible, un momento inolvidable. Desde entonces, he disfrutado de muchos conciertos y estudio, reevaluando constantemente cada decisión, con el deseo constante de profundizar sin dar nada por sentado.
Desde tu perspectiva, ¿qué lugar ocupan las Variaciones Goldberg en la obra de teclado de Bach?
En mi opinión, es la obra para teclado más bella, profunda y representativa de Bach, pero también una de las piezas más importantes de todo el repertorio musical. Hoy en día es muy conocida y apreciada, no solo entre los músicos, sino también entre los aficionados, gracias al trabajo de intérpretes de renombre que, a lo largo de los últimos cien años, nos han regalado maravillosas interpretaciones.
¿Cuál es tu postura con respecto a las grabaciones ya existentes? ¿Tratas de complementarlas de algún modo, de sintetizarlas, de ofrecer nuevos matices…?
Conozco muchas de las grabaciones extraordinarias que se han hecho, desde las más antiguas de Wanda Landowska y Glenn Gould hasta las de Rosalyn Tureck o las muy reconocidas de Andras Schiff y Murray Perahia. También he tenido la oportunidad de escuchar y apreciar otras. Cada una de estas versiones me ha suscitado mucha reflexión, y me ha reforzado la conciencia de cuánto estudio se requiere para dominar la obra.
Creo que mi interpretación es bastante diferente. He intentado maximizar la polifonía, buscando un enfoque ‘de cámara’ para la escritura contrapuntística, con el objetivo de maximizar todas las líneas. Además, en cada variación, he intentado clarificar el afecto correspondiente y todos sus posibles matices, para caracterizar mejor su forma y su coloración armónica. Para conseguir esto fue esencial aprovechar al máximo los ritornelli, que casi siempre interpreto con dinámicas y articulaciones diferentes, modificando los equilibrios dinámicos y tímbricos entre las líneas o insertando adornos, disminuciones y florituras.
Conocer y enseñar el repertorio de Bach ha influido en mi versión. El estudio del órgano y el contrapunto me ayudó a sumergirme aún más en los sonidos y el lenguaje del compositor, y creo que esto se percibe claramente. Por otro lado, frecuenté las transcripciones para piano de sus obras para órgano, en particular las de Liszt y Busoni. Fueron una fuente de enriquecimiento e inspiración, y me condujeron a decisiones de ejecución que recuerdan al estilo de estas transcripciones. También fue interesante estudiar e interpretar las Variaciones… en la transcripción para dos pianos realizada por Rheinberger/Reger, y escuchar transcripciones para diversas formaciones. Todo me estimuló para ofrecer una interpretación viva y rica en color, emociones, creatividad, disciplina y reflexión. Sobre todo, una interpretación que contuviera la historia de la música, porque para mí esta obra abarca toda la historia de la música.
También es interesante tu perspectiva sobre la variedad de colores. ¿A qué te refieres cuando hablas de pensar en la obra de Bach ‘de manera orquestal’ en el piano?
Utilizo el piano intentando obtener todo lo que este instrumento nos permite, y así poder hacerlo sonar como un grupo de cuerdas o de viento, una voz humana, un clavicémbalo, órgano o clavicordio, o incluso una gran orquesta. Creo que las numerosas transcripciones para diversos grupos instrumentales y para orquesta de las obras de Bach, incluso de las propias Variaciones Goldberg, confirman esta visión, al igual que la fuerza expresiva, sonora y colorista de muchas obras orquestales y orquestales o vocales del propio Bach.
A la hora de enfrentarte a la obra de este compositor, has hablado de respetar el estilo de la época, pero también de dejar aflorar la emoción. ¿Cómo se conjugan estos dos elementos en tus interpretaciones?
Después de todos estos años de trabajo, creo que conozco bastante bien el lenguaje, las estructuras y las características estilísticas específicas de este repertorio. Esto me permite, en mis presentaciones públicas, controlar estos aspectos y, al mismo tiempo, tocar con libertad para seguir la inspiración del momento, dejarme llevar por mi interior y mis pensamientos, e interactuar constantemente con el público. Deseo fervientemente que cada concierto sea único, un momento intenso que poder atesorar para siempre.
Has interpretado las Variaciones Goldberg en escenarios de Europa, Asia o Estados Unidos. ¿Qué momentos de esta gira recuerdas con más cariño?
Hay muchísimos momentos que recuerdo con placer y emoción. Por suerte, siempre he tenido una buena respuesta del público. Tras casi una hora y media de escucha ininterrumpida, los oyentes me brindan calidez, aprecio y entusiasmo, y esto en cualquier parte del mundo donde me encuentre. Debo decir que la crítica también ha sido siempre muy favorable y ha mostrado un interés positivo en mis interpretaciones.
Además del ya mencionado Teatro Bibiena, donde me invitaron de nuevo en 2019 para interpretar las Variaciones Goldberg, recuerdo con especial cariño un concierto en París, en la hermosa iglesia de Saint-Merri, donde Camille Saint-Saëns fue organista. También el que ofrecí en el fascinante Monasterio de Sant Pere de Rodes, en Girona, un día de verano bajo una lluvia torrencial que nos hizo temer la ausencia de público, y que en cambio acudió en masa.
¿Cuál será el próximo paso en el proyecto de grabación de la obra de Bach?
Llevo más de treinta años estudiando, enseñando e interpretando a Bach con constancia diaria y conozco un amplio repertorio. He llevado a cabo numerosos proyectos como intérprete y como profesor — tanto en el Conservatorio de Pavía como en el de Pésaro, donde actualmente imparto clases—. He colaborado con organizaciones de conciertos e importantes academias de piano, y he impartido clases magistrales, incluso con orquesta. He interpretado varias veces El clave bien temperado completo, las invencionesa dos y tres voces, las suites francesas e inglesas, las partitas, los conciertos.
Tengo esta música bien definida en mi interior, en mi cabeza y gran parte en mis dedos, y mi sueño es grabarlo todo. No sé si lo conseguiré, pero sin duda quiero intentarlo. La próxima grabación que se publicará será sin duda la de las Partitas para teclado, un ciclo que me encanta y para el que ya estoy en una fase avanzada de preparación.
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