Georg Friedrich Händel: Trio Sonatas Op. 2
Al Ayre Español
Eduardo López Banzo, dirección
Challenge Classics CC72797
En los ambientes de la llamada música antigua, aunque no exclusivamente, el nexo más habitual que conecta las piezas de un programa de concierto o el track list de una grabación suele ser un hecho histórico para el que sirvieron de banda sonora, la producción musical en la corte de tal o cual monarca o la reconstrucción de oficio (litúrgico, dramático, etc.). Sin ser poco recurrentes, sí son cada vez menos frecuentes las grabaciones o programas que se dedican a un segmento de la producción de un autor concreto, como las grabaciones integrales que alumbraron por primera vez en tiempos modernos mucha de la música que rebasa los límites del canon.
En el caso de grabaciones como la que hoy abordamos el nexo es aún más pasajero, pues la selección de estas seis trío sonatas y su edición bajo un único opus se dio bajo criterios exclusivamente comerciales: fue Walsh, su impresor, quien realizó una selección de entre las sonatas que Haendel había compuesto desde su juventud hasta entonces, aprovechando su creciente popularidad en el Londres de la época. Bajo el título de Sonatas or trios for two Violins, Flutes, or Hoboys with a Thorough bass for the Harpsichord or the Violoncello salía al mercado en 1733 este pedacito de la producción de juventud del maestro de Halle. Aunque no es disparatado, la mención de flautas y oboes en el título no responde sino a las mismas razones comerciales: si lo pueden tocar más instrumentistas se venderá más.
Las trío sonatas del opus 2 de Haendel imitan el modelo propuesto por Corelli para las sonatas da chiesa: todas contienen cuatro movimientos y no admiten números de danza (salvo el último número del opus, que es una giga). Por la misma naturaleza de estas ediciones comerciales es complicado establecer una cronología para sus obras. En el caso de Sonata opus 2 núm. 2 en Re menor HMV 387, encontramos una inscripción quizá soberbia: «compuesta a la edad de 14 años». Para las demás, bastará confiar en los expertos que ubican la composición de estas obras en la estancia en Cannons (Middlesex) que disfrutó Haendel entre 1717 y 1718.
En su música encontramos múltiples citas a otras piezas del compositor: para abrir boca, en la Sonata opus 2 núm. 1 HMW 386 presenta concordancias con Agrippina Agrippina y con el anthem As pants de hart. Escucharemos también melodías y secuencias de estas sonatas en música posterior, como en la obertura de Esther (1732), que vive en gran medida de los tres primeros movimientos de la Sonata opus 2 núm. 3 HMW 388. Las notas al programa, a cargo del profesor Javier Marín López, nos ponen al corriente de estos y otros pormenores.
El trabajo de López Banzo al frente de Al Ayre Español ha sido reconocido en diversos espacios, recogiendo el Premio Nacional de Música en 2004. Director y conjunto han transitado Haendel con anterioridad, con las producciones del opus 5 (To all lovers of musick, 2015), Haendel’s Memories (2012) o Amadigi (2007). Esta percepción panorámica y reposada del corpus haendeliano ofrece lugar a una comprensión orgánica de su música, entendiendo qué hay de teatral en sus sonatas da chiesa, qué hay de vocal en su música instrumental. La interpretación es, así, llena de matices y de contrastes, con amplios vaivenes entre unos y otros afectos desde el lirismo más contenido hasta el furor desatado. Se viven momentos de íntima belleza para el oyente atento, como los movimientos lentos de las sonatas núm. 2 y núm. 3, donde convive el virtuosismo más sobrecogedor con unas líneas melódicas muy conmovedoras.
La indiscutible musicalidad del alemán en Londres, lo equilibrado de su música y su exuberante expresividad son puestas en valor con justicia en una producción de excelente calidad, tanto a nivel de interpretación como en la toma de sonido. La minuciosa comprensión del lenguaje haendeliano de López Banzo y sus músicos pone en relieve la grandeza imaginativa y lírica del autor, sin desperdiciar una sola de sus notas para hacer música.
Por Pablo F. Cantalapiedra
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