Por Guido Padilla
A Eugenia Padilla, hermana del compositor,
mi Madrecita, mi abuela, que me enseñó a situarme ante el piano y ante la vida.
La obra de José Padilla fue declarada de “interés universal” por Naciones Unidas por su organización al cuidado de la cultura en el mundo, y él fue considerado “músico perfecto” en Francia, “genio de la música” en América, y la brillante catedrática británica de música Deborah Mawer escribió: “José Padilla es una figura fascinante, por su manera de fundir las características francesas y españolas, su posición histórica y su éxito popular”. En el domicilio parisino del creador, en la ciudad en la que vivió desde 1918, una placa de homenaje ofrendado por la capital de Francia da la bienvenida “A la gloria de la música de José Padilla”.
Otro giro mágico en la historia
“Padilla es muy famoso”, con estas preciosas palabras del Premio Nacional de Austria de Artes Visuales, comienza su carta para la historia el gran pintor attersee, para celebrar al compositor español y su aniversario realizando toda una serie de pinturas inspiradas por la obra de José Padilla. Esta colección internacional, llena de color, como la música de Padilla, ilustra cada uno de los capítulos del primer volumen de la edición artística de la obra completa del compositor, lo más importante para un creador, haciendo volar por los mundos de fantasía de José Padilla.
Gracias a John Turturro, admirador de la creación de Padilla, y que incorpora su música en su reciente película con Woody Allen y Sharon Stone, ha sido posible comenzar esta edición tan importante. Me hacía saber desde Estados Unidos que él había comenzado a ver cine en uno de los magníficos teatros inspirados por José Padilla en Nueva York: “Another magic twist in this story” (“Otro giro mágico en esta historia”). Su productor destaca “la gran influencia de su música en el sonido de Hollywood”.
En New York, en el epígrafe “Grandes Compositores” de la excepcional colección Morgan, descubrí una conmovedora carta en francés, autógrafa de José Padilla, al magnífico escritor teatral, también francés, colaborador y amigo, el director del histórico Les Bouffes Parisiennes, teatro para el que Padilla prepara una obra. La finura espiritual y hondura asombrosas que muestra el compositor son sin duda la causa de su éxito.
“¿Sabes cómo te quisiera si no te adorara ya?” Le escribe a Padilla su propia esposa, la cantante portuguesa Lydia Ferreira, en una de las cartas que forman el emocionante epistolario de amor guardado a lo largo del tiempo entre ambos. “Como cuando te conocí sin Paris ni grandes éxitos. Pobre o rico, me da igual, pero que en todos los momentos pueda estar yo a tu lado, mirarme en tus ojos, y leer lo que siempre han debido reflejar: la bondad de tu alma que es muy grande.”
José Padilla conquista el mundo desde su capital, desde París, pero en realidad desde su alma intensa. Un escritor italiano escribe: “Hasta que dure el mundo, jamás habrá un éxito y una popularidad igual. Una locura universal. El autor un español: José Padilla”.
Padilla nace para hacer música como los pájaros para volar o la risa para expresar la alegría. Su vida está marcada y entregada a la creación. La pasión, autenticidad y belleza del hombre son las mismas que distinguen su música.
Creador de iconos en el mundo, de patrimonio cultural de muy diversos países e inspirador de arte contemporáneo absolutamente brillante, es considerado “Músico Perfecto” en Francia, y “Genio de la Música” en América. Estrena continuamente con gran éxito en diferentes países -en los que además vive-, en París en los prestigiosos Champs Elysées, Théâtre de l’Avenue, Gaité Lyrique, Ópera de Marsella… como en América, Reino Unido, España, Italia, etc., música que podemos escuchar en más de 300 películas de todo el mundo -el cine memoria y sentimiento de la sociedad internacional- de los más destacados directores, expresión de su universalidad.
Su música inspira además todas las artes: arquitectura espectacular en Nueva York; teatros para 3.550 espectadores, como en Baltimore; pintura de vanguardia internacional, con obras en los principales museos como la Tate de Londres o el MoMA de Nueva York; literatura francesa e italiana; diseños; perfumes en Francia; cine desde Alemania a Estados Unidos, etc.
Padilla desarrolla todos los géneros, obras para orquesta, ballet, ópera, piano solo, obras de cámara, zarzuela en España, opereta clásica y renovada en Francia, en la cuna del género, y jazz, canciones, cine… música que todos conocemos, Valencia, La Violetera, Princesita, El Relicario; tango en Argentina que interpreta Gardel, como El Taita del Arrabal; música italiana estrenada en Italia y considerada como propia en este país; así como Fontane, o Estudiantina Portuguesa, himno popular en la Revolución de los Claveles en Portugal, donde nace su esposa la cantante Lydia Ferreira; y tantas obras en Francia como Ça c’est Paris, con la que se identifica este país europeo y la Ciudad Luz en el mundo.
La actividad artística de José Padilla se extiende además en variedad amplísima: director de orquesta y pianista, con giras internacionales, desde el London Coliseum, hasta Singapur o Oslo; pintura; arquitectura; editor; productor; director de escena; etc.
Honrar a un artista honra a quien así actúa; cuidar, proteger, difundir su obra es deber de todos. Este artículo nos acerca al creador en una rápida panorámica de su magnética obra monumental, de la fantasía desbordante de José Padilla que vuela por todos los lugares.
Las primeras flores
Padilla compone desde sus inicios; dirige La Flauta Mágica de Mozart -cuya partitura llevará consigo toda su vida en los viajes por el mundo- en los principales auditorios; Berlioz; nuevas obras de Lamote de Grignon; de Usandizaga; y en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, donde él mismo lleva a escena al maestro Caballero para recibir los aplausos en uno de sus estrenos; o en el gigantesco Tívoli de Barcelona.
Da conciertos de piano en el Palacio de Villahermosa, actual Museo Thyssen, con tal éxito que le regalan una medalla de oro en que se lee “Al mejor intérprete de rapsodias”, y le gusta extender la ópera, como Lucia de Lamermoor; incluso acompaña a cantantes con Carmen, Rigoletto, Manon o Cavalleria Rusticana; y compone la suite Cuando te envuelve la noche, sobre la poesía de Becquer: “…diera, alma mía, cuanto deseo: ¡la fama, el oro, la gloria, el genio!”, expresión del sentir apasionado del músico. Y se suceden los éxitos en el teatro, esa capacidad única de Padilla para comunicar, esa calidez de su creación, como de su corazón.
Él mismo explica en una rueda de prensa años después en Hungría con motivo de una de sus giras mundiales: “Yo hago música desde el corazón”. Se enlazan los éxitos en la escena, en el Apolo, Barbieri, Príncipe Alfonso, Gran Vía, Lux Eden, Latina… y en todos los de Barcelona, Mala hembra, El decir de la gente, La Presidiaria, El mantón rojo, Miguelín… zarzuela, género chico, teatro por horas, hora tras hora, obra tras obra, desde la mañana hasta la noche, Padilla llena el programa del teatro con sus obras, que él mismo ensaya y dirige.
Padilla es, además, especialmente sensible a los nuevos latidos del tiempo y de los lugares. En una interesantísima publicación que encontré sobre él -de la que no había noticia, y que supuso descubrir partituras suyas desconocidas- se explica cómo le gustaba situarse entre el público para escuchar lo que tenían que decir sobre sus obras, le gustaba dialogar con la gente a través de la música. Personalidad avanzada y moderna, se convierte en uno de los pioneros del cine con una partitura sinfónica continua para la coproducción franco-española de varias horas -una superproducción de un millón de pesetas-, La vida de Cristóbal Colón y su descubrimiento de América (1916), que el propio José Padilla dirige en su estreno.
Tiempo de ópera y de tango
Viaja a Buenos Aires, cosechando nuevos éxitos en la ciudad más cosmopolita en lengua española, en todos los teatros: Avenida, Comedia, Nacional, San Martín, Ópera, etc. La prensa argentina destaca la personalidad del artista: “Padilla ha creado una inspirada página musical, en la que ha interpretado, casi pictóricamente, la sensación lírica que nos produce la contemplación de la metrópolis bajo el misterio de las estrellas”.
En uno de sus viajes de regreso, tras el triunfo del estreno de su zarzuela La corte del Amor, con la legendaria Lola Membrives, Padilla toca al piano en el barco una de las romanzas de la obra. Al escucharla, un pasajero de porte elegante se acerca y con gran respeto le dice: “¡Maestro, me gusta mucho su obra! Soy Tito Schipa, y quisiera incluirla en mi siguiente concierto, ¿podría repetirla?”. El compositor, que había reconocido al célebre tenor italiano de la voz de plata, inmediatamente interpreta de nuevo su obra. En ese momento, se acercan a los artistas tres monjitas y, tímidamente, les exponen que marchan de una clausura a otra y que, encerradas, jamás tendrán la oportunidad de verles en directo o ir a un concierto. Preguntan entonces si sería posible interpretar para ellas. Es de este modo, para aquel mágico auditorio, al que se uniría a continuación todo el pasaje, cómo en la voz de Tito Schipa y al piano el propio compositor José Padilla suena por primera vez la preciosa Princesita (La de ojos azules, y labios de grana), romanza presente en el repertorio de todos los grandes cantantes del mundo actualmente, y que internacionaliza Schipa desde el Liceo de Barcelona y previamente en Estados Unidos.
José Padilla compone la ópera La Gitana para Gabriela Besanzoni, magnífica cantante, a cuya voz recuerda María Callas, y que se casaría con un gran magnate brasileño. Su casa, espectacular, es de tal extensión que con el tiempo se convertiría en parque público, en el ya inmenso Brasil.
Padilla comienza a crear tangos en la propia Argentina, cantados por Carlos Gardel, a los que pone texto el mismísimo Contursi, el primer letrista de tango, y que recuerda a escritores como Borges o Cortázar, y los hace sinfónicos, los lleva al teatro, utilizando la orquesta clásica con sonidos de instrumentos diferentes como el güiro, y crea, además, milongas, zambas argentinas, y sambas, batucadas, vidalitas, etc. En Nueva York, en el éxito de una de sus obras, destaca precisamente un malambo creado por Padilla. El artista cubre también las distancias gigantescas de América en giras por Brasil, Perú o Cuba.
Conoce así a su esposa, que lo será durante más de 30 años, la preciosa cantante portuguesa Lydia Ferreira, a quien Padilla dedica una obra, en un guiño divertido: La Mujer del Torero, y a quien, en un concierto dedicado al propio Padilla con la actuación de Lydia, el compositor dice: “Esa es la forma de interpretar el alma de un artista”. Desde entonces Padilla compondrá continuamente obras de carácter portugués, Symphonie Portugaise, Romance au Portugal, fados, viro liros, etc.
París, la capital del mundo, brilla excepcionalmente. Se acercan los felices años 20. Padilla no puede estar más tiempo sin marchar a Francia.
Paris, más allá de los sueños
“El éxito de la temporada es Pépète de Padilla” –destaca la prensa francesa-, cuyos números son bisados dos y hasta tres veces. Estrenada por la gran dama del teatro lírico francés Edmée Favart en el Théâtre de l’Avenue, es grabada e interpretada reiteradamente, al igual que en recitales y la radio francesa. La artista de intensos rasgos orientales Maud Loty, propietaria del teatro de su estreno, decide ella misma protagonizar en el mismo lugar Chipée, la siguiente obra con música del compositor.
Padilla llena en París, además, el prestigioso y magnífico teatro des Champs-Elysées con una nueva obra, con su dirección de escena, música y creación del propio Padilla, una antología de los sentimientos, donde han tenido lugar las representaciones de Isadora Duncan, el teatro de arte de Moscú de Stanislawski, la Ópera de Viena, los Ballets Rusos, Paderewski, la Pavlova…, una proyección de la tierra española, de danza, música y canto, de los éxitos de José Padilla, con nuevas obras, y espacio dedicado a la zarzuela -décadas antes de que se extendieran las antologías-, para hacer conocer este género en el extranjero con una concepción innovadora, y panorámica de sus diferentes territorios.
José Padilla crea una fantasía multicolor gigantesca que cubre el teatro de mantones y chales españoles valorados en un millón de francos. El propio compositor dirige el estreno de gala y sucesivas representaciones. El día de la primera función a las mujeres que porten un chal se les regala un sofisticado perfume, creando para la representación un infinito mundo de sensaciones. El escenario de veinte metros de profundidad, treinta metros de ancho, cuarenta metros de altura, técnicamente a la vanguardia con maquinaria metálica de movimiento eléctrico, acoge diez cuadros, medio centenar de artistas, más la orquesta, y trescientos trajes. Se recauda un cuarto de millón de francos en cuatro días. La prensa francesa refleja cómo continúa el éxito -“se han batido todos los records”-, que se extiende en las giras a Bélgica.
Norka Rouskaya, la bailarina de procedencia rusa, seguidora de Isadora Duncan, y a quien Padilla conoce desde su época en América, contrasta con su plástica la intensidad de la tradición española más pura.
Marcel Noll uno de los primeros escritores del naciente surrealismo, de la realidad más allá de la realidad, escribe: “La estrella de la compañía de José Padilla atraviesa la sala con pasos lentos, sube a escena a la derecha de la orquesta, habla de la obra y de su autor, adivinado tras el bosque que se extiende hasta a perderse tras la muchacha, y, temblando, pronuncia su nombre.”
José Padilla rueda con la bailarina la película francesa Palaces, del gran hombre de la productora “Pathé”, Bernard Natan, y dirección de Jean Durand, uno de los pioneros del cine.
Cuando se presenta en la Ópera de París el bailarín Vicente Escudero, para destacar a sus bailarinas, su compañía, la refiere como “la preferida de José Padilla”.
El escritor francés Paul Nivoix anuncia una obra inspirada por la creación de José Padilla y con su música.
Mientras tanto, la zarzuela Sol de Sevilla es un éxito absoluto en España. Se graba y gira por América, Portugal y París. El letrista, en cartas a diferentes personalidades, refleja cómo llegan a repetirse los temas hasta cinco veces. En otra refiere: “He venido para asistir al estreno de Sol de Sevilla, que ha sido un nuevo exitazo”. Se extiende así el triunfo del estreno primero del que la prensa española publica: “El público distinguidísimo que tarde y noche llenó el Teatro de la Zarzuela exteriorizó su entusiasmo dedicando ruidosas y prolongadas ovaciones.”
La Bien Amada, otra zarzuela preciosa -como destacan los elogios de la prensa: “La partitura contiene páginas de una belleza realmente cautivadora”-, se compone con la idea de proyectar los ritmos y sonidos propios de la tierra valenciana, y grabada por los grandes de la lírica española desde su inicio, e igualmente gira por España y América. Destaca el preludio instrumental y final del primer acto en forma de coro en que nace la universal Valencia.
Se hacen internacionalmente famosísimos desde París con recaudaciones fabulosas El Relicario -“una de las melodías españolas más ampliamente conocidas”-, Flor del Mal, Flor de Amor, La Violetera, etc. Sus discos alcanzan todo el planeta hasta Sumatra.
En el New York Times aparece la imagen de José Padilla al piano; es fotografiado también por la excepcional Krull para Alemania; y en la prensa francesa aparece reproducido de nuevo al piano, en una preciosa creación de los grandes retratistas de París, los hermanos Leonard y Gaston Manuel, con una ensoñación sobre el piano de Mistinguett, la reina del musical.
Padilla visita a Giacomo Puccini, a quien admira profundamente, en Viareggio. El encuentro entre ambos compositores en Italia y su conversación sobre la música y el jazz y la importancia, sobre todo, de la calidad es propia de otro artículo entero.
Padilla pone música a las obras del teatro Marigny, mientras también es anunciado para el teatro de Porte Saint-Martin, y también para el lujoso Casino, con sus mármoles y fuentes interiores, y para el Concert Mayol, y el Moulin, el Folies Bergere, el Palace, etc.
Cuando Miss se plantea el retorno al Casino, en su mansión de Bourgival reúne a la empresa, y lleva especialmente a José Padilla.
El compositor edita música, la suya, como ya lo había hecho anteriormente, combinándola en Francia con las imágenes de la fotógrafa austríaca D’Ora y los elegantes diseños de José de Zamora, que envuelven de imaginación la impresión de su música.
“Arrasa Londres de golpe e irresistiblemente” – New York Times
Valencia tiene un éxito huracanado en su estreno en París. Se repite una y otra vez ese día, que años después es recordado; vende en apenas unas semana 400.000 discos, 22 millones solo en Alemania, y alcanza el récord de ventas durante más tiempo en Estados Unidos. El New York Times refleja cómo en su siguiente estreno en la capital inglesa: “Arrasa Londres de golpe e irresistiblemente”. Inspira arquitectura en Nueva York y, al igual que sucediera con El Relicario, Flor del Mal y La Violetera, literatura francesa e italiana, perfumes, diseños, películas desde Alemania a Estados Unidos, etc. Padilla gana con esta obra en un año 25 millones francos.
Cuando parece imposible superarse, Padilla da un nuevo giro al sentido de esta palabra y crea Ça c’est Paris, que se coinvierte en la “Marselllesa de los parisnos”, representación internacional con la que se identifica esta tierra. El director cinematográfico Ernst Lubitsch realiza entonces una película con el mismo título, y vuelve a utilizar reiteradamente la obra de José Padilla en Ninotchka en la que Greta Garbo la interpreta nuevamente como representación de París.
Y siguen los éxitos
“Las Alas de París no es solamente un espectáculo. Las páginas de Padilla son el placer del oído”, publica la prensa francesa. Desde Estados Unidos se destaca especialmente la música de Padilla: “El ritmo es el tradicional 4/4 del fox americano, pero la melodía sincopada que nos guiña sobre el ritmo es tan francesa… Más aún, al sincopado se le da un peculiar giro rubato que inteligentemente enfatiza el rítmico canto de la música que desencadena su efecto provocativo.”
Las ventas de sus discos alcanzan todos los rincones, hasta Sumatra. Todos los grandes del jazz incorporan obras de José Padilla, como Tommy Dorsey, Woody Herman, Django Reinhardt, Mary Martin, la madre de Larry Hagman, conocido especialmente por su actuación como JR en “Dallas”, Bing Crosby, entre otros.
La música de José Padilla se estrena Broadway, en Londres…
En Francia, más adelante, la prensa define a José Padilla como “El compositor español, tan francés tan parisino”. Recibe los elogios de Le Figaro o Le Monde. Cuando Padilla escribe una carta sobre su Legión de Honor en Francia, casi todo el espacio lo dedica, alegre, a nuevos proyectos, nuevas obras.
Se hace público en la prensa cómo Padilla tiene ya preparada Parisette, dedicada también a París, y qué será otro éxito rotundo. El director de jazz Lud Gluskin hace una preciosa interpretación de homenaje que inicia con Ça c’est Paris enlazándola para cerrar con Valencia.
Padilla combina así los géneros, los estilos, los países, su evolución, desde el mundo sinfónico, con elegantes armonías, orquestación magnífica, ritmos sorprendentes e inagotable fantasía melódica, siempre en la brillantez y en la poesía.
José Padilla presenta en París a la prensa su orquesta, compuesta de virtuosos, en el “Florida”, el local de moda, al cuidado de Santos, su prestigioso propietario. Lleva en su programa desde Córdoba de Albéniz, a compositores europeos y obras del propio Padilla. Crea esta orquesta a partir de las continuas peticiones y consejos de otros músicos, como Dorsey o Hylton. Las giras se inician por toda América. Se realizan grabaciones en Francia cuyos periódicos destacan que son dirigidas por el “celebre compositeur”
En la prensa británica podemos leer cómo Padilla ha preparado otra obra para Londres y Estados Unidos con el creador de King Kong, el célebre escritor inglés: “Edgar Wallace trabaja actualmente en la producción musical titulada Roma. El prolífico escritor de Gran Bretaña está creando el libro -la música de José Padilla, el compositor español de Valencia y otras populares obras-. Wallace está entusiasmado con la partitura, que refrenda la reputación lírica de Padilla: Roma será emocionante y encantará.”
Es preciso confirmar cómo en Londres, el lujoso hotel Savoy, guarda con todo cuidado la nota informativa sobre Padilla y sus éxitos, para que los encargados de recepción puedan atender de nuevo a su ilustre huésped y estén preparados cuando, en cualquier momento, aparezca de nuevo, elegante, José Padilla.
Padilla inicia sus giras al piano desde el London Coliseum, actual sede de la English National Opera, que le llevan por todo el mundo, que quiere ver al compositor de tantos éxitos universales. Su diario personal de las giras es impactante: “Estambul: Mucho éxito y mucho público. Varsovia: Debutamos en la Sala del Conservatorio con grandioso éxito. Segundo concierto con más público y más éxito. Oslo: Grandioso éxito. Público no cesó de aplaudir. Segundo concierto: más público y más éxito. Tercer día: más éxito. Lleno hasta los topes. Dimos cinco conciertos más cada vez con más éxito.”
El espíritu artístico de José Padilla le lleva a desarrollar su siguiente obra dirigiéndose para ver cuadros a la Malmaison y a la vanguardista Galeria Bernheim de París.
Estrena con gran éxito de nuevo en España La Bella Burlada, una zarzuela que la prensa acoge entusiasmada: “Padilla, el popularísimo compositor, ha sabido crear una inspiradísima partitura de gran riqueza melódica y soberbia técnica orquestal. Se muestra como uno de los contados músicos españoles cuyas posibilidades en el género lírico son realmente magníficas”. La prensa describe de forma reiterada la belleza de otra obra más de Padilla, La canción del desierto, como luego ocurrirá con la zarzuela La Giralda, la histórica producción conjunta de los hermanos Álvarez Quintero. Nuevamente con La dama del sol los elogios son unánimes: “Del popular maestro José Padilla, sobradamente de todos conocido, es lógico esperar algo excelente. No es pues de extrañar que despertara mucha expectación el estreno de La dama del sol, que tuvo lugar el pasado sábado por la noche en el Teatro Victoria. Debemos reconocer que el maestro José Padilla ha logrado un acierto y, a nuestro humilde juicio, ha superado sus últimas producciones.”
Padilla escribe sobre sus nuevas obra teatrales en Francia: “Si tú vieras el ahínco y la fe con que estoy trabajando. Sobre todo porque lo mismo Croisset, Marchand que Willemetz, en fin todos, me están diciendo que es la mejor partitura que se va a hacer en Francia.” (La carta se refiere a sus colaboradores, el histórico Francis de Croisset, el famoso dramaturgo Leopold Marchand y Albert Willemetz, el célebre libretista).
Buenos días, Primavera
Nuevos acontecimientos se suceden, el amor con Lydia crece, ella misma escribe a la vuelta de una foto de los dos juntos: “En una de nuestras muchas lunas de miel”.
La portada de France Soir con José Padilla y su amigo Maurice Chevalier, que bautiza al compositor español como “Padilla, the Great”, refiere en su tirada millonaria las acciones para los niños necesitados de los artistas.
Padilla prepara, entre tanto, más obras para el teatro de Francia: Mam’zell, con su espectacular ballet clásico intercalado, y viene de lograr un nuevo éxito con Romance au Portugal, y para España, para el Teatro de la Zarzuela, Norga, mientras escribe, apasionado como siempre, en francés, acerca de otra obra nueva para la escena francesa: “Tengo conmigo, y te lo llevaré, un ejemplar de mi música Buenas noches, mi amor, distinta de Buenos días, primavera, excelente para nuestra obra.”
José Padilla tiene 70 años cuando escribe esta carta, la vida transcurre sin fechas, solo con actos, en los que se decide, como hace José Padilla, entregar el tiempo a la creación y a la belleza que hoy disfrutamos en todo el mundo.