Este fin de semana, los pianistas Josep Colom y Alberto Rosado interpretarán obras para dos pianos, acompañados por la OBC con Juanjo Mena a la batuta
El director Juanjo Mena es una de las batutas españolas más internacionales. Este fin de semana, estará frente a la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña, dirigiendo obras de Poulenc, Beethoven, Ginastera y Lutoslawski. Las celebraciones serán el sábado 6 y el domingo 7 de marzo en la Sala 1 Pau Casals de L’Auditori de Barcelona.
El programa
Los pianistas Josep Colom y Alberto Rosado interpretarán el Concierto para dos pianos y orquesta de Francis Poulenc. Con esta partitura, el compositor francés llegó a su madurez musical. La obra fue un encargo de la princesa Edmond de Polignat, una de las principales mecenas de principios del siglo XX.
El músico combinó en el concierto la influencia del universo sonoro de Mozart con la impresión que le causó el gamelan balinés. El gamelan es un instrumento de percusión de la isla de Java, que Poulenc pudo conocer en la Exposición colonial de París en el 1931. La referencia a este instrumento está presente en forma de movimiento perpetuo a lo lago de toda la obra.
Los dos solistas también tocarán las Variaciones sobre un tema de Paganini del polaco Lutoslawski. Se trata de una de las páginas más celebres y técnicamente complejas del repertorio para dos pianos y orquesta. La obra muestra tanto la fascinación que sentía el compositor por el Capricho núm. 24 de Paganini, como las posibilidades de la variación virtuosa.
La OBC también hará sonar por todo el Auditori las Variaciones concertantes de Alberto Ginastera. El músico elaboró en doce partes consecutivas un marco sonoro sobre el imaginario folclórico argentino, haciendo uso de sus rasgos más característicos. La idea de metamorfosis permanente es el motor de elaboración compositivo de la obra. Es un proceso de generación constante a partir de la transformación de materiales preexistentes.
El programa lo cerrará la obertura de Las criaturas de Prometeo, una de las primeras músicas incidentales de Beethoven. Fue concebida para encabezar el ballet homónimo de Salvatore Viganò y, con el tiempo, se ha integrado como parte de las oberturas célebres del autor. La música de este ballet, a pesar de su éxito, fue criticada como ‘fragmentada y extremadamente compleja’. De esta forma, constituyó un anticipo de los calificativos que acompañarían a Beethoven a lo largo de su carrera
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