El cuarteto de saxofones Osimun Quartet persigue unas señas de identidad propias para sus programas: un repertorio de todas las épocas que les ayude a contar una historia durante el concierto, o incorporación de elementos extramusicales como iluminación y movimiento. Recién concluida su gira por Países Bajos, ahora visitan diferentes puntos de España ofreciendo una serie de conciertos patrocinados por la Sociedad de Artistas Intérpretes o Ejecutantes (AIE).
Por Manuel Pacheco
Quiero empezar preguntando por la gira que habéis realizado durante enero y febrero, y que os ha llevado a catorce escenarios de Países Bajos. ¿Cómo se ha gestado y qué sensaciones tenéis al acabar?
Inés: La gira viene por un concurso, el Dutch Classical Talent. A la fase final hemos pasado tres grupos, y como reconocimiento por ser finalistas nos han dado esta gira, que se hace por salas importantes de todo el país. El concurso te anima a que elabores un programa con un concepto, y que colabores con otros perfiles para desarrollar algo potente, y eso nos ha dado bastantes tablas en el tema de la producción, estar en contacto con las salas, habituarte a los cambios…
Fátima: El jurado que nos valorará en la prueba final ha venido a ojear algún día, sin que nosotros lo sepamos. O sea, que estos conciertos ya son parte del proceso de la final. Pero, independientemente del premio, el objetivo del concurso es que te desarrolles como profesional. Te dan una beca para incitarte a que colabores con otras disciplinas o encargues una nueva obra. Nosotros hemos tenido que buscar más financiación, pero ellos siembran el germen para intentar hacer algo distinto. En Holanda está muy al día el tema de colaboraciones con otras artes, y con esto lo que hacen es darte el aviso de que el concierto ‘tradicional’ está un poco pasado. Todo esto nos ha abierto la mente, hemos salido de nuestra zona de confort. Ahora hacer un concierto normal me sabe a poco.
Diego: Ha sido positivo porque nos ha ayudado a completar el pack. Todas las cosas que se han añadido a la performance no han sido porque sí, sino por reforzar el mensaje que buscábamos transmitir. Después de esto, cuando nos limitamos a tocar el repertorio decimos ‘parece que me falta algo’. La música se sigue transmitiendo, pero de otra manera.
Ricard: Además, Dutch Classical Talent nos ofrece un coaching para elaborar este programa, y nos ha ayudado a entrar en contacto con compositores, directores artísticos, técnicos, toda esa parte de producción que en un concierto normal no se ve y con los que de otra manera no hubiéramos colaborado.
Habéis interpretado ‘If it’s not God, at least man‘, un programa con un repertorio muy cuidado y hasta incluso con una coreografía específica. ¿De qué manera conecta esta elaboración temática e interactiva con la filosofía del cuarteto?
Fátima: Para nosotros es importante que la gente conecte con lo que estamos haciendo, siempre buscamos que el repertorio tenga un hilo conductor. Tener que incluir todos estos elementos extramusicales nos ha hecho profundizar en ello, que haya una historia que pueda llegar al público. Creo que esto nos ha hecho entender mejor quiénes somos como músicos. Personalmente, me he dado cuenta de que esto es lo que quiero, que el concierto sea una experiencia de principio a fin.
Diego: También que el público esté integrado en la performance que se ofrece. En un concierto al uso hay una barrera, el cuarteto toca y la gente escucha. En este programa hemos intentado tener momentos de contacto para implicarles en la experiencia. En el contexto del mundo de la música clásica actual creo que es algo que ayuda a acercar la música.
Fátima: No hace falta hacer siempre un teatrillo [risas], pero puede ayudar en función de qué clase de repertorio estés tocando.
Inés: Claro, también hay momentos en que no hay ninguna coreografía, y simplemente dejamos que la música hable.
¿De dónde proviene el título?
Ricart:Es una frase de Lorca, ‘Si no Dios, por lo menos hombre’, no es algo que escribió, sino que dijo. Tocamos una pieza del mallorquín Joan Pérez Villegas, Solo el misterio, que está basada en tres canciones populares de Lorca.
Venís de distintos rincones de España, pero tenéis sede en Colonia. ¿Cómo entráis en contacto y cómo se constituye Osimun Quartet?
Inés: Surgió en el Conservatorio de Maastricht porque Ricard y yo estudiamos allí. Empezamos junto con otros dos alumnos; uno de ellos se fue y entró Fátima, y luego se marchó la otra y llegó Diego. Siempre ha habido un punto en común, unos que conocían a otros, y todos estábamos más o menos cerca.
Fátima:Creo que nos hemos quedado las personas que nos queríamos dedicar a esto y de esta manera tan intensa. El grupo se ha formado de manera natural.
¿Compartíais desde el principio alguna inquietud en común?
Fátima: Para mí el repertorio siempre ha sido lo más importante, todo gira en torno a lo que tocamos y lo que queremos transmitir. Sin preguntárselo, creo que ha sido algo que nos ha unido más que otros puntos. Al principio, incluso no teníamos una relación de amistad como la que tenemos ahora, pero compartíamos el querer usar la música de la misma manera.
Inés: Todos teníamos el repertorio de cámara en la base de lo que entendemos como música.
Mantenéis una intensa actividad en escenarios y concursos en Países Bajos, Bélgica o Alemania. ¿Intentáis conciliar de algún modo estos compromisos europeos con otros en España?
Inés: Estamos intentando meter la cabeza en todo lo que salga en España, mantener el máximo contacto. De momento tenemos los conciertos de la Sociedad de Artistas Intérpretes o Ejecutantes (AIE).
Diego: En marzo estuvimos en el Museo de Arte Romano de Mérida dentro del ciclo MusaE, Música en los Museos Estatales.
Fátima: Siempre que salen convocatorias en España, nosotros nos tiramos de cabeza. Tenemos pensado presentarnos al Concurso de Juventudes Musicales, todo para abrirnos puertas.
El hecho de ser una formación de viento, y en concreto de saxofones, ¿dificulta el acceso a determinados circuitos o programaciones?
Ricard: El cuarteto de saxofones no está considerado aún al mismo nivel que otro tipo de grupos, y esto nos influye bastante. Incluso en oportunidades de concurso; puedes comparar el volumen de premios o festivales que están orientados solo a formaciones más tradicionales como el cuarteto de cuerda o el piano trío. Últimamente sí que hay una tendencia a abrirse y aceptar otros formatos, porque ven que la calidad y el discurso musical que se puede transmitir es el mismo, pero aún queda trabajo para conseguir equipararnos.
Fátima: En algún festival nos ha pasado que nos digan ‘es que ya hay un grupo de viento’. O sea, solo puede intervenir uno [risas]. Pero sí, es algo que se está desarrollando, también gracias a otros grupos que están abriendo camino. Es parte de nuestro trabajo.
Mirando vuestros programas salta a la vista la variedad: realizáis arreglos de obras u autores más clásicos, pero también estrenos de jóvenes compositores. ¿Qué tipo de repertorio os interesa fomentar en vuestras actuaciones?
Inés: Por encima de todo, buscamos un sentido a nuestro discurso. Partiendo de eso, cogemos de todos los estilos y épocas posibles que creamos que puedan funcionar para nuestra formación. Tocamos desde Bach hasta música actual, y también nos parece importante dar a conocer a compositores jóvenes. Eso de limitarse a tocar solo un tipo de música no tiene ningún sentido para nosotros.
Fátima: Si fuese por adecuarnos a nuestra formación, deberíamos limitarnos a la música contemporánea. Que nos encanta, pero no queremos cerrarnos a ninguna opción. Hay veces que a los programadores no les entra en la cabeza que vayas tocando Haydn siendo un cuarteto de saxos, y nos han llegado a decir que somos ‘exóticos’. Pero creo que tenemos esa labor de hacer ver que el repertorio es muy amplio, que no hay que poner barreras y que… Chico, siéntate, escucha y disfruta [risas].
Ricard: Tocar de todo también nos ayuda como grupo, nos acaba haciendo un cuarteto mucho más versátil y flexible.
Diego: Si acaso, junto con los compositores actuales tratamos de tener en cuenta a las compositoras. No por el hecho de ser mujeres, sino porque sus obras son interesantes y desconocidas, y creemos que es importante difundirlas.
¿Qué tipo de relación tenéis con los compositores a la hora de desarrollar una obra de nueva creación?
Fátima: Para el encargo que hicimos a propósito del programa ‘If it’s not God…‘ hablamos con varios compositores jóvenes, les contamos de qué iba el proyecto y establecimos una serie de pautas temáticas o emocionales. Pero a partir de ahí, yo entiendo que el compositor trabaja en su espacio. E incluso podríamos formar un programa a partir de una obra que un compositor nos propusiera, algo creado desde cero.
Diego: En este proyecto del Dutch Classical Talent trabajamos con el compositor holandés Arjan Linker. El resultado ha sido distinto de lo que yo pensaba en un inicio, se han añadido elementos, pero aún así sigue transmitiendo el mensaje que buscábamos. Creo que cuando encargamos una pieza damos algunas instrucciones, pero también brindamos libertad para proponer ideas.
En relación con esto, os encontráis desarrollando un nuevo programa que, aunque no tiene aún su forma definitiva, apunta ya en una dirección similar al anterior.
Fátima: Llevamos tiempo queriendo tocar Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz de Haydn, y como hemos visto que puede funcionar con la formación hemos dado forma al programa a partir de ello. Estamos terminando ahora la transcripción, y seguramente incluyamos un cuarteto de Ida Gotkovsky, que tiene una música, digamos, expresionista, con un punto de oscuridad que nos interesaba para este repertorio. Queremos hacer una especie de ‘tratado del dolor’ que vaya desde la música más luminosa de Haydn a este mundo turbio de Gotkovsky. También vamos a encargar una obra a Robert Seara, que no es propiamente compositor, pero es saxofonista del cuarteto Kebyart. Y seguramente volvamos a jugar con la iluminación, el tema de las luces nos gusta y es un elemento que concuerda muy bien con la música.
¿Qué destinos españoles visitaréis en los próximos meses?
Ricard: Con el ciclo AIEnRUTa Clásicos 2025 estuvimos el pasado abril en Alcalá de Henares y en julio iremos a Cádiz. Iremos conociendo otras paradas del ciclo más adelante.
Diego: Y ahora en mayo iremos a Barcelona para participar en el ciclo Resonare.
También acabáis de ser admitidos en la European Chamber Music Academy (ECMA). ¿Qué supone esto para el futuro de la formación?
Fátima: Recibimos formación de manera gratuita en academias de diferentes puntos de Europa. Ahora, por ejemplo, acabamos de pasar por Budapest. Tenemos varios días o una semana de clases intensivas y un concierto final, este es el modus operandi.
Inés: De manera general, implica que vamos a conseguir más oportunidades. Ser admitidos en la ECMA supone que tenemos su voto de confianza para estar al nivel de muchos grupos profesionales que han salido de ahí también. Podremos estar en contacto con esta gente, y también con salas, festivales, programadores…
Deja una respuesta