Reseña | A Reflection of the Era

Hänssler lanza un disco a cargo del violinista Mikhail Pochekin y el pianista Kenny Broberg con tres sonatas a caballo entre los siglos XIX y XX. Un repertorio que conduce al oyente a una experiencia plena de musicalidad, donde el tono académico se funde con motivos populares. Su título, Retrato de una época, resume muy bien el género camerístico de esa coyuntura en la historia de la música.

El opus 45 de Grieg cuenta con un primer movimiento de sabio desarrollo, con todos los ingredientes de una obra maestra. Le sigue un tiempo cuyo tema romántico surge, da paso a una danza y reaparece con mayor ingenio, para concluir en un Finale de sabor ancestral, donde el ritmo pegadizo se engarza a una melodía tenue, como remembranza. Medtner, autor que empieza darse a conocer a través de la discografía, está presente aquí con su opus 21, obra de trazos subyugantes, diríase místicos, que luego se diversifican en una danza de simbiosis perfecta entre lo culto y lo popular, prefacio a un Ditirambo de la mejor escuela, donde maravillan las cuerdas dobles del violín y la variedad de motivos. Bien conocida, la sonata de Franck: la dulzura del violín contrasta con el borboteo pianístico, llevados ambos a un hipnótico Recitativo-Fantasía, antesala de un apasionado Allegretto poco mosso.

Los intérpretes aportan mucho a estas partituras. Pockekin añade a su acervo una variedad de timbres que dota a la música de un dramatismo singular (él consigue más hondura en su violín). Broberg domina la abundante escritura con una pulsación que da expresividad a los pasajes más inspirados. Profundo carácter en Grieg, con nivelaciones de tempo perfectas y sonoridades brillantes. Medtner resulta encantador, especialmente en las líneas ascendentes y descendentes del primer movimiento, que va desvelando una dinámica que muestra toda la cantabilidad del dúo. Y en Franck se alcanza una placidez contemplativa propiciada por la unción perfecta del violín y el piano. Llama la atención que las conclusiones de los movimientos rápidos, y de las propias obras, suenen austeras, desprovistas de la vehemencia habitual de la mayoría de las versiones.

Por Marco Antonio Molín Ruiz