Título: Atrápame si puedes
Director: Steven Spielberg
Compositor: John Williams
Una persecución basada en el jazz
Frank Abagnale Jr. (Leonardo DiCaprio) huye de casa a los 16 años tras el divorcio de sus padres. Viéndose abocado a vivir en la calle, planea una serie de estafas que le llevan a hacerse pasar por piloto, abogado y médico, mientras defrauda millones de dólares mediante la falsificación de cheques. Esto llama irremediablemente la atención del FBI, y será el agente Carl Hanratty (Tom Hanks) el encargado de atraparlo. Tras una incansable persecución durante años y por diferentes países en la que Frank va siempre un paso por delante, ambos desarrollan una extraña conexión que se tornará en amistad entre persecutor y perseguido.
Una melodía grabada en el recuerdo
John Williams se aparta en este filme de sus bandas sonoras más sinfónicas, aportando una musicalidad más enfocada en la estética de los años 60. Es por ello que esta partitura es cercana al jazz, sobre todo en influencias o por el empleo protagónico del saxofón, sin embargo, Williams no pierde los rasgos e instrumentación clásicos. Esto es una muestra de la versatilidad y creatividad musical del compositor al saber adaptarse a diferentes contextos y situaciones.
El tema principal, ‘Catch me if you can‘, refleja la esencia de la película. Aparece nada más comenzar, en los títulos de crédito, y la vamos a escuchar a lo largo de la cinta, ya que su melodía se va a emplear como leitmotiv para las escenas de persecución o cuando Carl vaya encontrando nuevas pistas sobre el paradero de Frank. Se trata de una línea melódica juguetona, que aporta sensaciones misteriosas. Está realizada mediante instrumentos de viento como el saxofón o el clarinete, o la marimba en la percusión, que suponen ese travieso juego del gato y el ratón. A su vez, se mantiene una base de cuerdas que son las que aportan la tensión al momento. Es por ello que se trata de una mezcla explosiva, con una sonoridad que se queda grabada en la memoria.
Gracias a los vientos y a la percusión suave se refuerzan el tono dinámico y el ritmo ágil que mantiene el filme y, a su vez, se revela la impredecible y acelerada vida de Frank. Precisamente es esta banda sonora la que consigue que esta película sea amena y divertida, y la que mantiene al espectador expectante, sin separar la vista de la pantalla a pesar de sus 140 minutos de duración.
Versatilidad en la partitura
Aunque el tema principal es el más importante, no es el único. A lo largo de la cinta, la música va evidenciando diferentes aspectos que viven los personajes, y es donde aparece la versatilidad de esta banda sonora. Por ejemplo, el tema ‘Recolections‘, empleado como leitmotiv del padre de Frank, es una balada melancólica en tono menor con saxofón y marimba. Este tema aporta un gran significado para el desarrollo de un personaje cuya vida idolatra el protagonista, pero cuyo final es triste y trágico, a pesar de los intentos de su hijo por devolverle la vida que una vez tuvo.
Otros temas expresan la soledad de Frank o indagan más profundamente en los aspectos emocionales. La música comienza a mostrar progresivamente que el joven es consciente de la maldad de sus actos y le gustaría abandonar ese estilo de vida por otro más honrado, y es gracias a la banda sonora que el espectador puede percatarse de la vulnerabilidad del protagonista.
En ‘A broken home‘ aparecen los traumas de abandono que Frank carga consigo. El tono melancólico del tema se sintetiza en el piano y en el empleo de las cuerdas de forma minimalista, y muestra la semejanza entre la desintegración de su familia y la imposibilidad de formar la suya propia, subrayando la nostalgia y el anhelo por una vida mejor.
Una ambientación que transporta a los años 60
Son varias las ocasiones en que aparece, como música diegética, canciones de jazz ampliamente conocidas. De ellas, destaca ‘The girl from Ipanema‘ de Stan Getz, una bossa nova cuyo impacto fue tan grande que rápidamente se convirtió en un estándar para los estudiantes del género de Nueva Orleans. Precisamente aparece en una escena de descanso y disfrute de unos bañistas en la piscina de un lujoso hotel. No hay que explicar el impacto sonoro que supone esta bucólica melodía en un momento idílico.
Del mismo modo, aunque en este caso de forma extradiegética, tenemos el tema ‘Come fly with me‘ de Frank Sinatra, en una escena en la que Frank huye en avión del FBI mediante una intrincada trama de despistes y trampas en las que el agente Hanratty cae una y otra vez de forma irremediable. Muy sutil, maestro Williams.
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