Reseña | Complete Works for Oboe by Madeleine Dring

Este disco permite descubrir, al que no la conozca ya, a la compositora londinense Madeleine Dring, de la mano principalmente de Nicholas Daniel, uno de los oboístas británicos más reconocidos, y del pianista Antonio Oyarzábal, dentro del importante trabajo de recuperación de música compuesta por mujeres que este último está realizando durante los últimos años, acompañados en dos de las obras por la fagotista Amy Harman y el flautista Adam Walker.

El álbum destaca por su variedad de estilos, puesto que en él encontramos obras originalmente escritas para oboe y piano y también transcripciones de otras obras de la propia compositora, realizadas por ella misma o por el que fuera su marido y solista de la London Symphony Orchestra, Roger Lord. Incluso podemos escuchar una transcripción de In the still of the night de Cole Porter, que forma parte de la banda sonora de la película de 1937 Rosalie. No debe sorprender esta heterogeneidad de estilos musicales, puesto que la propia Dring provenía de una familia de actores de teatro y ella misma, teniendo una sólida formación musical recibida de la mano de compositores como Gordon Jacob y Vaughan Williams, compuso música para los espectáculos del West End londinense.

El disco comienza con sus Tres piezas para oboe, o flauta, y piano que, a pesar de haber sido compuestas en 1959 no fueron publicadas hasta 1983, seis años después del repentino fallecimiento de su autora. En ellas los intérpretes muestran una interpretación llena de carácter, sobre todo en el Tango y en la Danza italiana, con un toque de melancolía en el Vals. En el Trío para oboe, fagot y piano destaca la brillantez del Allegro final, con una buena compenetración y empaste entre los instrumentos. Después de varias transcripciones de obras de diversos estilos llegamos al Trío para flauta, oboe y piano, quizá la obra más conocida del disco, en la que destaca el segundo movimiento, con su carácter evocador y tranquilo, y la energía del Allegro giocoso final.

El disco concluye con una Polka llena de gracia, una agradable conclusión para un gran trabajo que nos abre la puerta a un nuevo repertorio para el oboe. Confiamos en que la búsqueda continúe.

Por Juan Mari Ruiz