La «Ciaccona» del final de la Partita núm. 2 de Bach es una de las obras más apreciadas y complejas del repertorio para violín. Ha sido transcrita para otros instrumentos, órgano, guitarra y orquesta entre ellos, pero por su dificultad, es una pieza con la que solo se atreven los más grandes intérpretes, como Segovia. Bach la compuso cuando falleció su primera esposa, María Bárbara, mientras él se encontraba de viaje. En ella se reflejan todos los sentimientos contradictorios que fue experimentando el compositor, por todo ello, es una obra cargada de misterio y de fuerza que nos sumerge en un mundo de emociones.
El guitarrista Bin Hu realiza una brillante interpretación de esta pieza, en la que podemos apreciar una belleza expositiva, un sonido limpio y cuidado, enérgico y una interesante fluidez musical. A pesar de su juventud, el intérprete ha demostrado que tiene un gran dominio del instrumento y sus interpretaciones se han ganado los elogios de los más grandes guitarristas de nuestros días, como David Russel, que quedó impresionado, expresando que sus interpretaciones son convincentes y poderosas y que es uno de los mejores guitarristas que ha escuchado tocando la obra de Bach. Por todo ello, ganó el premio David Russell Bach 2016.
Lo primero que escuchamos al poner el disco es el «Preludio» de la Partita BWV 1006, pieza que fue transcrita para laúd por Bach y que es la última de la serie seis sonatas y partitas para violín solo. En el preludio podemos encontrar algunos motivos que aparecen en las cantatas BWV 29 y de BWV 120. Una joya musical de gran belleza interpretada con mucho gusto y con una gran sensibilidad. El primer movimiento de la Sonata BWV 1001 es lento, un Adagio. Le sigue una Fuga en la que entran en juego muchos elementos polifónicos que nos conducen hasta el contrapunto del tercer movimiento, la Siciliana. Por último la sonata concluye con un Presto que contiene muchos cambios armónicos y una estructura binaria.
En definitiva, en Ciaccona podemos escuchar unas interpretaciones llenas de belleza con un sonido muy cuidado que no hace más que afirmar que estamos ante una joven promesa de la guitarra clásica.
Por: Ana R. Colmenarejo
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