Mediterrània. Un mar de música
Capella de Ministrers
Carles Magraner, dirección
CdM CdM 2152
★★★★★
Capella de Ministrers nos lleva de viaje a la Nápoles de los siglos XVI-XVII. Espacio de intercambios culturales y centro vital europeo, es un lugar imprescindible para escuchar. Por ese motivo, la Capella, dirigida por Carles Magraner, le dedica este delicioso disco.
El álbum despliega un amplio abanico de obras y compositores: los más conocidos Frescobaldi y Monteverdi, pero también Antonio Valente, Giovan Leonardo Primavera, Vincenzo Fontana, Andrea Falconeri. Además incluye al español Lucas Ruiz de Ribayaz y el alemán Athanasius Kircher, que vincula al sur de Italia por sus tarantelas. Todas las obras, sin embargo, tienen algo en común: el sabor de lo popular, que no necesariamente está reñido con lo culto. Este concepto tan mediterráneo se muestra en una mezcla sabrosa de canciones de amor, de desamor, pasacalles y danzas.
Y precisamente ese es el punto fuerte del álbum. La Capella, lejos de conservar estas músicas como reliquias de museo, las desempolva y las saca fuera de la vitrina. Les da una vida nueva y convierte la mera escucha en una experiencia. Dan ganas de escuchar más, de pedirles que nos lleven de visita a otros mundos, que nos cuenten nuevas historias.
El ensemble es variado y equilibrado, da mucho juego al variar el carácter según la pieza interpretada. Èlia Casanova y Pino de Vittorio cantan con una expresividad inigualable y una dicción muy pronunciada. Hablan con el corazón sincero y exprimen cada sentimiento. Llama la atención la intervención de Pino de Vittorio, natural del Taranto, que ha transmitido el carácter de su tierra.
La interpretación está llena de energía y vitalidad, sin escatimar recursos, sobre todo en las danzas. El sonido apuesta por el realismo y en captar los detalles tímbricos. En algunas ocasiones que se llega al tutti se produce un efecto multicolor que es difícil de olvidar. Al llegar al final del álbum, uno se encuentra que ha tenido un verdadero viaje por diferentes estados anímicos, desde la melodía íntima y susurrada a la exaltación más gozosa y despreocupada.
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