Tesoros musicales de la Biblioteca Nacional de España
L’Apothéose
Laura Quesada, traverso
Víctor Martínez, violín
Carla Sanfélix, chelo
Asís Márquez, clave
DMDM-0001
Las ilustres estanterías de nuestra apreciada Biblioteca Nacional albergan un fondo musical de incalculable valor. Si bien la colección más famosa es la legada por el maestro Barbieri, también cabe destacar la biblioteca del pianista Juan María Gelbenzu y toda la música impresa que la Corona adquirió en París y Londres desde 1750, así como otros volúmenes manuscritos de música teatral de autores como Literes o Durón.
Asistimos en este disco a una doble premier: el programa está formado por piezas nunca antes registradas discográficamente, y además, se trata también del primer trabajo de L’Apothéose. Fundado en diciembre de 2015, esta joven formación ha arrasado en certámenes de toda Europa y su rápido ascenso hacia la primera línea de la música antigua ha generado, no en vano, altas expectativas para esta grabación.
Siendo un grupo de cámara con una plantilla tan concreta, la variedad musical que ofrece el disco sorprende gratamente. Abrimos boca con el Trío núm. 3 en Re mayorde TomassoGiordani (ca.1730-1806), una adaptación para flauta, violín y continuo desde tres arias de su ópera Le duecontesse(Roma, 1776). En un estilo netamente galante, rebosante de energía y afectos en contraste, es delicioso figurarnos cómo sonarían las tres partes de este trío en su matriz lírica; juego que se antoja obvio gracias al gusto con el que interpretan el papel los instrumentos melódicos.
Violinista de la Real Capilla desde 1737, Francisco Manalt dedica su Obra Harmonica a su protector, el Duque de Osuna, que consta de seis sonatas para violín y bajo solo y que representan uno de los primeros ejemplos de grabado musical en España. Escuchamos la Sonata núm. 5 en Fa menor en estilo italiano y con profusión de dobles cuerdas en su allegro final.
Nos interesa el último movimiento de la Sonata en Re menorpara clave del que por aquellas fechas era organista en la Real Capilla, Félix López Máximo (1742-1821), con un sabor cercano al de Soler, Nebra o Scarlatti, enérgico, con carácter y que mantiene nuestra atención de principio a fin.
Sin duda, los amantes de la música antigua están de enhorabuena y dan la bienvenida a este repertorio, de primera calidad aunque muy desconocido, y a los encargados de darle sentido y transmitirlo, este jovencísimo conjunto que promete darnos tantas alegrías.
Por: Pablo F. Cantalapiedra
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