El ensemble Anacronía, formado por Pablo Albarracín (violín), David Gutiérrez (traverso), Marc de la Linde (viola da gamba), Marina López (clave) y Luis Manuel Vicente (viola), es pura diversión y disfrute. La música es su pasión y lo demuestran en cada ensayo y en cada escenario. No entienden los conciertos sin la implicación del público y eso, hoy más que nunca, es imprescindible. Nacidos en el ECOS Festival Internacional de Música Antigua de Sierra Espuña —que este verano celebra su V edición—, han llegado a la música antigua para quedarse y hacer disfrutar a quien se acerque a conocerles.
Por Susana Castro
¿Cómo nace Anacronía?
David: Comenzamos tocando en la Orquesta de la Universidad de Murcia y en los comienzos del ECOS Festival coincidimos y nos dimos cuenta de que nos compenetrábamos muy bien. Tenemos la misma forma de entender la música y de divertirnos haciendo música, tanto en el escenario como ensayando. Tras pasar por varias ediciones del ECOS Festival, finalmente decidimos constituirnos como grupo estable.
¿De dónde tomáis el nombre de anacronía?
Pablo: Anacronía viene de un anacronismo en concreto a raíz del cual surge la idea de recrear anacronismos de sonoridades del pasado. Este anacronismo tuvo lugar en Londres en torno a la segunda mitad del siglo XVIII. Allí se celebraran unas reuniones protagonizadas por dos compositores que forman parte de nuestro repertorio, Carl Friedrich Abel y Johann Christian Bach, en una época en la que ya se empezaba a entender la música con otro tipo de lenguaje, tirando hacia el Clasicismo, con un Haydn incipiente y otros compositores de estilo preclásico, aunque manteniendo los afectos del Barroco. Abel y Bach eran violagambista y clavecinista respectivamente, así que tocaban este repertorio de lenguaje más ‘avanzado’ con una instrumentación más arcaica. Esto nos inspiró para el nombre del grupo y la temática: buscar el anacronismo de tocar con este tipo de instrumentos un repertorio que se encuentra ya en un nuevo lenguaje; resulta muy contrastante. Creemos que puede divertirnos tanto a nosotros como músicos como al público que nos escuche.
David: También nos pareció muy divertido el nombre en el momento actual. Tocar música antigua a día de hoy podría parecer un anacronismo en sí mismo, así que decidimos resaltar este contraste desde el propio nombre.
De hecho, me llama especialmente la atención que siendo tan jóvenes tengáis tan claro que os queréis especializar en este tipo de repertorio. ¿Cómo surgió este interés en cada uno de vosotros?
Marc: Todos hemos entrado de maneras distintas en este mundo de la música antigua. En mi caso, empecé a los 8 años tocando la viola da gamba, nunca he tocado el chelo. Cuando era pequeño estudié en la Escola Municipal de Música Can Ponsic de Barcelona, donde tenían una pequeña línea de música antigua con clave, flauta de pico y viola da gamba. Los niños accedían a un taller donde conocían los tres instrumentos para elegir uno, así que la elección fue casi por casualidad, ya que era una actividad extraescolar, un pasatiempo. Más adelante decidí seguir estudiando música a través de la práctica de la viola da gamba.
Marina: Empecé tocando el piano, como casi todos los clavecinistas, pero en el momento de pasar al Grado Profesional empecé con el clave porque tenía miedo de no aprobar el examen de piano. Al final sí lo aprobé y continué con los dos instrumentos, pensando que la especialidad de clave me podría resultar menos exigente. Para mí, la música antigua en aquel momento era puro entretenimiento, pero cuando fui al primer ECOS Festival (que por aquel entonces se llamaba Early Music Aledo) y me encontré con tantos músicos que sí estaban volcados en la antigua, me la pintaron tan divertida y excitante que, al año siguiente, cuando entré en 5º de Profesional, le dije a mi profe de piano: ‘termino el Profesional y continúo con el clave’. También influyó la Orquesta de la Universidad de Murcia, se agradece muchísimo que podamos tener una actividad de ese tipo y seguramente si la Orquesta no estuviese haciendo música antigua, no habría tanta tradición de antigua en la región. Mis primeros estímulos fueron ECOS Festival y la Orquesta, y siempre se lo agradeceré a Jorge Losana.
Pablo: A mí me pasó algo similar a Marina. Siempre he estudiado violín clásico, y me formé en la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC), pero gracias a esos estímulos en Murcia y a grandísimos profesores que he tenido en ESMUC, me fue entrando la curiosidad por ir descubriendo ese lenguaje tan arraigado a las emociones y los afectos. Me encanta tocar ese tipo de repertorio con un instrumento original porque te encuentras mucho cómodo, es más orgánico, y se hace más fácil entrar en ese tipo de música así, ya que obviamente estaba pensada para esos instrumentos. Sigo estudiando violín clásico y contemporáneo, compaginándolo todo, pero la música antigua me estimula especialmente. Tocando con Anacronía disfruto muchísimo.
Luis Manuel: Mi caso se parece al de Pablo. He estudiado viola clásica pero descubrí el mundo de la antigua gracias a Jorge Losana y la Universidad de Murcia y me atrapó. Cuando te acercas a esta música descubres una nueva perspectiva y también nuevas formas de trabajar que a mí me parecen mucho más interesantes y divertidas. Compagino los dos mundos, pero lo que más me gusta de la música antigua es trabajarla con una visión próxima a la de la época.
David: Creo que aunque la música es antigua y puede parecer anacrónica, las emociones que encierra este repertorio son muy actuales. En mi caso, entré en contacto con esta música de forma similar a mis compañeros. A uno de los talleres de la Orquesta de la Universidad de Murcia vino un profesor de ESMUC, Lorenzo Coppola, y despertó mi interés por ver cómo se puede hacer repertorio antiguo con un lenguaje que hoy en día no está tan vivenciado por el público y cómo hacer que las emociones que podían sentirse en el siglo XVIII se sientan hoy también. Ese es nuestro objetivo: poder emocionar a la gente de hoy tanto como se emocionaban y se divertían entonces.
¿Cuál diríais que es el elemento diferenciador de Anacronía con respecto a otros grupos jóvenes que también hacen este tipo de música?
David: El más evidente es la instrumentación. Como decía Pablo, buscamos recrear este tipo de sonoridad tan especial que se produjo en un momento muy concreto de la historia de la música, y eso nos diferencia del resto. Creo que también nos distingue la energía en los conciertos, siempre buscamos que el público se divierta, se lo pase bien, de la forma que sea necesaria, y eso se nota.
Marina: Esto se refleja en la forma en la que nos organizamos en el escenario, con el clave en medio y el resto de los instrumentos en los laterales, mirando de frente, como si hubiera una hoguera entre nosotros. La idea es poder comunicarnos de la mejor forma posible y transmitir esa sensación de fuerza y energía, tratando de mirar siempre al público y decirle: ‘¿Os estáis enterando de lo que está pasando? ¡Nos lo estamos pasando súper bien!’ (risas).
El público está en el centro de todo vuestro pensamiento.
Marina: Sí, la idea es crear un pequeño salón. Al estar todos mucho más cerca podemos interactuar mejor.
Pablo: Se trata de romper la barrera con el público, traspasar el muro y que todo el mundo se sienta involucrado. El público es una parte importantísima del espectáculo, del arte en sí, y queremos valorarlo como tal.
David: Precisamente añadiría que otra de las cosas que nos diferencia como grupo es la búsqueda de momentos únicos, tanto a través de la localización de manuscritos inéditos, como el trabajo que estamos haciendo en la Basílica de Santa María del Pi, como encontrar momentos únicos en el presente.
¿Cómo se produce la selección de obras para vuestros programas?
Marc: Nuestra selección de obras viene influida por la selección de contextos. Para conseguir a día de hoy esta sensación de que el escenario es compartido con el público hemos ido a buscar contextos donde eso pasaba de verdad con música del XVIII, como sucedía en los eventos que mencionamos antes en Londres. Hemos leído que el público se reía, lloraba, incluso había gritos, un contexto muy diferente al actual. Esto nos llama mucho la atención en Anacronía: intentamos interpretar obras que tengan un contexto interesante.
David: Además, para la elaboración de programas tenemos en cuenta el patrimonio de donde venimos nosotros. Por ejemplo, en los encuentros de Londres sabemos que había un autor murciano, Juan Oliver y Astorga, de Yecla, que intervenía como violinista. Seguramente su música era tocada en estas veladas. Buscamos revalorizar esa música menos conocida pero que también es buenísima.
Teniendo en cuenta que ahora mismo no residís en la misma ciudad, ¿cómo es vuestra dinámica de trabajo?
Pablo: La dinámica de trabajo es gestión tras gestión ya que, por suerte, la cosa está yendo bastante bien y hay mucho que organizar a nivel logístico. A nivel musical aprovechamos intensamente todas las veces que podemos juntarnos en España o en alguna ciudad estratégica. Hacemos concentraciones en las que buscamos avanzar, tocar repertorio, mejorar y perfilar cosas.
David: Por fortuna, en los últimos meses hemos tenido bastantes excusas para encontrarnos y pensar juntos en el mejor concierto. Las excusas han venido solas.
Pablo: Esta época no es la mejor para desplazarnos y encontrarnos pero, dentro de las circunstancias, lo llevamos bastante bien.
Marina: Nuestras concentraciones siempre están muy focalizadas. Por ejemplo, este verano tendremos una residencia artística larga e importante en el ECOS Festival, donde nos quieren mucho, y nosotros a ellos. Allí prepararemos los próximos conciertos.
El pasado mes de marzo obtuvisteis el Premio Especial Festival Bachcelona en el concurso Juventudes Musicales de España de Música Antigua, ¿cómo fue la experiencia?
Luis Manuel: Fue muy bonito encontrarnos de golpe con tanta gente buena, con tantísimo talento. Tanto el jurado como el presidente de Juventudes Musicales coincidieron en valorar que había sido una edición con muchísimo nivel y, de hecho, todos los finalistas estamos incluidos en la Red de Músicas para la próxima temporada. Fue genial encontrarnos con tanta gente joven que hace música antigua, además muchos de ellos también son amigos. La experiencia ha sido muy buena para nosotros, obtuvimos comentarios del jurado que nos han servido para mejorar y seguir trabajando.
¿Queréis seguir presentándoos a concursos de este tipo?
David: En el futuro más cercano estamos más volcados en seguir preparando conciertos, pero no descartamos participar en el futuro en algún concurso más porque, como decía Luis Manuel, la experiencia es buena y, en general, nos lo pasamos bastante bien. Son momentos emocionantes para compartir con un montón de gente que tiene los mismos intereses que nosotros.
Además de la residencia artística en el ECOS Festival, ¿qué otros compromisos tenéis este verano?
David: El día 3 de agosto participaremos en la Quincena Musical de San Sebastián, nos hace muchísima ilusión. A continuación, los días 4 y 5 estaremos en Cantabria, concretamente en Torrelavega y Noja, como parte de la programación del Festival Internacional de Santander, ¡casi no nos lo creemos! En octubre también estaremos en el ciclo Resonancia Íbera de Jaén. Hay otros compromisos que se están cerrando ahora mismo, y otros que vendrán derivados de nuestra participación en la Red de Músicas de Juventudes Musicales.
Pensando en el futuro, ¿cuáles son vuestros objetivos para los próximos cinco años?
David: Mi interés y mi ilusión es seguir jugando con mis compañeros, ya que todos tocan muy bien y me divierto mucho con ellos. Además, me gustaría seguir generando momentos muy especiales, como los de la Basílica del Pi, que son los que realmente me emocionan. En cinco años espero haber vivido muchos más de estos momentos con mis compañeros.
Marc: Me gustaría que nos pudiésemos consolidar para poder llegar a muchos más sitios y a mucha más gente. Es genial la sensación de llegar a un sitio donde habitualmente no hay conciertos de este tipo y poder acercar la música antigua a todo tipo de público. Que la gente salga contenta de estas experiencias es muy gratificante.
Pablo: Soy una persona cortoplacista, vivo muy al día, y me cuesta imaginarme cómo estaré dentro de cinco años. Pero sabiendo que hay una calidad musical grande, porque mis compañeros son magníficos, y una enorme calidad humana, creo que lo que a uno le hace feliz no hay que cambiarlo. En cinco años me veo con Anacronía, aportando cada uno nuestro granito de arena para que esto siga adelante, haciendo muchos proyectos, llegando a la gente y siendo felices con la música.
Marina: Debido a la situación que hemos vivido y seguimos viviendo en cuanto a restricciones, mi proyecto a largo plazo con Anacronía es tener mucha más libertad a la hora de viajar para poder ensayar cuando queramos. Además, en la línea de lo que ha dicho David, me gustaría encontrar momentos emocionantes, de los que se te quedan grabados en la cabeza, y acompañada de estos cuatro músicos.
Luis Manuel: A mí me gustaría que se mantuviera toda esta energía, diversión y trabajo bien hecho. Además, personalmente me gustaría seguir aprendiendo porque, en el relativo poco tiempo que llevamos trabajando, he aprendido mucho de los cuatro, ha sido un placer increíble tocar con ellos, y me ha permitido descubrir muchas cosas a nivel musical. Creo que todos hemos crecido, no solo como grupo, sino a nivel individual. Si de aquí a cinco años seguimos trabajando, disfrutando, aprendiendo y llegando al público, será fantástico.
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