El concierto escrito por el compositor ruso, una de las obras más icónicas de la literatura del instrumento inventado por Adolphe Sax (1814-1894) en 1841, celebra este año su 90 aniversario. Destacan en él su rica textura contrapuntística y su no tan convencional estructura para la época. Pero lo realmente importante es que fue la obra que consiguió asentar al saxofón dentro de los instrumentos de la música clásica.
Por Jaime Augusto Serrano
Glazunov, el heredero del grupo de Los Cinco
La historia musical de Aleksandr Glazunov (1865-1936) está ligada al grupo de Los Cinco desde su inicio. El afamado compositor Nikolái Rimski-Kórsakov (1844-1908) fue su primer maestro, y el fundador del grupo, Mili Alekséievich Balákirev (1836-1910), fue quien descubrió su talento. Ambos compositores dejaron una gran influencia en Glazunov, heredando este la voluntad de recuperar las raíces musicales rusas en su obra.
Al igual que muchos otros compositores de aquella época (y anteriores), Glazunov mostró un talento prematuro para la composición. Estrenó su primera sinfonía en 1882, con tan solo 16 años de edad, aunque ya antes, con 14 años, había estrenado obras menores. Durante su época de adolescencia, el compositor Franz Liszt (1811-1886) se fijó en la obra de Glazunov, mostrando gran admiración ante su joven talento, por lo que decidió divulgar sobre él las mejores palabras por toda Europa. Glazunov devolvería más tarde los elogios a Liszt haciéndolo dedicatario de su Sinfonía núm. 2.
De la mano de su padrino musical y primer maestro, Rimski-Kórsakov, Glazunov vivió algunos de los episodios que más recordamos hoy en día: alrededor de 1889, Glazunov ayudó a su maestro a terminar algunas de las obras del compositor Aleksandr Borodin (1833-1887) que este dejó sin terminar. Estas obras, que sepamos, son: El príncipe Ígor (ópera) y Danzas polovtsianas (fragmento sinfónico de la ópera El príncipe Ígor). Glazunov entró a trabajar como profesor en el Conservatorio de San Petersburgo en el año 1899, siendo Kórsakov director del mismo, pero en el año 1905 renunció a su puesto en solidaridad con su maestro, que había sido expulsado. Un año más tarde consiguió el puesto de director del conservatorio, el cual conservaría hasta 1917. Durante esta época en la que asumió la dirección del Conservatorio de San Petersburgo, Glazunov fue profesor de Dmitri Shostakóvich (1906-1975), convirtiéndose entonces en figura clave de la música rusa del siglo XX como alumno y heredero del grupo de Los Cinco y maestro de la siguiente gran figura de la composición rusa: Shostakóvich.
Años más tarde, en 1928, y con motivo de la celebración del centenario del compositor Franz Schubert, Glazunov viajó hasta la capital de la entonces denominada Primera República de Austria. Tras la celebración de los actos del centenario, el compositor ruso decidió desertar de su delegación y no volver a Rusia. Durante esta última etapa su música abraza un aperturismo estilístico, aunque alejado de la vanguardia de la época, consecuencia de sus viajes por Europa y Estados Unidos. Establece su residencia definitiva, hasta su muerte, en París.
Glazunov nunca destacó por sus innovaciones compositivas, teniendo al compositor alemán Johannes Brahms (1833-1897) como uno de sus ejemplos a seguir. Siempre estuvo más interesado en la estética posromántica y el desarrollo de grandes temas melódicos basados en el folklore y la música tradicional. Es así como es más fácil de entender la obra de Glazunov, desde el prisma de alguien que amaba sus raíces, tanto cultural-nacionales como musicales, y no tanto como alguien que buscó revolucionar el panorama musical de su época.
Glazunov y el saxofón
La relación entre Glazunov y el saxofón está inevitablemente relacionada con la vida del compositor ruso en París. La conocida por muchos como la ‘ciudad del amor’, hizo gala de su apodo, creando poco a poco, mediante pequeños encuentros entre el compositor y el instrumento, una relación de amor que dio como resultado un concierto y un cuarteto que han sido significativos en la historia del instrumento. Esto lo sabemos bien por la correspondencia que Glazunov mantuvo con Shteinberg, Wolfman o Nikolayev, entre otros.
La relación de Glazunov con el saxofón comienza en su contacto con la Banda de la Guardia Republicana de París, donde se encontraba uno de los saxofonistas más reconocidos de la historia, Marcel Mule (1901-2001), quien junto a sus compañeros René Chaliné, Hippolyte Poimboeuf y Georges Chauvet fundaron el cuarteto de saxofones más importante de su época. La dedicatoria de la partitura no deja dudas: ‘To the artists of the Quatuor des Saxophones de la Garde Républicaine’. Glazunov dejó por escrito sus primeras impresiones sobre el saxofón tras escuchar un concierto de esta banda en una carta a Maximilian Oseevich Shteinberg fechada en 21 de marzo de 1932:
‘Tengo la idea de escribir un cuarteto para saxofones. Estos instrumentos tienen una característica sonora especial; en la orquesta consiguen tapar con su sonido a los instrumentos de viento madera tradicionales. Hay muy buenos solistas en la Banda de la Guardia Nacional. El primer movimiento está a punto de ser terminado, tengo una idea para el segundo movimiento, una canzona’.
Una de las grandes preocupaciones del compositor ruso con el saxofón fue si sería capaz de aguantar la duración e intensidad de las composiciones de cuerda. La duración final del cuarteto de saxofones fue de unos treinta y cinco minutos aproximadamente (según palabras del compositor), lo que preocupó a Glazunov tras los comentarios recibidos por los miembros del cuarteto. Se cree que esta es una de las razones principales por las que para el Concierto para saxofón y orquesta planteó una duración de unos catorce minutos, menos de la mitad de la duración del cuarteto. Sobre esto escribía Glazunov en cartas a Shteinberg fechadas el 2 de junio y 9 de diciembre de 1932, respectivamente:
‘Estoy preocupado por que esta composición fatigue a los músicos debido a su duración. Hablé con uno de ellos, y me lo aseguró’.
‘Parece que podré escuchar mi cuarteto la próxima semana. Sigo preocupado por los problemas que puedan ocasionarse a causa de la respiración, porque hay pocos lugares para respirar, y deseo que todo tenga consonancia’.
Junto a Marcel Mule, había otro saxofonista estadounidense, aunque de origen alemán, que sobresalía notablemente en su época: Sigurd Raschèr (1907-2001). Ambos son los dedicatarios de las obras más importantes del repertorio saxofonístico de la época, y fruto del éxito de que un compositor con la fama de Glazunov hubiera escrito una obra para Mule, hizo que Raschèr quisiera ir un paso más allá y encargara un concierto solista para el instrumento. La idea de escribir el concierto para una orquesta solo de cuerda, sin secciones de viento ni percusión, fue inspirada tras una escucha de la obra Pictures at an Exhibition (Músorgski, con orquestación de Ravel) en la que Mule interpretó el solo de Il Vecchio Castello. Así lo relataba el compositor ruso en una carta a Shteinberg fechada en 15 de marzo de 1933:
‘La segunda vez que escuché la orquestación de Ravel la consideré una obra maestra, pero no comparto tu excitación, quizás porque no estoy muy satisfecho del todo con esa música. […] Sobre el solo de saxofón, gracias a ese gran intérprete (toca el primer saxofón en mi cuarteto), me gustó desde la segunda vez que lo escuché. El instrumento, que tiene buen timbre, sobresalía brillantemente por encima del acompañamiento de las cuerdas. […] Las campanas y los cascabeles no funcionan’.
El concierto fue estrenado por el dedicatario, el saxofonista Sigurd Raschèr, el 26 de noviembre de 1934 en la Iglesia de San Nicolás de Nyköping (Suecia), con la Orquesta Sinfónica de Norrköping bajo la dirección de Tord Benner. Tan solo dos meses más tarde, el 20 de enero de 1935, el saxofonista francés Marcel Mule estrenó la obra en Francia con la Orquesta de la Radio Colonial, dirigida por Henri Tomasi.
Sobre la obra
El Concierto para saxofón alto y orquesta de cuerda en Mi bemol mayor, opus 109 de Aleksandr Glazunov es, históricamente, una de las obras más interpretadas en el repertorio del instrumento concebido por el dinantai Adolphe Sax, tanto en las aulas de los conservatorios como en las salas de concierto. Esta es una de esas obras por las que todo intérprete está obligado a pasar si quiere completar sus estudios profesionales y superiores. Una obra acreditada por el paso del tiempo, en la que cada gran intérprete histórico del saxofón ha dejado su granito de arena, incrementando el peso de la obra en el repertorio del saxofón.
Lo primero que llama la atención es su macroestructura, ya que el concierto está compuesto, aparentemente, en un solo movimiento. Esto no es así, pues el concierto, que está compuesto en tres movimientos y una cadencia (I. Allegro moderato, II. Andante sostenuto, Cadenza, III. Allegro), tiene grandes secciones orquestales de transición que tienen como gran función utilitaria el que no haya espacios de silencio entre los movimientos.
La primera parte del concierto, una exposición, comienza con una introducción de la cuerda que presenta el tema con el que el saxofón hace su primera intervención, aunque el instrumento solista interpreta este primer tema ornamentado. Esta primera sección de la obra, que acaba con una nota pedal grave del saxofón, continúa con una transición hacia el segundo tema. Esta sección comienza a marcar una de las tendencias más claras en los motivos musicales del concierto: las frases desarrolladas en tres partes. Esto, además, se apoya en el número de compases que conforman el motivo, también tres. El segundo tema, en Sol menor, trae consigo el primer cambio de tempo de la obra, pasando de un Allegro moderato a un Allegretto scherzando. Este tema B, de nuevo se desarrolla en tres veces, produciendo en la tercera frase del desarrollo una sensación de aceleración debido al cambio de escritura por reducción en el motivo. Este primer movimiento termina tras una sucesión de escalas con motivos cromáticos del saxofón, acompañado de pizzicati en la cuerda, en lo que estructuralmente es la coda del primer movimiento.
El segundo movimiento, que sigue la tradición de tener un tempo más lento que el primero, comienza con un interludio orquestal que vuelve a traer a escena el primer tema del concierto. La principal característica de este segundo movimiento es el uso continuo del tresillo en la melodía del saxofón a partir de la segunda gran frase del movimiento, elemento totalmente contrastante con la figuración binaria del acompañamiento orquestal. De nuevo, el compositor utiliza una parte de transición entre los dos temas principales del movimiento (ambos comienzan con una figuración binaria y van mutando poco a poco hacia una utilización clara del tresillo como elemento principal) que se desarrolla en tres grandes frases. La siguiente sección, de estructura muy similar a la primera de este segundo movimiento alcanza su cénit en un Appassionato que se ha establecido como uno de los momentos más icónicos de la obra, y que enlaza de manera orgánica con una nueva transición que conduce a la Cadenza solista del concierto.
El tercer movimiento, que comienza tras la cadencia, utiliza un motivo fugado desde el saxofón que, pasando por toda la orquesta, nos conduce a numerosos cambios de tempo que rememoran los motivos musicales de los dos primeros movimientos y la cadencia, creando más un movimiento finale que un tercer movimiento al uso. La coda final, frenética, utiliza por primera vez notas del registro sobreagudo del saxofón, petición de Sigurd Raschèr, pionero en el estudio de este registro. Un final virtuoso, que contrasta con un concierto que, en términos generales, huye del virtuosismo técnico del saxofón para centrarse en lo virtuoso del desarrollo de motivos musicales.
Bibliografía de consulta
- Deane, Jesse G. (2011). A comparative study of selected saxophone quartet repertoire from the Mule, Rascher and Apollo Saxophone Quartets between 1928 and 1995. Edith Cowan University.
- Ding, Dalong (2022). Organ music of Alexander Glazunov (Doctoral dissertation). Indiana University).
- Etkin Mariano, Cancián, Germán, Mastropietro, Carlos, & Villanueva, María Cecilia. (1998). Forma y variación en la música del siglo XX. Arte e investigación, año 2, núm. 2. Universidad Nacional de La Plata.
- Leggatt, Jacqueline (1996). Music for a saxophone concerto (Doctoral dissertation). University of British Columbia.
- Martínez Ruz, José María (2010). Estudiamos la música de comienzos del siglo XX. Innovación y experiencias educativas, núm. 28.
- Miele, Peter Lynn (1989). A comparative analysis of three works for saxophone and orchestra. Duquesne University.
- Ríos, Rubén. (2021). Extended Program Notes on a Saxophone Recital. Southern Illinois University Carbondale.
- Sobchenko, Andre. (1997). The Saxophone journal. Sept/Oct 1997. USA.
- Svenningsen, Jessie (2012). Analysis of Tableaux de Provence and Concerto in E-flat Major for Saxophone and String Orchestra. Eastern Illinois University.
Deja una respuesta