La temporada pasada el Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música, organizado por el Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música de la Universidad Autónoma de Madrid, cumplió 50 años, todo un hito de la programación musical de nuestro país. Hablamos con su actual director sobre toda la actividad organizada por el Centro.
Por Susana Castro
En julio de 2021 accediste a la dirección del Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música de la Universidad Autónoma de Madrid. ¿Cuáles son las principales actividades que desarrolláis en el CSIPM-UAM?
La actividad del Centro concierne a la música, en un sentido amplio; no solo a la que me gusta o a la que programamos en nuestro ciclo de conciertos, sino también a la que hacen muchos de nuestros alumnos y compañeros en la Universidad, que no siempre encuentra un modo de desarrollarse. Nuestra aspiración es llegar a todos, y poder ofrecer un cauce para desarrollar esa afición, o esa formación.
Esto incluye tanto la música de tradición histórica como la creación actual, la actividad musical y su enseñanza, e incluso aspectos no tan frecuentes como la musicoterapia. De modo que atendemos a diferentes aspectos de la música en nuestro entorno: el estético, el formativo, el que podríamos llamar performativo (clases de instrumento, combo de jazz, etc.), el asistencial (musicoterapia) y el institucional. Esas serían nuestras líneas de actuación y el camino que hemos ido haciendo.
¿Estáis trabajando en nuevas actividades de cara a próximas temporadas?
Para este mismo semestre tenemos previstos cursos de síntesis de sonido y de producción musical, y una serie de encuentros con protagonistas de músicas que no son las habituales en nuestra tradición académica. Tenemos previsto también un seminario y sesiones de musicoterapia para la comunidad universitaria. En otro orden de cosas, añadimos a nuestra oferta formativa un taller de improvisación musical, ya que hemos detectado una creciente inquietud entre nuestros estudiantes por este tipo de actividad, y tenemos intención de facilitar la práctica musical de grupos de música de estudiantes de la UAM con nuestros equipos e instalaciones. Respecto del ciclo de conciertos, estamos trabajando en conciertos extraordinarios, en espacios singulares y con repertorios también singulares, que aportarán un interés adicional a nuestra programación.
Desde el CSIPM se organiza el Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música, que tiene su temporada estable en el Auditorio Nacional de Música. La pasada temporada cumplió 50 años. ¿Cómo resumirías este medio siglo de actividad?
No es fácil resumir 50 años de actividad, muchos de los cuales solo conocemos por referencias; diría que se trata de uno de los grandes ciclos de música que tenemos en Madrid, y uno de los más antiguos. El profesor Peris Lacasa, buen conocedor del mundo musical y Premio Nacional de Música él mismo, consiguió que el panorama de la interpretación musical de primer nivel en aquellos años se pueda seguir perfectamente en los programas del Ciclo. Además de prestar atención al gran repertorio de los siglos XVIII a XX, en la etapa de la profesora Begoña Lolo se amplió el repertorio tanto hacía el Renacimiento y la Edad Media como hacia la música escénica, de modo que en la actualidad se trata de un ciclo único en nuestra ciudad precisamente por el tipo de programación que ofrece. En ella es posible encontrar música vocal e instrumental, de cámara y sinfónica, de los siglos XVI a XXI, ofrecemos un panorama muy completo de nuestro pasado musical, sin descuidar su valor formativo.
Claramente, se ha pasado de una primera época en la que el Ciclo de conciertos atraía a un público joven y muy numeroso al Teatro Real a una situación en la que, desde 1988, existe cada vez más oferta y más promotores en el Auditorio Nacional, lo que ha propiciado que el Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música haya evolucionado hacia lo que es hoy.
¿Cuáles son las líneas maestras que sigues a la hora de elaborar la programación?
Además de buscar la diversidad que nos caracteriza, tanto en épocas como en géneros y estilos, procuramos presentar repertorios infrecuentes: otras obras, otros autores, otras propuestas, otros formatos de concierto. También procuramos reivindicar nuestra tradición musical autóctona y apoyar a los intérpretes que tenemos cerca; del mismo modo que para nosotros es un orgullo contar con Thomas Zehetmair o Anna Fedorova, creo que prestigia a nuestro ciclo reconocer el buen hacer de Tomás Garrido, Silvia Márquez, Emilio Moreno y tantos otros.
Otra línea maestra al elaborar la programación es atraer nuevos públicos. Así hemos planteado un concierto extraordinario con Santiago Auserón y la Orquesta Reino de Aragón, o nuestro concierto de Navidad: programas diferentes a los que nos caracterizan, que contribuyen a la necesaria renovación del público del Auditorio Nacional. Tampoco es desdeñable que en ambos casos muchas personas visitaran por primera vez este templo de la música gracias a nuestro Ciclo.
Para lo que resta de temporada 2023-24 todavía se ofrecerán cuatro conciertos más del Ciclo, ¿qué se puede encontrar el público en vuestra programación?
Principalmente diría que programas interesantes e infrecuentes. En marzo tenemos una producción propia muy relevante: una zarzuela barroca con música de Sebastián Durón y texto de Antonio de Zamora, Veneno es de amor la envidia. Tendremos una versión escenificada y presentaremos una de nuestras grandes zarzuelas barrocas, que merece ser conocida y ser obra de repertorio.
En abril proponemos Ritmos de moda en la España de los años 30. El principio del jazz en nuestro país estuvo ligado a este repertorio y a agrupaciones como la que presentaremos (once intérpretes). El vocalista, Guillem Roma, es otro descubrimiento: un intérprete que no procede del mundo de la música’clásica», y que lo tiene todo, además de juventud y encanto.
Finalmente, en mayo tendremos nuestra’noche española»: Granados, Turina, Albéniz y Rosa García Ascot serán los autores que presentamos, y en la segunda parte podremos escuchar El amor brujo, de Falla, con Alba Carmona como solista y Ana Vega Toscano al piano. Como se puede ver, ofrecemos programas accesibles; interesantes, aunque su interés sea un tanto diverso; y variados, tanto en épocas como en estilos.
¿Por qué crees que es relevante que desde la universidad pública se organice un Ciclo de estas características?
Por una parte, ofrecemos a la comunidad universitaria un modo de acceder a un aspecto importante de nuestra cultura y con un cariz, además, académico, con actividades vinculadas al Ciclo. Por otra parte, nos permite presentar obras o repertorios que gracias a nuestra investigación desde la Universidad tienen una posibilidad de ser presentados al público. Del mismo modo, también hemos presentado instrumentos infrecuentes u olvidados, como el carnyx, el cornu o el clavecin Roïal. También es un espacio para experimentar e introducir prácticas musicales olvidadas o novedosas; un ejemplo sería la soirée de la temporada pasada, recuperando un ambiente y un modo de hacer música que no es en absoluto el propio del Auditorio Nacional. Finalmente, experimentamos con nuevos formatos, que frecuentemente implican nuevos modos de interpretar determinado repertorio, como hicimos la temporada pasada con el espectáculo centrado en Gian Andrea Doria, o con el dedicado el pasado mes de octubre a Juan del Enzina.
En definitiva, es relevante contar con un Ciclo de estas características, que un promotor privado no asume fácilmente, por varias razones: implica un trabajo importante de investigación y documentación, además de una producción larga y trabajosa que asumimos desde el Centro, y un cierto riesgo al programar obras y autores que no son los más conocidos. Realmente creo que se puede apreciar que se trata de un ciclo auténticamente universitario, y no se me ocurre otro ámbito en el que todo esto pueda ser posible.
¿Qué objetivos te has marcado con el Ciclo para los próximos años?
Nuestro principal objetivo sería seguir planteando conciertos diferentes, bien realizados, con intérpretes solventes y escogidos para cada producción. Eso creo que depende de nosotros, y podemos graduar nuestras fuerzas y posibilidades.
Tengo también deseos, pero que no se han concretado en objetivos. Aquí ya no influye tanto nuestro trabajo como el azar, las fuerzas del mercado, la moda… para las próximas temporadas me gustaría que siga creciendo el numero de estudiantes y miembros de la comunidad universitaria que asisten a nuestros conciertos, y que el Ciclo fuera más conocido y apreciado en Madrid. Me gustaría que aumente el interés por nuestra música, en especial por la que no es frecuente, y eso haga que se programe más en otras instancias y haya más obras’de repertorio»; que el público del Auditorio se renueve y contemos con una mayoría de melómanos jóvenes; que podamos seguir planteando proyectos diferentes y desarrollando nuestra actividad formativa vinculada a los conciertos; que’ir» a un concierto se perciba como algo atractivo, deseable, como una experiencia realmente única. Son muchos deseos, pero con que se cumpla uno ya sería bastante.
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