Félix Ibarrondo: Symphonic Portrait
Orquesta Sinfónica y Coro RTVE
Arturo Tamayo, director
Silboberri Txistu Elkartea
SIGMA Project
Orpheus Classical OR 7535-1039
Como en otras culturas ancestrales, la vasca posee esa combinación del ritual pagano con la religión católica que matiza el dogma y lo hace, desde una mirada estética, mucho más interesante y tendente a extraer universalidad de lo local. Félix Ibarrondo es vasco y católico, con una formación filosófica y teológica que lo alejan de la superficialidad. Symphonic Portrait nos muestra una música con profundas raíces en esa tierra desde una mirada siempre indagadora y contemporánea, muy pegada a la música francesa que, desde Messiaen, ha marcado el hacer de buena parte de la europea. Dos obras encontraremos en este disco, ambas excelentemente dirigidas por Arturo Tamayo al frente de la Orquesta Sinfónica y Coro RTVE.
Zuk zer dezu? es una magnífica obra vocal en dos partes que transita por esa combinación a la que aludimos al principio pero sin bascular hacia lo religioso, aunque sea producto de un encargo franciscano para conmemorar el V Centenario del Santuario de Arantzazu. La segunda obra es Izarbil, que cuenta con la presencia del cuarteto de saxofones SIGMA Project, verdadero impulsor de esta pieza que traza una dialéctica muy especial entre el grupo y la orquesta. En ambas obras se percibe claramente una escritura desbordante y directa. Si habláramos de poesía podríamos decir que es una palabra que elude la metáfora. No hay traslación simbólica, lo que se escucha es, el sonido se hace ser sin pasar por ninguna mediación. Esta idea, que podría verse en parte contradictoria con la religiosidad del compositor, en realidad se produce gracias a la atención que esta música presta a una esencialidad, digamos, primigenia. Más que primitivismo se podría hablar de búsqueda de un núcleo esencial de las cosas, de las estructuras sonoras, una búsqueda de materia profunda que se vuelve intemporal. La música de Ibarrondo, sobre todo su música sinfónica, es abrupta en su forma pero posee una poética del matiz muy acusada que logra a través de la constante modulación plástica del sonido. Podríamos decir que Ibarrondo talla el sonido para conducirlo a algún punto ancestral de la tierra, de su tierra.
Por Sergio Blardony
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