Breves pero eficaces notas al programa, firmadas por Joan Magrané en catalán y castellano (traducidas al inglés, francés y alemán), ilustran este disco del dúo pianístico integrado por Emili Brugalla y Vesko Stambolov, ambos profesores en el Conservatori del Liceu de Barcelona, que nos presenta repertorio para esta configuración instrumental firmada por compositores todos ellos oriundos de Cataluña, por orden de aparición en el disco: Joan Guinjoan (Riudoms, 1931-Barcelona, 2019), Carles Suriñach (Barcelona, 1915-New Haven, 1997), Antonio Soler (Olot, 1729-San Lorenzo de El Escorial, 1783), Robert Gerhard (Valls, 1896-Cambridge, 1970) y Xavier Montsalvatge (Girona, 1912-Barcelona, 2002).
No sé si por la política de subvenciones y/o geográfica que vive el sitio en su conjunto en este momento tan políticamente revuelto que está generando demasiado estupefacción, el título del disco nos viene en un inglés (supuesta lengua franca, como para el imperio romano fuese el latín), Iberian sounds, cuando claramente se puede hablar de Sonidos españoles, más que ibéricos —pues no encontramos referencia al fado ni similar—, presentando tan en primer término, desde la apertura del disco, al flamenco (tan presente también en Cataluña como en otras partes del resto de España) o enfocando la atención al célebre fandango, bien arreglado para la ocasión por Brugalla, de un Soler que, bien sabido es, trabajó para la corte borbónica de buena parte del XVIII.
Creo que la ‘ñ’ de España, ya presente en Suriñach y en Cataluña, no debe asustar ni evitarse cuando se pretende dar a conocer un repertorio que se nutre de parte de una esencia tan rica en matices y particularidades, caleidoscópica, como sugiere el título de la obra que cierra el disco, firmada por el ‘versátil y jocoso’ (en voz de Magrané) Xavier Montsalvatge, considerado him self ‘català pels quatre costas‘, sin dejar de ser español.
El también eficaz pianismo de los intérpretes hace recomendable este disco, de especial interés para los buscadores de repertorio en el dúo pianístico.
Por Antonio Soria
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