Reseña | José de Nebra. Responsorios de Navidad

Albert Recansens con su grupo La Grande Chapelle,sigue con su incansable labor de llevar al disco música española de épocas antiguas. Esta vez le toca el turno al gran compositor José de Nebra y, más en concreto, a sus Responsorios de Navidad. El librillo del disco, a cargo de Eva Sandoval, está muy bien documentado, hasta el punto de constituir un documento musicológico de gran precisión y valor para quienes se adentran en este repertorio.

En estas obras se aprecia un estilo preclásico, que ya se aleja del carácter tan distintivo de Vivaldi o Haendel para adentrarse en un lenguaje nuevo, de estructura más simple y equilibrada, inspirado en la antigüedad clásica. En la orquesta de cuerda destaca la presencia de trompas que, a diferencia de lo ocurrido en el resto de Europa, llegaron a España de forma más tardía.

El grupo coral suena bien cohesionado, formado solo por tres sopranos, dos contratenores, dos tenores y un bajo-barítono, quienes, en algunas obras, asumen también el papel de solistas. La orquesta, de dimensiones considerables por tratarse de Responsorios de Navidad, ofrece un sonido rico y lleno de matices, con un bajo continuo integrado por órgano positivo, además del violonchelo y el contrabajo. Podría haberse incluido un instrumento de cuerda pulsada, como la tiorba o el arpa, para reforzar aún más el bajo continuo, aunque esa elección siempre queda a la plena libertad del intérprete, ya que tales indicaciones no solían figurar en la partitura.

El resultado es una música fluida, con buena dicción del texto, que ahonda en su sentido religioso y en la importancia de la palabra como vehículo del mensaje intrínseco. Se nota que La Grande Chapellelleva trabajando años para alcanzar sus excelentes resultados en afinación, cohesión y entendimiento entre grupo vocal e instrumental, tarea no siempre sencilla.

La mayoría de estas obras son primeras grabaciones mundiales, lo que amplía, cada vez más, el acceso del oyente a partituras que hasta ahora permanecían cubiertas de polvo en las estanterías de escondidas bibliotecas

Por Àngel Villagrasa Pérez