Reseña | Juan Sebastián Elkano

Euskal Barrokensemble toma la vida de Juan Sebastián Elkano, uno de los primeros personajes en dar la vuelta al mundo, como hilo conductor para presentarnos la música de distintas épocas y culturas, un descubrimiento e intercambio que se produjo, mar mediante, entre Al-Ándalus y los pueblos nórdicos, teniendo a Euskal Herria como puerto principal.

Hay músicas de muy diversas procedencias —la pieza de apertura es el Epitafio de Seikilos—, desde las canciones tradicionales castellanas y vascas, Itsasoa laino dago, a las de Malasia, como es el caso de Canción de Sumba, pasando por composiciones de conocidos compositores como Marin Marais y Mateo Flecha.

Es un álbum elaborado y complejo en el que ha intervenido un amplio elenco de cantantes e instrumentistas siguiendo la estela de los discos temáticos de Savall, en los que se toma como marco a un personaje o hecho histórico.

Toda esta sucesión de piezas está amalgamada por la lectura de las cartas que Elkano fue escribiendo a lo largo de sus viajes. Llama la atención el coro de voces blancas, aportando una dimensión más a este trabajo.

Este disco se caracteriza por la profusión de instrumentos y combinaciones, una buena oportunidad para escuchar instrumentos poco habituales como el pandero cuadrado, la txirula o el irrintzi. Varios intérpretes tocan múltiples instrumentos, algunos de ellos nos remiten a los sonidos medievales, otros a los populares y otros, como el violín, la guitarra barroca o la viola da gamba, a sonoridades más frecuentemente escuchadas en los repertorios renacentista y barroco europeos.

Enrike Solinís muestra una gran capacidad como director, llevando adelante un proyecto de tan grandes dimensiones, y como intérprete, tocando diferentes cordófonos con el virtuosismo que le caracteriza.

Este doble compacto viene acompañado de un libro con amplias explicaciones sobre los personajes y las músicas que aquí aparecen, una buena herramienta para poder profundizar en este programa de concierto llevado al soporte discográfico.

Por Enrique Pastor Morales