Por Susana Castro
Hoy sale a la luz su último disco, ‘Veni Vidi Vinci’, dedicado a Leonardo Vinci, el compositor napolitano que influenció a Handel y a muchos otros maestros de la ópera italiana, ¿qué obras podrán encontrar los melómanos en este nuevo álbum?
Este álbum reúne una selección de arias de las óperas serias de Leonardo Vinci. Tuve la suerte de conocer la obra de este compositor hace un tiempo, cuando se hizo la puesta en escena, grabación en CD y en DVD, de L’Artaserse, en la que interpreté el rol de Arsace. Además, también interpreté su ópera Catone in Utica en escena. Conocer su música me hizo interesarme por su estilo y, como para mí fue placentero y exitoso interpretar su música, pensamos con Il Pomo d’Oro en la posibilidad de hacerle un homenaje.
Me interesé en sus óperas serias. Vinci comenzó su actividad compositiva en la escuela napolitana, componiendo óperas cómicas en dialecto. Cuando pasa a la ópera seria realiza colaboraciones con libretistas, pero ya en italiano. Por ejemplo colabora con Metastasio, con el que hizo Catone y L’Artaserse.
Así que la idea era rendirle homenaje y ahondar un poco más en su música para encontrarnos con ese estilo tan particular que podríamos definir como Barroco tardío, un estilo galante o rococó que va yendo hacia Gluck, introduciendo lo que será Mozart más tarde.
En el disco encontramos obras compuestas para castrati pero también algunas arias compuestas para roles femeninos. Se pretende mostrar sus variantes musicales en la composición y buscar arias en diferentes afectos que conjuguen con mi vocalidad. Utilizar esta combinación de roles nos permite también hablar de la practicidad y flexibilidad propias de la época: los compositores trabajaban con los cantantes que tenían a mano, así que a veces los roles femeninos eran interpretados por castrati y los roles masculinos eran interpretados por mujeres.
El disco, publicado con el sello Deutsche Grammophon, incluye siete primeras grabaciones mundiales del compositor napolitano, ¿cómo ha sido el proceso de recuperación de estas obras?
Al igual que en otros álbumes anteriores —como el de Caffarelli o el de Porpora, autores de los que sus obras no están todas editadas, a diferencia de Haendel, por ejemplo—, he tenido la ayuda del musicólogo Roberto Scoccimarro, con el que hicimos una selección de arias. Recibí gran cantidad de manuscritos y, sentado al piano, fui leyendo cada una de esas obras y seleccionando algunas de ellas, tanto por carácter como por la afinidad que pudiera tener el aria con mi vocalidad.
En esa selección, como explicaba antes, la idea fue que el repertorio mostrase diferentes aspectos, aria de guerra, de amor, de drama, etc., todos los famosos affetti del drama barroco. Después hubo que armar las particelle para la orquesta, todo el trabajo partió de los manuscritos encontrados en bibliotecas, algunas situadas en Nápoles.
Como ya lo hiciera en su disco anterior, vuelve a contar con el acompañamiento de Il Pomo d’Oro, bajo la dirección de Zefira Valova. ¿Qué supone para usted trabajar con una agrupación de este nivel y reconocimiento internacional?
Para mí es un honor y un placer musical. Con Il Pomo d’Oro mantengo una colaboración desde hace años, que se remonta a los inicios, tanto de la orquesta como al comienzo de mi carrera discográfica. Nuestro primer álbum fue el dedicado a las arias de Caffarelli; tenemos una colaboración musical y humana que nos reúne cada cierto tiempo para explorar nuevas músicas. Con ellos también grabé Catone in Utica, de Vinci, o el álbum ‘Handel Arias’, y después surgió la idea de hacer este álbum homenaje a Vinci.
Con Zefira Valova, excelente música y violinista, con la que fue un placer crear el álbum de Haendel, obtuvimos aquí esa ‘frescura’ necesaria, ya que, aunque nos estamos enfrentando a un repertorio al cual los músicos estamos acostumbrados, hay muy pocas referencias, se necesita frescura en la interpretación.
El pasado 17 de marzo tuvieron que ser canceladas las representaciones de Aquiles en Esciros de Francesco Corselli en el Teatro Real, donde usted iba a encarnar el rol protagonista. Era un estreno muy especial, ya que se trata de una obra recuperada por el Instituto Complutense de Ciencias Musicales (ICCMU). ¿Cómo describiría su personaje a nivel vocal y escénico?
Sí, efectivamente, debido a la situación generada por la crisis de la COVID-19 las representaciones fueron canceladas, pero sí puedo hablarles del proceso de trabajo que llevábamos. Lo más interesante era recibir una obra de la que no se conoce ni grabación ni representaciones, salvo una realizada en EE. UU., aparte del propio estreno en su época. Fue compuesta para la boda entre la infanta María Teresa Rafaela de España con el delfín Luis de Francia.
Desde el punto de vista musical, la ópera es un híbrido entre tres estilos: el estilo barroco central, el estilo galante, y el rococó, yendo ya hacia lo que será después la música de Gluck o Mozart. Para poder hacer un buen servicio a cada escena hay que entender muy bien el lenguaje musical que se tiene delante.
El libreto de Metastasio es, sobre todo, cómico, no es la típica ópera seria barroca, va más hacia el dramma giocoso que se verá más tarde. También tiene mucho de veneciano, ya que el libreto presenta sus partes dramáticas pero también cómicas, y la lectura no puede escapar a ese condimento de la comedia.
El personaje de Aquiles es jovencísimo, ha sido escondido por su madre después de que el Oráculo predijese que iba a fallecer en guerra. Se lo lleva a la corte de Nicomedes, en la isla de Esciros, donde lo viste de mujer para que pase desapercibido. Al llegar a la isla se enamora de la princesa Deidamia y empiezan a tener relaciones, ya que la princesa sabe que Aquiles no es una doncella. Tienen una historia de amor con muchos momentos simpáticos, ya que deben lograr que no se descubra quién es Aquiles. Así se desarrolla la ópera hasta la llegada de Ulises, que lo viene a buscar para la famosa guerra de Troya.
En cuanto a la cuestión vocal, es un personaje que no está basado en la escritura típica de castrati, sino más bien en la parte física y actoral del rol, con un canto al servicio de la actuación, aunque sí tiene coloraturas y demás. La idea era buscar en estas líneas vocales el carácter del personaje, no tanto el típico castrati de la ópera seria, en el que las arias están compuestas para un lucimiento vocal casi deportivo. Aquí no vemos tanto eso, por supuesto en los Da capo se puede ornamentar y demás, pero vemos más bien un tipo de canto basado en la parte actoral. Hay melodías, un canto sobre la palabra, pero no esa escritura de castrati que sí encontraremos en otras óperas de Vinci posteriormente. De hecho, el rol de Aquiles fue estrenado por una mujer, aquí se puede ver la flexibilidad de la que hablaba antes.
La dirección musical y escénica corre a cargo de Ivor Bolton y Mariam Clément, respectivamente. ¿Es la primera vez que trabaja con ellos? ¿Cómo han funcionado los ensayos?
Era la primera vez que trabajaba con Mariam Clément, pero la segunda con el maestro Ivor Bolton. Ha sido un placer conocer a Mariam y su visión de la ópera. Es una persona volcada en su trabajo y en responder a todas las preguntas que nos sacuden a los intérpretes para la mejor búsqueda del personaje. El maestro Bolton es toda una institución en la música de este estilo. El asunto era ir descubriendo poco a poco de qué iba este estilo híbrido, con resultados muy felices en el proceso de ensayo.
Al ser un estreno en tiempos modernos, ¿nota usted una mayor implicación del equipo técnico y artístico en la producción?
Sí, el trabajo que he visto, tanto de vestuario, de iluminación o escenografía ha sido maravilloso, así que espero que puedan verlo pronto.
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