Reseña | Berlin Harpsichord Concertos

Valiente proyecto el de esta grabación, que incluye cuatro conciertos para clave que representan el esplendor musical de Alemania habido a mediados del siglo XVIII durante el reinado de Federico II. Música inspirada y brillante de una época a caballo del Barroco y el Clasicismo que hará las delicias de un público selecto. El propio clavecinista, Philippe Grisvard, ha querido elegir cuatro autores con sendos conciertos que aun siendo poco conocidos marcan un hito por su musicalidad y por tratarse de primicia discográfica: Christoph Nichelmann, Carl Heinrich Graun, Christoph Schaffrath y Ernst Wilhelm Wolf.

Nichelmann obtuvo el cargo de segundo clavecinista en la corte de Federico II; su concierto es una obra impetuosa cuyo arranque evoca sinfonías de Johann Christoph Friedrich Bach, el Adagio cuenta con modulaciones y giros deliciosos, mientras que el Finale posee un toque italiano con contornos apaisados de lo mejor del Ochocientos. Graun es de un repertorio concertante amplio; la obra se articula como una construcción radiante y briosa de lenguaje similar a Domenico Scarlatti y un sensacional Vivace que recuerda los conciertos para órgano de Haendel. Schaffrath fue un entusiasta de Bach en su etapa juvenil en Dresde; un severo tema inconfundible del norte de Europa abre su concierto, de ricos cambios de carácter hasta llegar a un tercer movimiento robusto. Wolf forjó su estilo a partir de los modelos de Carl Philipp y Graun, y nos sorprende con una obra refinadísima, de secuencias y acabados rítmicos llevados a un Adagio de un dramatismo memorable que se corona en un Allegro di molto expansivo.

Portentoso clavecinista, que saca el máximo partido a una música extraordinaria del repertorio: pulsación impecable, recurso del rubato en frases más expresivas, empleo del registro tenue del clave, cuidado de los silencios en medio de los episodios solistas y un sentido concertante junto a la orquesta digno de admiración. El Ensemble Diderot domina el ritmo y el timbre, algo determinante en las introducciones de cada concierto y en los inteligentes desarrollos de los primeros movimientos, que permiten disfrutar de tonos agudos y graves muy bien contrastados. Su versión de Wolf y Schaffrath es cautivadora.

Por Marco Antonio Molín Ruiz