Otro Barbieri
Sofía Esparza, soprano
Rinaldo Zhok, piano
Odradek Records ODRCD441
Melómano de Oro
En el valioso libreto que acompaña al disco, cuenta el musicólogo Emilio Casares que tres fueron las sendas de la canción española del XIX, ‘una canción con vena nacionalista, castiza y populista’. La primera transita el mundo de las seguidillas-boleras y las tiranas; la segunda comienza en la época fernandina y se aprecia en las primeras colecciones impresas de Gomis y Carnicer, profesor de Barbieri. En esta ‘se detecta el estímulo italiano combinado con la poesía prerromántica en compositores como Rodríguez de Ledesma y Manuel Rücker’. La canción trasciende al mundo del salón. La tercera senda aparece mediado el siglo, y está ‘dominada por el andalucismo y el criollismo’. Soriano Fuertes, Sánchez Allú, Núñez Robles y Barbieri destacan entre los compositores. Con los nuevos géneros (melodía, romanza, españolada), triunfan Iradier y Giró. Barbieri, que recorre con pericia por todos estos senderos, se beneficia del salto de la canción al mundo del espectáculo, al café cantante, y se aprovecha de la demanda de la canción como ‘producto de consumo’ por parte de la oligarquía alfonsina. En este extraordinario disco que recoge, grabadas por primera vez, las canciones de Barbieri, encontramos, alternadas con gusto, canciones cómicas y satíricas con otras románticas y de intimismo nostálgico. Comenzando por estas, destaco Tormento que del alma (1851), seguidilla-bolera, la romanza Adiós al castillo de San Felipe (1856), con la preciosa intervención de la flauta de Unai Casado, y ¡Pobre Almería! (1871), canción andaluza de concierto a beneficio de las víctimas de la primera riada documentada. Entre las cómicas, que son las más, son irresistibles El pescado frito (ca. 1850), la popular tirana Cinco sentidos tenemos (1870), ambas con las castañuelas de Cristina del Barrio; la Seguidilla de ‘La casa de tócame Roque’ (1868) y la Seguidilla del porvenir (1883), brevísima burla de la música wagneriana. Disco extraordinario, por la rareza del repertorio registrado, pero todavía más por la incomparable calidad de la soprano Sofía Esparza (excelsa su voz) y del pianista Rinaldo Zhok.
Por Alejandro Santini Dupeyrón
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