Rachmaninoff. Piano Concertos Nos. 2 & 3
Anna Fedorova, piano
Nordwestdeutsche Philharmonie
Laërcio Diniz & Gerard Oskamp, dirección
Brilliant Classics 97298
★★★★★
Hay que ser valiente para lanzarse a producir un álbum de esta guisa, con repertorio tan manido como los conciertos núm. 2 y 3 de Rajmáninov. Música universal ahora prohibida por el gobierno polaco (lo sé en primera persona porque no me dejaron programarlo en mis próximos recitales en este país). Qué pena que, a estas alturas de la película, de la historia, sigamos con la ‘música prohibida’ que ya padecieron también oficialmente los compositores situados en el lugar inoportuno de las ‘ideologías’ totalitarias de la II Guerra Mundial, por un lado y por otro… Y qué bien que esa valentía, la de hacer este disco con dos monumentos pianísticos/sinfónicos, nos regale un delicioso rato de ensueño que se produce al escucharlo con auriculares.
La pianista, Anna Fedorova, hace gala de una sensibilidad y una frescura que, con inspirada eficacia, es capaz de emocionar en los múltiples cúlmenes emocionales que Rajmáninov provoca con su magistral lenguaje. No hay nada mejor, aunque vaya a gustos, sí diferente, que sublime la capacidad humana de expresar lo inefable a través de la música del mayor nivel. Fedorova lo consigue, con y a pesar de la orquesta y sus conductores, escritos con letra bastante más pequeña bajo la Nordwestdeutsche Philharmonie, Laërcio Diniz (en el Concierto núm. 2) y Gerard Koskamp (Concierto núm. 3), que manejan la batuta con la habilidad que requiere la complejidad agógica que el compositor exige hasta la extenuación.
He escuchado este disco en diferentes ocasiones, sin ser capaz de simplemente oírlo. Su belleza atrapa y cada vez se descubre algún detalle o matiz nuevo. Enhorabuena, por tanto, en mayúsculas, a Anna Fedorova y recomendar este disco para que no falte entre las buenas versiones de este grandísimo repertorio. Porque, en contra de lo que gobiernos y políticos en guerra quieran imponer o prohibir, la música de Rajmáninov es universal y forma parte del patrimonio de la humanidad. Sería un delito no recomendar un trabajo así, casi a la altura de lo que se está haciendo en lamentables situaciones.
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