El pasado 11 de julio se cumplió el centenario del nacimiento del tenor sueco Nicolai Gedda (1925-2017). Su extensa y brillante carrera se inició en Estocolmo en 1952, con la interpretación del papel de Chapelou, en Le postillon de Lonjumeau de Adolphe Adam. Obtuvo un gran éxito, con el que comenzó una meteórica carrera que lo llevaría a debutar, en solo cinco años, en los principales teatros del mundo y que se extendería hasta finales del siglo XX.
Por Diego Manuel García
Gran calidad interpretativa
La voz de Nicolai Gedda era de tenor lírico, con un timbre no excesivamente bello, pero que mostraba una línea de canto muy depurada, gran musicalidad, absoluta facilidad para el canto legato y un alto grado de expresividad. Ofrecía una buena gama de graves, con un centro que fue ensanchando con el paso de los años y, sobre todo, un espectacular registro agudo, con fáciles ascensiones a notas como el Re4, que muy pocos tenores con anchura vocal han podido alcanzar. Me refiero, por ejemplo, a Luciano Pavarotti, Franco Corelli y Alfredo Kraus, cuyas carreras se solaparon con la de Gedda.
Aunque, con el paso del tiempo, fue ensanchando la voz, siempre mantuvo su magnífico registro agudo, lo que le permitió afrontar papeles de gran compromiso vocal, como Arturo Talbot, de I puritani de Bellini; Arnold, de Guillaume Tell de Rossini; Raoul de Nangis, de Les Huguenots de Meyerbeer; y Arrigo, de Les vêpres siciliennes de Verdi. Estas tres últimas óperas fueron cantadas en francés, idioma que dominaba a la perfección.
Además del repertorio francés, realizó brillantes incursiones en los repertorios ruso y alemán. También resultaron magníficas sus interpretaciones de operetas vienesas, así como de óperas mozartianas. Mostró facilidad para afrontar el repertorio italiano, con una gran capacidad técnica que suplía carencias tímbricas.
Nicolai Gedda fue asimismo un magnífico recitalista de canciones alemanas, francesas, rusas, inglesas e incluso españolas. Brilló también en el repertorio barroco, con excelentes interpretaciones de óperas y oratorios.
Una fulgurante carrera
Su padre adoptivo, el ruso afincado en Suecia Mijaíl Ustinov, era muy aficionado al canto. Tenía voz de bajo y solía actuar en ceremonias religiosas en iglesias ortodoxas; fue quien despertó en Gedda la afición por cantar.
Los primeros pasos profesionales del tenor fueron como empleado de banca en Estocolmo. En 1950, un acaudalado cliente de esa entidad bancaria lo escuchó cantar y lo puso en contacto con Carl Martin Öhman, antiguo tenor wagneriano, de quien recibió clases de canto en el Conservatorio de Estocolmo.
Su debut se produjo en 1952, con el personaje de Chapelou, de la ópera francesa Le postillon de Lonjumeau de Adolphe Adam. Era una obra de gran compromiso vocal, en la que Gedda mostró su magnífica línea de canto, su gran musicalidad y un extraordinario registro agudo.
El éxito de aquel debut fue destacado por la prensa y llegó a oídos del magnate de la compañía discográfica EMI, Walter Legge, quien viajó a Estocolmo para escucharlo. Legge quedó entusiasmado y le ofreció un contrato con su sello, que se materializó ese mismo año con una grabación de Boris Godunov de Músorgski, dirigida por el ruso Issay Dobrowen. En ella, Gedda realizó una gran creación del falso Dimitri y demostró su perfecta adecuación idiomática y estilista al repertorio ruso.
Comenzaban así sus numerosas grabaciones discográficas, que lo llevarían a convertirse en uno de los cantantes que más ha grabado en la historia. Legge lo puso en contacto con Herbert von Karajan, quien se convirtió en su mentor y lo dirigió entre 1953 y 1955 en múltiples grabaciones de óperas y operetas.
En 1953 debutó en el Teatro alla Scala de Milán con el papel de Don Ottavio de Don Giovanni de Mozart. Ese mismo año volvió al teatro milanés para participar junto a la gran soprano alemana Elisabeth Schwarzkopf en el estreno mundial de Il trionfo di Afrodite de Carl Orff, ambas ocasiones bajo la dirección de Karajan. En 1953 también se produjo su debut en la Ópera de Roma, nuevamente con el papel de Don Ottavio.
El año 1954 fue fundamental en su carrera. Debutó en la Ópera de Viena con su interpretación de Don José en Carmen de Bizet, cantada en francés, junto a la Carmen de la gran mezzosoprano italiana Giulietta Simionato y la Micaela de la excelente soprano austriaca Hilde Gueden, dirigidos por Karajan. (Existe una grabación en directo, con buen sonido, disponible en YouTube). Ese mismo año se presentó en el londinense Covent Garden, con Rigoletto, y también en la Ópera de París, interpretando en inglés —otro idioma que dominaba— el papel de Huon de Bordeaux, en Oberon de Carl Maria von Weber.
En 1954 y 1955 grabó junto a Maria Callas, respectivamente, Il turco in Italia de Rossini, dirigida por Gianandrea Gavazzeni, y Madama Butterfly de Puccini, bajo la dirección de Karajan.
Sin duda, Nicolai Gedda estaba protagonizando una meteórica carrera que lo llevó a debutar, en noviembre de 1957, en el Teatro Metropolitan de Nueva York, institución con la que mantuvo una intensa relación hasta 1983.
Sus interpretaciones en el Metropolitan
La presencia de Nicolai Gedda en el Metropolitan marcó gran parte de su carrera, a lo largo de veintiséis temporadas y nada menos que trescientas sesenta y siete funciones. Allí interpretó hasta veintiocho papeles. Su debut se produjo con el Faust de Gounod, el rol que más veces cantó en el teatro neoyorquino, con cuarenta y dos representaciones.
Destacan también sus numerosas actuaciones en Manon de Massenet, algunas junto a Victoria de los Ángeles, en 1959, con una grabación en directo editada por el sello MYTO —una verdadera joya—, donde pueden escucharse sus referenciales creaciones de Manon y Des Grieux. En YouTube están disponibles varios fragmentos de esa grabación, entre ellos la extraordinaria versión que Gedda ofrece de su aria del Acto II, ‘En fermant les yeux‘.
Don Ottavio, de Don Giovanni de Mozart, fue otro de los papeles que más interpretó, también en numerosas funciones neoyorquinas, junto a un extraordinario elenco encabezado por el Don Giovanni del bajo Cesare Siepi y las sopranos Lisa Della Casa (Doña Elvira) y Eleonor Steber (Doña Anna). Una de esas funciones, en 1961, fue tomada en directo y está disponible completa en YouTube.
Sobresalen asimismo sus interpretaciones en otras dos óperas mozartianas: el papel de Belmonte en El rapto en el serrallo y el de Tamino en La flauta mágica, donde evidenciaba su afinidad con las obras de Mozart cantadas en alemán, idioma que dominaba perfectamente. Igualmente destacaron sus actuaciones como Elvino en La sonnambula de Bellini, junto a la Amina de la gran soprano Joan Sutherland. Esta ópera puede escucharse completa, en una toma en directo de 1963, disponible en YouTube.
Interpretó además papeles verdianos como el Duque de Mantua de Rigoletto, Alfredo Germont en La traviata y Riccardo en Un ballo in maschera. Su gran creación de Ernesto en Don Pasquale y Nemorino en L’elisir d’amore, ambas de Donizetti, también formaron parte de su repertorio en el Metropolitan. En ese teatro debutó en otro papel del repertorio francés: Roméo, de Roméo et Juliette de Gounod.
Merecen mención sus interpretaciones de óperas rusas como Boris Godunov de Músorgski y Eugene Onegin de Chaikovski, que Gedda solía cantar en ruso en otros escenarios, aunque en el Metropolitan tuvo que hacerlo en inglés.
También brilló en papeles puccinianos como Rodolfo en La bohème y Pinkerton en Madama Butterfly, en ambos casos junto a Renata Tebaldi.
En 1958 participó en el estreno mundial de Vanessa, del compositor estadounidense Samuel Barber.
En noviembre de 1983, veintiséis años después de su debut, se despidió del teatro neoyorquino —donde había cosechado tantos triunfos— con varias funciones de La traviata, junto a la Violetta Valéry de Kiri Te Kanawa, veinte años más joven que él. Ya se había producido un relevo generacional.
Su tardío debut en España tuvo lugar en 1979, en el Liceu de Barcelona, con un accidentado Rigoletto, en el que se le escapó un gallo en el agudo final de ‘La donna è mobile‘.
A partir de mediados de los años ochenta Nicolai Gedda abandonó la actividad operística para dedicarse a los recitales. Su carrera concluyó en 2001 con la interpretación del Emperador Altoum en unas funciones de Turandot de Puccini en Viena.
Exceptuando aquel incidente en Barcelona, la trayectoria de Nicolai Gedda estuvo jalonada de grandes éxitos dentro de un extensísimo y variado repertorio que incluyó más de sesenta óperas.
Grandes creaciones
Hay que destacar las interpretaciones de Nicolai Gedda en una serie de personajes de ópera francesa, donde brilló sobremanera y demostró su absoluto dominio idiomático y estilístico de este repertorio.
En primer lugar, cabe señalar su Fausto, en la ópera homónima de Gounod, la que más veces interpretó a lo largo de su carrera. Su grabación de 1959, junto a Victoria de los Ángeles como Margarita, es auténticamente referencial, bajo la excelente dirección de André Cluytens. La interpretación que Gedda realiza del aria ‘Salut! demeure chaste et pure‘ es extraordinaria, al atacar en piano el Do4 conclusivo y abrir luego el sonido a forte. Igualmente notables son sus dúos con Victoria de los Ángeles.
El caballero Des Grieux, de Manon de Massenet, fue otra de sus grandes creaciones. Ya se ha mencionado su grabación de esta ópera junto a Victoria de los Ángeles. En 1970 realizó una antológica versión en estudio junto a la magnífica Manon de la soprano norteamericana Beverly Sills. Escucharlo en la gran escena de Saint-Sulpice, en el Acto III, es un deleite canoro.
Don José, de Carmen de Bizet, fue otra de sus grandes creaciones, que interpretó en muchas ocasiones. Resulta referencial su grabación de 1959, junto a Victoria de los Ángeles como Carmen, bajo la dirección de Sir Thomas Beecham. Volvió a grabar esta ópera en 1964, junto a la grandísima interpretación de Carmen de Maria Callas, dirigidos por Georges Prêtre. Impresionante todo el dúo final, en las voces de Callas y Gedda, quien muestra mayor anchura vocal que en sus versiones anteriores.
Magnífica también su creación de Werther, en la ópera homónima de Massenet, que puede escucharse en la grabación de 1968, junto a Victoria de los Ángeles como Charlotte, dirigidos por Georges Prêtre. Su interpretación de la famosa aria ‘Pourquoi me réveiller‘ es de manual, al igual que sus dúos con De los Ángeles, compañera ideal de Gedda por la gran compenetración de sus voces.
Debe mencionarse además su interpretación de Hoffmann en Los cuentos de Hoffmann de Offenbach, cuya grabación en estudio de 1964, dirigida por André Cluytens, es especialmente destacada. Igualmente sobresalen sus interpretaciones de los personajes protagonistas en la trilogía operística de Berlioz: Los troyanos, La condenación de Fausto y Benvenuto Cellini.
Dentro del repertorio italiano, destaca especialmente su interpretación de Arturo Talbot en I puritani de Bellini, donde exhibe una impecable línea de canto y un poderoso registro agudo, llegando al Re4 sostenido. Existen varias grabaciones en directo: la primera, en Filadelfia, en 1963, junto a Joan Sutherland como Elvira, bajo la dirección de Richard Bonynge; la segunda, en el Maggio Musicale Fiorentino de 1970, con la Elvira de la soprano holandesa Cristina Deutekom, magníficamente dirigidos por un joven Riccardo Muti. En 1973 realizó una grabación de estudio considerada referencial, junto a la excelente Elvira de Beverly Sills, dirigidos por Julius Rudel.
En el repertorio ruso ya se ha mencionado su primera y magnífica grabación de Boris Godunov de Músorgski, en 1952, a la que habría que añadir su interpretación de Bogdán Sobinin en Una vida por el zar de Glinka, en la grabación de 1957 dirigida por Ígor Markevich. Finalmente, merece destacarse su interpretación de Serguéi, junto a la gran Galina Vishnévskaya como Katerina Ismailova, en la grabación de Lady Macbeth de Mtsensk de Shostakóvich, dirigida en 1978 por Mstislav Rostropóvich. Todas estas grabaciones pueden escucharse íntegras en YouTube.
Nicolai Gedda fue, sin duda, uno de los grandes tenores del siglo XX.





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