A raíz de la polémica surgida en las últimas semanas en torno al largometraje TÁR, de Todd Field, protagonizado por Cate Blanchett, la prolífica directora neoyorkina Marin Alsop ha alzado su voz reclamando una mirada más feminista.
Por Lucía Martín-Maestro Verbo
En su más recientemente estrenada película, la actriz australiana Cate Blanchett da vida a Lydia Tár, una reconocida directora de orquesta, lesbiana y líder de una gran agrupación (la Filarmónica de Berlín). Hasta aquí todo son buenas noticias, ya que presagia un impulso en la visibilidad de las directoras para el público más mainstream, de no ser porque el personaje al que interpreta se ve envuelto en un sonado escándalo: un caso de abuso sexual. A pesar de los reconocimientos que este largometraje ha cosechado hasta la fecha, donde se incluyen un Globo de Oro, un premio en el Festival Internacional de Cine de Venecia, tres galardones em los premios de la National Society of Film Critics, o el premio a mejor película biográfica o musical de los Hollywood Music in Media Awards, el ‘derrotero’ que toma el guion no se ha visto, precisamente, libre de duras críticas dentro del ámbito musical. Y es que, en palabras de Marin Alsop, ‘tener la oportunidad de dar vida a una mujer en esta historia y hacerla una abusadora es devastador’.
¿Por qué han tenido tanta trascendencia estas declaraciones de la directora de orquesta americana? Es sencillo: además de que, en primer lugar, es una película que apela directamente a su ‘gremio’, tiene motivos más que suficientes para sospechar que el personaje que interpreta Blanchett está inspirado en su vida. No vayan a sospechar, pues Alsop no está involucrada en ningún asunto turbio, pero los paralelismos con los aspectos más ‘superficiales’ de la vida directora son más que evidentes.
Hablemos, pues, de la prolífica carrera de la directora neoyorkina, con un especial hincapié en sus primeros años y entenderán por qué el tratamiento que se le da al guion es, cuanto menos, injusto hacia el colectivo de mujeres directoras.
Nacida en 1956 en el seno de una familia muy musical, Marin Alsop es una de las directoras de orquesta más destacadas de la historia reciente, reconocida por su enfoque innovador en las programaciones y en el desarrollo de audiencias, su profundo compromiso con la educación y su defensa de la importancia de la música en el mundo. Siendo su madre violonchelista en la orquesta del New York City Ballet y su padre primer violín de esta agrupación, su devenir era casi natural. Tras probar sin mucho éxito con el piano, comenzó a tocar el violín, instrumento con el que sería aceptada en el programa infantil de Julliard, donde tocaría en la misma orquesta juvenil que Yo-Yo Ma.
Fue tras asistir con su padre a uno de sus famosos conciertos comentados de Leonard Bernstein, Young People’s Concert, cuando comenzó a desarrollar su interés por la dirección. Alsop se quedó impresionada por la capacidad comunicativa del célebre director y decidió que eso es lo que quería hacer. Según cuenta ella misma en algunas entrevistas, cuando le comentó a su profesor de violín que quería ser directora, él le dijo que era imposible por ser una niña. Como reacción, Lamar Alsop le regaló a su hija un juego de batutas fabricado por él mismo y que ella aún sigue utilizando.
En 1971, con 15 años, comienza a estudiar en la Universidad de Yale, con cierto interés por las matemáticas, pero sin ninguna especialidad en concreto. En este periodo tomará contacto con agrupaciones dirigidas por compositores contemporáneos como Steve Reich o Philip Glass, desarrollando así un gusto no solo por la música más actual, sino por los compositores vivos que perdurará toda su carrera.
A su vuelta a Nueva York, comienza sus estudios de violín en Julliard, donde obtiene una licenciatura en 1977 y un máster en 1978. Sin embargo, por más que se esforzó en entrar en el programa de dirección de orquesta de la prestigiosa escuela, nunca lo consiguió. En este momento, empieza a formar parte de grandes agrupaciones como violinista, como la New York Philharmonic Orchestra, American Composers Orchestra o American Symphony, alternando estos trabajos con su participación en comedias musicales y bandas sonoras.
Pero Alsop, que siempre se ha caracterizado por querer ir más allá, decidió crear su propia orquesta de cuerda, aunque consagrada, eso sí, al repertorio rock. Corría el año 1981 cuando conoció a un arreglista llamado Gary Anderson, a quien le propuso escribir música para su agrupación que, por cierto, aun no existía. Tras la respuesta positiva de Anderson, tuvo que reunir con cierta rapidez un ensemble que, sin haberlo planeado, eran todas mujeres, creando así la primera ‘banda de rock de cuerdas’ femenina. Marin admite que no tenían prácticamente ni idea de cómo abordar el repertorio, pero sin duda esta talentosa mujer supo cómo posicionarse a la cabeza del proyecto String Fever, cuya trayectoria alcanzaría los veinte años, y que sería aclamado por su versatilidad, con repertorios que abarcaban el jazz, el swing y el rock. Con esta versatilidad, la agrupación se presentó en los más variados escenarios de Estados Unidos, llegando incluso a grabar dos discos con Billy Joel.
En 1984 funda The Concordia Orchestra, formada al inicio por treinta y cinco músicos, aunque alcanzaría los cincuenta en la década de los 90, y que se presenta como una orquesta que combina la música clásica y el jazz. Tras su primera presentación pública, las críticas no serían muy halagüeñas con la directora, de la que se pondría en duda su talento. Pero esto no frenó a Alsop, quien continuó al frente de la agrupación hasta su última actuación en 2002, y con la que recibiría todo tipo de críticas, buenas y malas, en parte debido a las apuestas arriesgadas que llevaba a cabo con la misma: mezcla de estilos y periodos, incorporación de obras desconocidas, colaboraciones con solistas insólitos, presencia de la música americana y especialmente contemporánea, etc.
La vida artística como directora no fue un camino de rosas para Alsop. Cansada de seguir audicionando sin éxito para el programa de Dirección de Julliard, decide en 1987 presentarse a la escuela de verano de la Boston Symphony Orchestra conocida como Tanglewood y cuyo director de programa era su ídolo, Bernstein, quien la ignoró por completo en esta primera audición. Pero sin dejar que esta negativa pudiera con ella, lo intentó hasta en cinco ocasiones: en 1988 recibió la beca Leonard Bernstein, que volvería a obtener en 1989 junto con el premio Koussevitzky, siendo la primera vez que se otorgaba en diez años. Alsop cuenta que la relación con su maestro no fue siempre sencilla y que él le llegó a decir: ‘no lo entiendo, cuando cierro los ojos, me olvido de que eres una mujer’. A lo que ella respondió: ‘si eso te hace sentir mejor, ¿por qué no cerrarlos?’.
A partir de este momento, las oportunidades se multiplicarían para la joven directora. En 1988 se convierte en la asistente de la Richmond Symphony y en 1989 se presenta al prestigioso concurso Stokowski, donde es finalista pero no gana el premio. No obstante, su buen hacer llamó la atención de la crítica y la prensa, que hablaron maravillas de ella y destacaron su trabajo por delante del ganador. Este mismo año tendría la oportunidad de debutar con la New World Symphony en Miami y de dirigir la orquesta del New York City Ballet, con su padre como solista en el Concierto de Samuel Barber. Además, en el mes de septiembre firmaría un contrato con la Long Island Philharmonic como directora musical que renovaría hasta 1996. En estos momentos su carrera no estaba más que despegando y podríamos caer en el cliché de decir que no se imaginaría lo que le vendría en los años venideros, pero lo cierto es que la ambición y coraje de este talento desmesurado no podían sino presagiar su devenir.
En 1990 dirige por primera vez la New York Philharmonic Orchestra, siendo esta la primera gran orquesta que se pondría en sus manos. Enseguida haría lo propio con la National Symphony, Los Angeles Philharmonic, Philadelphia Orchestra y Boston Symphony Orchestra, donde se convirtió en la primera mujer en subirse al podio. En 1991 fue nombrada directora artística del Festival Cabrillo de Música Contemporánea en Santa Cruz (California) y un año más tarde toma el puesto de directora estable de la Colorado Symphony Orchestra, siendo la primera mujer en ocupar el cargo.
En la segunda mitad de la década de los 90 terminaría por despuntar su carrera. Entre todos los proyectos que desarrollaba, tendría la ocasión de comenzar a dirigir en Europa, donde se pondría al frente de la London Symphony Orchestra en Bruselas, o la Orchestra of the Age of Enlightenment en Londres.
Con el cambio de siglo su carrera alcanza definitivamente la dimensión internacional. En el año 2000 Alsop es nombrada directora invitada principal de la City of London Sinfonia (CLS) y de la Royal Scottish National Orchestra. Al mismo tiempo, y durante estos primeros años, pasan por sus manos orquestas como la Vlaams Radio Orquesta, National Symphony, Minnesota Orchestra o Chicago Symphony Orchestra. En 2002 comienza su andadura con la Bournemouth Symphony Orchestra, con la que irá a los Proms de 2003. Este mismo año será premiada como ‘artista del año’ por la revista Gramophone y será nombrada mejor directora de orquesta por la Royal Philharmonic Society.
Desde aquí todo es historia reciente: en 2005 es nombrada directora titular de la Baltimore Symphony Orchestra, siendo la primera mujer en ocupar la titularidad de una gran orquesta americana. En este mismo año se convierte en la primera y única directora de orquesta en recibir la prestigiosa beca MacArthur, dotada con medio millón de dólares, que invierte en crear un programa de apoyo a jóvenes directoras, el Taki Concordia Conducting Fellowship así como el programa Orchkids, para iniciar a los niños de Baltimore en la música orquestal.
Con más de doscientas grabaciones, un trabajo ininterrumpido con orquestas de todo el mundo, un palmarés de premios apabullante y dos doctorados honoris causa (en Yale y Julliard), se nos queda corto este espacio para seguir detallando el recorrido de sus batallas, pero también de éxitos de esta notabilísima e inspiradora directora que, en la actualidad, ocupa un cargo estable al frente de la Radio Symphonieorchester Wien. Ojalá algún día el cine se interese de forma genuina por este prodigioso personaje.
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