Las nuevas generaciones de músicos españoles ocupan cada vez más puestos relevantes en formaciones internacionales de amplio prestigio, así como con sus propios grupos, que irrumpen en las programaciones nacionales e internacionales. Uno de los ejemplos más relevantes es nuestra protagonista, Marina Cabello del Castillo.
Por Fabiana Sans Arcílagos & Lucía Martín-Maestro Verbo
Nacida en Madrid, Marina Cabello del Castillo es una de las violagambistas más jóvenes y destacadas del panorama nacional. Su amplio conocimiento del instrumento y del repertorio, así como la búsqueda constante para llevarlo a lo más alto, la sitúan dentro de los grandes profesionales del país. Su carrera da comienzo a los 8 años en el Centro Integrado de Música Padre Antonio Soler en San Lorenzo de El Escorial. Nos relata, con verdadera pasión, que este centro ha sido uno de los dos grandes pilares que la han llevado a dedicarse enteramente a este instrumento, donde ha vivido una etapa muy feliz de su vida y que le ha aportado su amor por la música antigua. Marina cuenta que empezó ‘un poco de casualidad en la viola da gamba (…) era la única niña que la tocaba en todo el colegio, desconocía totalmente este instrumento. Durante el primer año tuve de profesor a Leonardo Luckert, quien me hizo conocer y amar a la que sería mi compañera de por vida. Posteriormente mi maestro fue Jordi Comellas, de quien recibí clases durante nueve años’. Pero, más allá de sus maestros, Marina también resalta la importancia del entorno y la motivación que recibió ‘de otros profesores como Laura Puerto, Ramiro Morales o Jordan Fumadó, quienes formaron parte de esa energía y crearon una base sólida que me ha hecho elegir quién soy hoy día’.
Una vez finalizada su etapa en El Escorial, Cabello tenía muy claro que quería profesionalizarse en la gamba, específicamente con Paolo Pandolfo. Para ello, partió hacia la Schola Cantorum Basiliensis, institución que se convertiría en su segundo pilar. En 2016 obtiene su Licenciatura en Viola da Gamba; dos años más tarde, un máster en Pedagogía; y, finalmente en 2020, una segunda maestría en Interpretación Musical. Asimismo, esta joven no cesó —y no cesa— en su deseo de aprender, recibiendo clases magistrales con gambistas como Fahmi Alqhai, Sara Ruiz, Vittorio Ghielmi, Wieland Kuijken, Marianne Müller, Guido Balestracci y Rebeka Rusó.
Como músico, Marina siempre busca ‘la mayor honestidad, tanto histórica como en la creación de una conexión con el oyente’. Sobre esta idea, la violagambista alega que ‘cada músico es diferente, cada persona es capaz de aportar algo distinto. No creo que haya que ser ese tipo de músico que siempre tiene que hacer algo peculiar, sino que nos tenemos que basar en las cosas que ya se conocen y luego, desde esa base, crear algo nuevo, que nos destaque o que contribuya a todo el entorno y a nuestros propios cimientos. Hay que ir primero a la base y, una vez esté segura, ya puedes ir a por lo nuevo. Creo que me sustento en el rigor para hacer cosas “comunes” con el objetivo de hacerlo muy bien, pero me gusta descubrir nuevos repertorios, aunque siempre con el rigor histórico que me caracteriza y que para mí es importante’.
Con este principio, esta joven crea, junto a Pablo Gigosos, BREZZA, conjunto centrado en la música de los siglos XVII y XVIII, y Vivalma Ensemble, formado por Marta Ramírez García-Mina e Inés Moreno Uncilla, quienes tienen como base ‘hacer algo distinto con aquello que ya se tiene’. De esta misma manera, Cabello del Castillo forma parte de otros grupos como L’Arte di Arctus, I Discordanti y Adhara Consort.
En cuanto al planteamiento de su trabajo y al diseño de los programas, sus ideas son muy claras: ‘Que se haya grabado una cosa ya no significa que no se pueda volver a hacer y que no lo puedas hacer de una manera diferente y con rigor. Por ejemplo, si escuchamos las grabaciones históricas del siglo XX, son muy diferentes a lo que se hace ahora, así que creo que no está mal tocar repertorio que ya ha hecho otra gente, aportando algo diferente. Considero que es importante, y es nuestra labor, buscar nuevos repertorios, descubrir nueva música que, muchas veces por falta de interés, no se han grabado o no se han hecho’. En su caso, la concepción de sus programas tiene un hilo conductor muy concreto y que, a pesar de que apoya el hecho de hacer cosas nuevas o recuperar repertorio, no es óptimo introducir una obra ‘en un programa porque sí, como obligación de introducir una recuperación, no le veo sentido. Poner al frente repertorio desconocido es importante, pero siempre dentro de un contexto’.
Cabello cuenta con una amplia actividad concertística, que la ha llevado a ofrecer conciertos en la Quincena Musical de San Sebastián, el Festival Internacional de Santander, Festival Internacional de Arte Sacro, además del Festtage Alte Musik und Freunde Alte Musik en Basilea, el Festival de Musique Baroque d’Ambronay o les Rencontres musicales en Vézelay, entre muchos otros ciclos y festivales. Al hilo de esto, relata que ha tocado en recintos muy especiales, pero que también es interesante ‘sacar algunas veces la música de los espacios “típicos”. Por ejemplo, esa costumbre de hacer toda la música antigua en iglesias es errada, tanto por el repertorio como por el sonido que se produce’.
Comprometida siempre con la divulgación, ella misma se define como una persona abierta a innovar: ‘si puedo acercar la música a sitios inusuales o en otros formatos no convencionales en contextos donde quizá la música no sea el objetivo principal, pero sí una vía para acercarla a personas que no están acostumbradas, no me importa hacerlo’. Reconoce algo que tal vez no todos los intérpretes se atreven a aceptar: ‘la música antigua es algo que no llama la atención de base, especialmente para aquellos que no están ya iniciados en el mundo de la cultura, por lo que nuestra labor es intentar integrarla en eventos para que pueda resultar más llamativa’. Para esto sugiere mayor presencia de contenido que acerque este mundo al público en general, como son las —cada vez más imprescindibles— redes sociales o podcast, formato que ha puesto en marcha con su programa La Trastienda Barroca que realiza con su compañero de BREZZA. Y es que, para ella, ‘los músicos tenemos una labor súper importante que ya no es tanto la captación del público, sino la difusión del género, darlo a conocer’.
Cerramos este diálogo reflexionando sobre la música antigua en España, movimiento que Marina ve con gran auge: ‘creo que está subiendo muchísimo. Yo me muevo a nivel internacional, pero me parece que España es un top-top, es increíble la cantidad de festivales que hay. Veo que el movimiento está creciendo muchísimo, y el interés. Cada vez hay más grupos en mi generación y las opciones que se ofrecen como academias para gente joven, residencias, etc., son cada vez más numerosas. Este apogeo también se aprecia en los conservatorios. Ahora, por ejemplo, hay viola de gamba en cantidad de conservatorios donde antes no había: Valladolid, Zaragoza, León… Por supuesto, también en Madrid y Cataluña… ¡cada vez hay más!’.
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