
In Parasceve
Real Câmara
Officium Ensemble
Enrico Onofri, dirección
Passacaille PAS 1155
Melómano de Oro
Los oficios de tinieblas, los textos y oraciones correspondientes a la liturgia de la Semana Santa constituyen el punto de partida para algunas de las piezas musicales más notorias del repertorio vocal. Se me vienen a la cabeza los Responsorios de Victoria o Gesualdo, las Leçons de ténèbres de Couperin y, ya en el siglo XX, los Sept Répons de Poulenc. El compositor portugués José Joaquim dos Santos abordó a finales del siglo XVIII su versión de estos oficios para una plantilla de coro concertato (en diálogo con solistas) y un particular acompañamiento instrumental que elimina los violines y apuesta en su lugar por instrumentos graves: violas, violonchelos, contrabajo, fagot y órgano. Esta formación distingue la obra de Dos Santos de otras adaptaciones al conferir una sonoridad oscura, misteriosa, a unos textos que hablan precisamente de las tinieblas (Tenebrae factae sunt) y la traición (Jesum tradidit impius). El disco que nos ocupa supone la primera grabación mundial de esta obra, y tenemos la suerte de que se trate de una interpretación minuciosa y expresiva que saca a relucir todo el dramatismo de la obra.
Desde el apartado solista, que cuenta con unos timbres nítidos y que dialogan en perfecta sintonía las unas con las otras, hasta las voces del Officium Ensemble, todos se vuelcan en extraer los recursos narrativos de la partitura para transmitir su carácter sombrío y su rotundidad. Como ejemplo puede citarse la palabra ‘tradidit‘ del primer responsorio, cantado primero por los solistas y luego por el coro, y que pone énfasis en las consonantes para reflejar la intensidad de la palabra; o los glissandi que simbolizan el llanto en el profundo número final, Caligaverunt oculi mei: ‘ved, todos los pueblos, | si hay dolor alguno semejante a mi dolor’.
Además, y bajo la dirección de Enrico Onofri, la Real Câmara arropa las líneas vocales correspondiendo a su expresividad con firmeza y una articulación precisa—como puede observarse en el contundente Tradiderunt me—. Este In parasceve será, sin duda, todo un hallazgo para los amantes de la música vocal.






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