Parisien
Adolfo Gutiérrez Arenas, violonchelo
Josu de Solaun, piano
ARIA classics ARIA021
Melómano de Oro
Una palabra aparece en la pantalla, solo una: Parisien. Mis dedos callosos de violonchelista pulsan la tecla play, sabiendo de antemano —solo con los nombres de los protagonistas— que lo que se esconde detrás de las letras me va a deslumbrar, como siempre lo ha hecho la ciudad de la luz. Y comienza la historia…
Viaja con su violonchelo, arropado con la delicadeza virtuosística de un piano que no pelea, que no lucha, que dialoga. Su tren, el tren de la sonoridad, llega al París de finales del siglo XIX, donde los dos músicos intentan encontrar su espacio entre los decorados y el foso, entre la magnificencia y lo cómico, entre la sensación y el sentimiento. Al inicio, suena una romanza que calla a un público que otorga con su silencio, que siente que aquello que esconde despierta solo con dos instrumentos. La música de cámara, íntima, vuelve a llenar los escenarios.
Dos amigos, cuyos timbres se abrazan, pasean por la orilla nocturna del Sena, tiernamente iluminada, y se encuentran con el pequeño Pierrot, que dice estar enfadado con la luna, aunque, en realidad, lo está con la vida porque se le acaba.
Dos compañeros que homenajean a un emperador empoderado, que escucha desde su tumba la declamación de un violonchelo que se apoya en un piano aterciopelado.
La música se regala, como lo hizo aquel gran compositor que encontró en ella el presente perfecto para la boda de su amigo violinista. Franck e Ysaÿe, de nuevo, dos músicos que se entrelazan para para buscar la emoción vivida.
El disco llega a la doble barra final y aquella palabra que captó mi atención al principio, aparece de nuevo en la pantalla. Después de mi sueño parisino hecho sonido, despierto deseando que no hubiera terminado, pero con el dulce sabor del regalo escondido detrás de la carátula: solo dos nombres, a María y Laura. Dos nombres y una palabra.
Adolfo Gutiérrez Arenas, con su violonchelo, y Josu de Solaun, al piano, son los protagonistas de este elegante viaje de sensaciones, construido con una gran exquisitez interpretativa y un cautivador muestrario de colores.






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