Vulneraria. Works for Cello solo from XXI Century (II)
Juan Aguilera Cerezo, violonchelo
Nîbius NIBI 151
Melómano de Oro
La vulneraria (Anthyllis vulneraria) es una planta perenne de floración primaveral, coloración variable, que posee propiedades curativas, cicatrizantes. A esto hace referencia la partícula latina de su nombre, vulneraria.
Pero Vulneraria es también un viaje a través del tiempo, de las vicisitudes de su propio intérprete (vicisitudes del ser), el violonchelista Juan Aguilera Cerezo. Un viaje que comenzó con Casiopea (Nîbius, 2022) y prosigue ahora su sinuoso y doloroso (pero reconfortante) curso a través de los estados de conciencia del intérprete. Dicho de otra manera: un viaje a través de los momentos en que el violonchelista ha sido íntimamente feliz. Una felicidad que Aguilera hace extensible, primero que a nadie, a los siete compositores, ‘personas valientes’ que escribieron y le dedicaron estas obras (Emmanuel Hieaux, Ashkan Behzadi, Evgeny Irshai, Ng Yuhng, Teemu Heinonen, Yigit Ozatalay, Vache Shararfyan) ofreciéndoles la oportunidad de escucharlas en un instrumento acústico tal y como las imaginaron, al menos una vez. Y felicidad extensible, desde luego, a todo oyente que desee experimentar formas nuevas de comprensión al adentrarse, audaz y atento, en estos portentosos laberintos de pasajes estremecedores, tímbricas insospechadas, complejos y vibrantes entornos de opacidad y luz.
Aguilera insiste en el tiempo de estudio dedicado a cada obra, así como los efectos sonoros buscados. Cito la monumental Suite para chelo solo del francés Hieaux, de 18 movimientos, a la que dedicara alrededor de cincuenta días, tocándola ‘a diario, poco a poco, y descifrando su lenguaje enarmónico y su concepción del tiempo y del espacio, en una escritura que busca en las oquedades más insólitas del instrumento’. O la delicada Sonatina Mar-cello del turco Ozatalay, en la que se cita de manera fugaz el célebre Concierto para oboe del veneciano, en la que invirtiera en torno a diez días de estudio. Unos 130 días de trabajo en total para Vulneraria, ingiriendo cada jornada, antes de comenzar, una pócima de vulneraria ‘a base de pudor y de responsabilidad’, destinada a hacer de cada interpretación la mejor que pueda imaginarse.
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