El ambiente familiar puede llegar a resultar determinante a la hora de abordar unos estudios tan complejos y que requieren tanto esfuerzo como los musicales. Pero más allá de una impresión general, y probablemente subjetiva, no está de más analizar algunos de los apartados que hemos tratado en anteriores artículos atendiendo a si los verdaderos protagonistas, los estudiantes, provienen de una familia con tradición musical o no.
Por Juan Mari Ruiz
Se puede tener la idea de que el mundo de la música tiene un cierto punto de endogamia y que a menudo la mayoría de quienes se inician en él provienen de un ambiente previo relacionado con ella. Pero esta impresión no parece ser del todo cierta, al menos a tenor de los resultados de la encuesta de abril de 2022, porque el número de estudiantes de los dos supuestos que participaron en ella es muy similar: 319 sin tradición musical en la familia y 305 pertenecientes a familias con interés en la misma, ya fuera de manera profesional o amateur, lo que hace un total de 624 encuestados.
La edad de inicio
Un dato interesante como punto de partida podría ser comparar la edad en la que se han iniciado los estudios musicales en ambos casos. En los dos es mayoritaria la edad de 8 años, que es la que en la mayoría de los centros de Enseñanzas Elementales de Música está considerada como la idónea porque de esta manera el alumno puede acceder, tras cursar los cuatro años del Grado Elemental, al Grado Profesional con 12, al mismo tiempo que a la Enseñanza Secundaria, si bien hay escuelas de música que lo organizan en más cursos, lo que entorpece en cierta medida el compaginar los estudios del conservatorio profesional con los del instituto.
Pese a que en ambos grupos la edad de inicio mayoritaria sea similar, cabe destacar las diferentes curvas que describen las gráficas, en las que en la referente a las familias con tradición musical previa podemos observar que un número significativo de alumnos —hasta casi igualar a los de 8— se inicia a los 7, o incluso a los 6 años de edad. Quizá esto sugiera un comienzo temprano en el seno de la propia familia, pero no es un dato objetivo que se pueda extraer de la propia encuesta porque no fue objeto de una pregunta específica.
Las aspiraciones y objetivos de los estudiantes
Además de a qué edad lo hicieron, interesaba saber con qué intenciones se iniciaron en la música. Como se puede observar en las gráficas, la opción mayoritaria entre aquellos que en ese momento cursaban el Grado Elemental que no provenían de un ambiente musical era divertirse y ocupar su tiempo libre, mientras que entre los demás lo era de forma muy señalada la decisión de los padres. No deja de resultar significativo que en ambos casos sean muy pocos los alumnos que desde un principio se proponían continuar en el Grado Profesional tras terminar el Elemental.
En cuanto a los estudiantes de los conservatorios profesionales, la opción más habitual entre los primeros era el ampliar sus conocimientos como aficionados, algo también muy mencionado por los segundos, incluso por encima de la decisión de los padres —que era la mayoritaria en el Grado Elemental—. Pero la mayor diferencia estriba en la última posibilidad, continuar en el Grado Superior, que es con diferencia la más elegida entre los estudiantes pertenecientes a familias con tradición musical mientras queda en tercera posición entre los que no la han tenido.
Respecto al Grado Superior, son bastante similares —pero no idénticos— los datos sobre intenciones iniciales entre los dos grupos, con un 89,74 % de los estudiantes de familias sin tradición familiar que aspiraban a ser músicos profesionales y un 10,26 % que no lo tenían como objetivo, frente a un 93,33 % y un 6,67 %, respectivamente, entre los que provenían de un ambiente familiar ligado a la música.
Era interesante averiguar si una vez comenzados los estudios habían cambiado aquellas intenciones iniciales y si había una mayor o menor intención de continuar después de haber terminado el nivel actual. En las gráficas que acompañan este texto se muestran los valores absolutos, es decir, el número de estudiantes en cada caso, pero es al calcular los porcentajes relativos a cada grupo cuando podemos observar más fácilmente algunas diferencias. Por ejemplo, un 27,5 % de los estudiantes de Grado Elemental con familias de tradición musical familiar había decidido continuar en el Profesional, frente a un 15,62 % de los que no vienen de ese ambiente, un 30 % de aquellas y un 40,63 % de estas aún no lo había decidido y un 42,5 % y 43,75 %, respectivamente, no iba a continuar.
En el Grado Profesional se invierten las proporciones —si bien en ambos casos aumenta la intención manifestada de continuar—, porque solamente un 47,27 % de los estudiantes de familias relacionadas con la música de forma profesional o amateur había decidido continuar en el Superior frente a un 58,14 % de los demás, un 29,09 % de aquellos y un 18,6 % de estos aún no lo sabía, y un respectivo 23,64% y 23,26 % había pensado en no seguir.
En el Superior sigue subiendo la intención de continuar —en este caso con los estudios de máster— y se vuelven a invertir los datos, con un 72,54 % de los primeros y un 61,13 % de los segundos que iba a seguir, un 22,28 % y 31,44 % que no estaba seguro y un 5,18 % y 7,43 % que había decidido que no continuaría.
Los hábitos musicales
En el artículo del mes de abril hablamos de los hábitos musicales de profesores y alumnos y en qué medida escuchaban música y acudían a conciertos. Si desglosamos los datos obtenidos según la tradición musical de las familias y los reflejamos en un gráfico, podemos observar un diseño muy similar en cuanto a la escucha de música en general y asistencia a conciertos, pero con evidentes diferencias cuando se refiere a la música del estilo o del instrumento que se está estudiando.
Valoración de los centros y del estudio personal
Varias preguntas de la encuesta estaban encaminadas a saber la valoración que los estudiantes hacían de su centro y también acerca de su estudio personal. En este sentido, los de Grado Elemental con tradición musical en su familia otorgaban a su conservatorio o escuela un 4,07 sobre 5 y un 4,25 los que no la tenían; los de Grado Profesional un 3,80 y un 3,91, respectivamente; y los del Superior un prácticamente idéntico 3,10 y 3,11.
Al preguntarles por su nivel de estudio personal, tanto en cuanto al tiempo dedicado al mismo como a la calidad de ese trabajo, los alumnos de Grado Elemental de familias de ambiente musical lo calificaron con un 3,45 y los demás con un 3,56; los de Profesional con un respectivo 3,65 y 3,48; y, finalmente, los de Superior con un 3,56 y un 3,59.
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