La Orquesta Clásica de Vigo celebra en 2024 cuarenta años de vida promoviendo la formación e innovación en la música clásica. Es la orquesta más antigua de Galicia y por sus atriles han pasado músicos que ahora destacan en orquestas nacionales e internacionales. Manuel Martínez Álvarez-Nava, su director artístico desde los inicios, mantiene su interés por promover el talento emergente local.
Por Manuel Pacheco
La Orquesta Clásica de Vigo celebra este año su 40.º aniversario. ¿Cuáles fueron sus orígenes y su proceso de consolidación como una institución con nombre propio?
La Orquesta surgió en enero de 1984, al poco de acceder a mi Cátedra de Violín en el Conservatorio de Vigo. Aún no estaba establecida enseñanza orquestal en los conservatorios. Mi iniciativa en aquel momento fue pionera en Galicia y se buscó desde un inicio atraer a instrumentistas que nunca habían tenido una experiencia similar. Estaba formada por cuatro violines primeros, cuatro segundos, dos terceros, un único viola y dos violonchelos. Cuatro años después, la orquesta había crecido, era su cuarta temporada de conciertos, en base a tres programas distintos cada año ya como Orquesta Clásica de Vigo. Poco a poco este proyecto fue creciendo con la evolución que tuvieron los conservatorios en estos años, aumentando la plantilla y abordando cada vez repertorios más complejos y exigentes, centrados en dinamizar los públicos de nuestra ciudad. Es así, con un trabajo centrado en el territorio, como conseguimos que más de 650 instrumentistas de toda Galicia pasasen por nuestra orquesta y que nuestros conciertos cada vez tengan más asistentes.
¿Cuál es el perfil de los músicos que la integran?
La orquesta se compone de tres generaciones que conviven en cada concierto. Una parte importante está formada por jóvenes estudiantes de Enseñanzas Artísticas Superiores de Música o últimos años de Enseñanzas Profesionales de Música. Por otra parte, contamos con profesores de Enseñanza Primaria y Secundaria, de escuelas de música y conservatorios, pero también con médicos, ingenieros, arquitectos, físicos, abogados, fisioterapeutas, etc., que en su etapa de estudiantes se integraron en la orquesta y no han dejado su relación con el colectivo. Personas no solo que viven de la música, sino que, en su caso ‘viven con la música’. Hay también una segunda generación incorporada: hijos de los primeros integrantes, hoy estudiantes de música y, sobre todo, para nosotros es un orgullo ver cómo cada año vuelven a compartir atriles con nosotros artistas que actualmente viven fuera. Se trata de un proyecto integrador que busca compartir la música.
¿Qué líneas de trabajo componen la programación principal de A Clásica?
Desde la orquesta realizamos un trabajo en dos direcciones. En primer lugar, trabajamos para tener siempre una plantilla consolidada y que comparta criterio, algo que puede ser complejo cuando cuentas con relevo generacional. Por otro, trabajamos en el desarrollo de audiencias para que nuestros proyectos encajen entre el público. En nuestra programación defendemos un eclecticismo bien entendido que nos permite explorar repertorios bajo ese paraguas maravilloso que es la música sinfónica y llegar a públicos distintos que acaban siendo una parte fundamental.
¿Qué criterios se siguen a la hora de elaborar el repertorio?
El motor que mueve la elección del repertorio es la curiosidad. Es así como conjugamos obras del repertorio de los grandes autores clásicos con compositores y compositoras muchas veces desconocidos. Artistas de distintas épocas y estilos que trabajamos para que conformen unidad en cada concierto, transmitiendo siempre una lectura nueva sobre obras muchas veces conocidas al ponerlas en relación con otras. De hecho, echando la vista atrás, rara vez repetimos repertorio y hemos contabilizado más de 620 obras distintas interpretadas.
¿Exploráis algún estilo de música más allá de la clásica?
Por supuesto, desde el mundo del tango, música cinematográfica, electroacústica bandas sonoras, música electrónica y nuevas tecnologías, a proyectos con danza y expresión corporal, poesía, etc. Y con variedad de estilos, desde música del Renacimiento hasta músicas de nueva creación. Una programación es una oportunidad para explorar la música, y nos queda mucha por conocer.
¿Qué importancia tiene la formación en la actividad de la orquesta?
Desde los inicios, ha tenido importancia capital. En el Conservatorio vigués, a mi llegada en octubre de 1983, las enseñanzas instrumentales establecidas eran las de piano, violín, guitarra, clarinete, saxofón, trompeta-trombón y gaita gallega. Promoví la primera Cátedra de Viola en Galicia, ya que fui el único titulado superior de viola hasta bien entrada la década de los 90. Impulsamos el estudio de flautistas, oboístas, trompistas, percusionistas, la reconversión de clarinetistas y saxofonistas en fagotistas, pianistas en contrabajistas, etc. Gracias a este proceso, hoy tenemos catedráticos en conservatorios o solistas en orquestas nacionales o extranjeras. La propia enseñanza de orquesta como disciplina no se inició en los conservatorios hasta 1994, por lo que la función de escuela de orquesta ha sido fundamental desde el principio. En 2023 iniciamos un proyecto con la agrupación I Colori dell’Armonia para que instrumentistas de cuerda de la orquesta se formen en la interpretación históricamente informada.
¿Cuál es el papel de A Clásica en eventos como el Festival de Órgano de Vigo 8Pés o el ciclo de conciertos Un camiño ben temperado?
Ambos han surgido y son gestionados desde la propia Orquesta de la mano de su gerente, que entiende que la orquesta tiene que ser, ante todo, un dinamizador cultural. Nuestra esencia es la de interpretar música de orquesta, pero también somos público y tenemos un deber con el tejido cultural de nuestra ciudad. Estos dos ejemplos son propuestas en las que aunamos patrimonio y música para generar una oferta inédita en la zona.
De un lado, trabajamos en la puesta en valor del órgano romántico de la Concatedral de Santa María de Vigo, un instrumento recientemente restaurado y que en este momento es el único en activo de la ciudad. En torno a él organizamos un festival único en Galicia. Organistas de primer orden en el ámbito europeo están comprometiendo su participación en las próximas ediciones. La Orquesta participa cada año con la interpretación de un concierto de órgano solista con orquesta para cerrar la edición y conseguimos llenar la Concatedral con antelación. Es un éxito de público y un lujo poder escuchar a artistas de este nivel.
De otro lado, la actividad de música, principalmente barroca, en el ámbito de la ruta Galaico-Portuguesa del Camino de Santiago se desarrolla principalmente en el emblemático Monasterio de Santa María de Oia, en conciertos y seminarios de interpretación de música antigua, con profesores y solistas de renombre de la península ibérica, que vienen invitados a poner en valor ese maravilloso espacio cultural transfronterizo que conforman Galicia y el norte de Portugal
Estáis comprometidos con involucrar al público en los conciertos e incluir nuevas audiencias. ¿Cómo abordáis estos objetivos?
Este compromiso lo ha habido siempre y es algo fundamental. La función interpretativa de la Orquesta necesita de la comunicación con un público que escuche, que se enriquezca de las sonoridades que se le aportan. Interpretar conciertos para salas medio vacías es algo desolador. Vigo es una ciudad bastante complicada y desde hace siete años iniciamos una estrategia para poder normalizar la asistencia a los conciertos, pues sin público no hay concierto, hay un ensayo muy caro.
Hace años la Orquesta desarrolló importantes ciclos de conciertos didácticos y Conciertos en Familia y hemos realizado propuestas muy diversas que generaban un encuentro único con el público. En cada concierto tenemos el reto de llenar un teatro de 1000 butacas y eso implica la necesidad de que la propuesta sea integradora, que atraiga a públicos muy distintos: los incondicionales de la música clásica y los curiosos que se acercan a este arte por primera vez; jóvenes y mayores, pues este trabajo lo hacemos para todos y todas.
¿Qué tipo de colaboraciones, viajes musicales o intercambios habéis realizado recientemente que os hayan llevado fuera del ámbito de la ciudad de Vigo?
Recientemente hemos interpretado la Misa de la Coronación de Mozart en la Catedral de Santiago de Compostela en una colaboración con el Orfeón Terra A Nosa. También hemos participado en varios festivales como el Sinsal en la Isla de San Simón, el PlayDoc en Tuy, el OUFF en Ourense o el MICE en Santiago de Compostela interpretando la música en directo de la película Canto de Emigración. Este verano vamos a realizar un ciclo de conciertos por el Miño dedicados al gran artista gallego Reveriano Soutullo, con motivo del centenario del estreno de del estreno de La leyenda del beso.
¿Qué proyectos os esperan para los próximos meses?
Llevamos desde el 8 de junio celebrando el 40 aniversario con conciertos muy diversos y ahora en septiembre presentamos la temporada que nos llevará a junio de 2025. Una temporada en la que interpretaremos la banda sonora de Batman en varias ciudades. En noviembre tenemos la IV edición festival 8Pés, el Festival de Órgano de Vigo
En diciembre tenemos un concierto con la Universidade de Vigo y contaremos con Álvaro Lozano en Ourense, violonchelista ganador del Intercentros Melómano en 2022. Como gran noticia, en mayo tendremos la suerte de interpretar la Misa en Do mayor opus 86de Beethoven en la Casa da Música, en Porto, colaborando por primera vez con el Ensemble Vocal Pro Música. En definitiva, ofreceremos una temporada muy diversa y festiva en el Teatro García Barbón de Vigo, un teatro que amamos y donde realizamos la mayoría de los conciertos, para celebrar los 40 años de esta orquesta decana de Galicia.
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